Francisco celebra su 83 cumpleaños aboliendo el secreto pontificio en los casos de pederastia

El secreto pontificio es una disposición, que fue aprobada en 1974, para salvaguardar la confidencialidad de asuntos especialmente delicados para la Iglesia.
Hasta ahora cuando llegaba una denuncia a la Santa Sede por abusos sexuales a menores, el asunto corría el riesgo de quedar oculto bajo la burocracia vaticana. Los tribunales religiosos podían negarse a compartir información con las autoridades judiciales de otros países y las víctimas no tenían acceso a los informes o al seguimiento de su caso. Todo esto estaba amparado por el secreto pontificio. Una práctica que acaba de ser abolida para los casos de pederastia por el papa Francisco.
El secreto pontificio es una disposición, que fue aprobada en 1974, para salvaguardar la confidencialidad de asuntos especialmente delicados para la Iglesia. Y bajo este paraguas, cientos de casos de abusos han quedado empantanados desde hace décadas. En la cumbre sobre pederastia celebrada el pasado febrero en el Vaticano, fue una de las principales reivindicaciones de las víctimas. El papa no lo aplicó en aquel momento, pero prometió que lo estudiaría y ahora ha cumplido su palabra.
El arzobispo de Malta, Charles Scicluna, uno de los principales expertos sobre la materia en el Vaticano, explica en una entrevista en los medios de la Santa Sede que “las víctimas no tenían la oportunidad de conocer la sentencia que siguió a su denuncia” y que había “otras comunicaciones obstaculizadas por el secreto pontificio”, recogido en el Derecho Canónico. Ahora el Vaticano no sólo ofrece transparencia a los denunciantes, sino que se compromete a colaborar con otros Estados.
Esto se suma al compromiso de las distintas Iglesias a acudir a la Justicia ordinaria de su país y a las autoridades religiosas. Tanto las diócesis como los obispos tienen la obligación de denunciar, ya que además el papa ha endurecido el discurso contra la ocultación. Así pues, un supuesto caso de pederastia llegaría a la Congregación de la Doctrina de la Fe -el órgano vaticano encargado de estudiar las denuncias-, que lo pondría en disposición del Tribunal vaticano si aprecia que puede haber delito y éste compartiría información con otros países. Los sistemas judiciales nacionales, mientras tanto, siguen su curso de forma paralela.
El papa justifica su decisión argumentando que “no puede imponerse ningún vínculo de silencio con respecto a los hechos encausados, al denunciante, a la persona que afirma haber sido perjudicada, ni a los testigos". La disposición, que ha sido calificada de “histórica” desde dentro del Vaticano, ha sido incorporada al Código Canónico y tiene carácter inmediato.
Qué más cambia
Además, Francisco ha adoptado otra medida que endurece la persecución contra la pederastia. Hasta este momento estaba penada “la adquisición, posesión o divulgación, con un fin libidinoso, de imágenes pornográficas de menores" de 14 años. Ahora esa edad se incrementa hasta los 18 años. Anteriormente, tanto Francisco como Benedicto XVI habían incrementado las penas por delitos de pederastia e incrementaron el límite para la prescripción de estos crímenes.
Qué sigue igual
Lo que no se toca es el secreto de confesión. Es decir, un sacerdote tiene derecho a no declarar sobre cualquier asunto del que haya sido consciente gracias al acto de confesión de un creyente. Y tampoco tendría la obligación de denunciarlo en este caso.
Mientras, la abolición del secreto pontificio para los casos de pederastia no significa que se vayan a hacer públicos toda la documentación de los casos de abusos sexuales que pasen por los tribunales. Se mantiene, por tanto, el llamado “secreto de oficio”, por lo que las informaciones serán tratadas “de modo que garanticen la seguridad, la integridad y la reserva”, tanto para las víctimas como para los acusados.
Más medidas ejemplarizantes
Coincidiendo con esta reforma, el Vaticano ha anunciado también que acepta la renuncia del nuncio apostólico en Francia, Luigi Ventura, después de que se iniciara contra él una investigación por agresiones sexuales a varios adultos. Durante meses el Vaticano le mantuvo la inmunidad diplomática, hasta que el pasado julio se la retiró para que fuera el caso fuera seguido por la justicia francesa.
Cardenales de la talla del alemán Reinhard Marx, en cuyo país se están dando pasos ambiciosos contra los abusos en la Iglesia, habían pedido en público al papa que hubiera acciones concretas. Francisco ha respondido este martes, coincidiendo con su 83 cumpleaños.