Francisco iba a trabajar a Alemania pero la policía del aeropuerto de Fráncfort levantó un muro incomprensible


En el aeropuerto de Fráncfort, dos ciudadanos españoles se quedaron el pasado domingo sin poder pasar unos controles inéditos en el espacio Schengen ahora justificados para hacer frente a la COVID-19. En teoría, a Alemania se puede viajar por motivo profesional.
La COVID-19 está obligando a los países europeos a tomar medidas impensables hace apenas un mes. Prueba de ello es que hayan reaparecido los controles temporales en las fronteras de los países europeos. En este contexto, y pese a que oficialmente a Alemania se puede viajar por motivo de trabajo, Francisco se quedó sin poder trabajar esta semana en Fráncfort (oeste germano) tal y como tenía previsto.
Francisco tomó un vuelo el domingo desde el aeropuerto de Alicante-Elche con destino Fráncfort siguiendo instrucciones de su empresa, que necesitaba de sus servicios en esa ciudad alemana. Pero este alicantino no se imaginaba lo que le iba a pasar al aterrizar en el aeropuerto de Fráncfort. A saber, que sólo saldría del aeropuerto de vuelta a España.
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Oficialmente, este electricista no debería de haber tenido problemas para viajar a Alemania. El país de Angela Merkel decidió el mes pasado el cierre temporal de sus fronteras terrestres con Francia, Austria, Luxemburgo, Suiza y Dinamarca, pero, según se indica desde el Ministerio del Interior: “el movimiento de bienes y viajes por motivos profesionales o para el ejercicio de una actividad profesional sigue permitido, independientemente de la nacionalidad”.
“Yo había ido ya antes a Fráncfort y no había tenido problemas. Uno bajaba del avión y salía sin problemas del aeropuerto”, cuenta a NIUS Francisco, de cuyo caso informó primero el portal de noticias destinoalemania.com. “Pero con todo esto de las restricciones por el coronavirus, lo que ocurrió es que hacían un control en el que había que poner tu identificación en unas máquinas. Te hacían una foto o no sé lo que era - imagino que median para la temperatura corporal y tal -, pero a mí me pasaron por un pasillo aparte”, agrega este alicantino de 36 años.
Desde el pasillo le acompañaron hasta lo que que él describe con “un mostrador de aduanas”. Allí tuvo que presentar la documentación que llevaba consigo. Esa documentación ya había sido revisada y validada en el aeropuerto de Alicante. Pero en Fráncfort, al parecer, miraron con otros ojos esos documentos.
Es más, se le rechazó la entrada en Alemania porque, según figura en los documentos de las autoridades alemanas emitidos contra Francisco y a los que NIUS ha tenido acceso, su estancia en el país “constituye una seria amenaza a los intereses fundamentales de la sociedad o hace peligrar la salud pública”.
“Yo salí en avión desde Alicante para ir a trabajar a Fráncfort. En Alicante, en el aeropuerto, me pidieron la documentación para saber lo que yo iba a hacer Alemania, y me dejaron pasar. Pero cuando llegué a Fráncfort, como esa era una documentación escrita en castellano, pareció que no les valía”, recuerda Francisco. “Mi empresa llamó y dieron más información, sobre dónde iba a estar, dónde iba a trabajar, pero parece que aquello no fue suficiente”, añade.
'Atrapado' en el aeropuerto de Fráncfort
De poder salir del aeropuerto sin problemas en otras ocasiones, el pasado domingo Francisco quedó 'atrapado' durante horas en los pasillos de la infraestructura aeroportuaria, el aeropuerto de mayor tráfico en el país de la canciller Angela Merkel. No sirvieron las explicaciones de Francisco y su empresa ante las autoridades, que pronto pasaron a ser los agentes de la policía nacional germana. Ésta cuenta con una comisaría en una de las terminales del aeropuerto.
“Se nos hicieron las once y media de la noche. Habíamos llegado a las ocho de la tarde, más o menos. Un compañero de mi empresa estaba fuera, en la zona de llegadas, para recogerme. Al final le dije que no me esperara, porque no sabía cuándo iba a terminar todo aquello”, cuenta Francisco.
Esperando a la decisión de la policía sobre su caso, Francisco conoció a otro ciudadano español que se encontraba en una situación idéntica a la suya. Este otro hombre tenía que firmar un contrato de trabajo con una empresa en Alemania. Pero no pudo. Porque desde la policía les terminaron diciendo a los dos que sólo saldrían del aeropuerto para volver a España.
“En un momento dado, uno de los policías salió de la oficina donde nosotros estábamos esperando y nos comunicó allí que era imposible que pasáramos. Había órdenes 'de arriba'. Que su jefe les había dicho que 'no'”, cuenta Francisco. “Nos dijo que teníamos que elegir un destino de vuelta, entre Barcelona o Madrid. Pero luego nos dijeron de volver únicamente a Madrid”, abunda el electricista.
Regreso obligado a Alicante pasando por Madrid
No se pudieron rechazar los términos en los que las autoridades trataron sus 'casos'. Francisco y el otro trabajador español dijeron que Madrid estaba a 400 kilómetros de sus lugares de residencia. Francisco vive en Elda. El otro afectado vive en Elche. A ninguno de los dos les daba seguridad tener que viajar a la Comunidad Autónoma de España donde hay más infecciones registradas por la COVID-19.
“La policía nos decía que 'lamentablemente' no era su problema, aunque no sé si lo lamentaban de verdad. Nos decían que ese no era su problema, que era nuestro problema”, señala Francisco. También era 'su' problema buscar cómo volver a su casa. Desde Fráncfort, a Francisco y el otro trabajador español se les hizo muy difícil encontrar un medio de transporte que fuera desde Madrid hasta Alicante.
“Se supone que los trenes y los autobuses funcionaban al 50% pero por las aplicaciones de Renfe o Alsa no había forma de comprar un billete”, comenta Francisco. Pese a las dificultades, lograron comprar un billete de tren Madrid-Alicante para el día siguiente que salía a las 21h15 desde la estación de Atocha. Resolver ese problema no suponía aligerar la larga espera que les tocó pasar en la zona de nadie del aeropuerto de Fráncfort.
“La noche la pasamos frente a la oficina de la policía en el aeropuerto, lo único que nos dieron fue un papel que nos autorizaba a estar en el aeropuerto en esa 'zona de nadie' con la regla de que teníamos que volver a la oficina dos veces, a las ocho de la mañana y a las once de la mañana”, señala Francisco. “A las once nos dijeron que esperáramos un poco más, hasta que llegaron dos policías a devolvernos nuestra documentación, porque se habían quedado con nuestro DNI”, abunda.
Su avión de regreso a España salió de la ciudad alemana a las 13:20. Casi doce horas después y previo paso por Madrid, Francisco ya estaba en casa. “Llegué a las doce y media de la noche del martes”, cuenta. Había perdido día y medio de su tiempo y dinero. Porque todos los gastos para regresar a su casa tuvo que pagarlos él sin excepción. “Lo pagamos todo de nuestro bolsillo. Ahora estamos viendo si podemos hacer que Lufthansa nos pague el dinero de todo este viaje de vuelta que hemos hecho”, comenta Francisco ya desde su domicilio.
Situación laboral delicada
Por lo pronto, Francisco mantiene su empleo. Pero describe una situación laboral, cuanto menos, delicada. “Mi jefe está buscando la manera de sobrellevar esto. Lo que se está haciendo es mantener a la gente dada de alta y luego ya recuperar las horas que no vamos a estar haciendo porque estamos parados”, señala Francisco.
Su empresa, que desea mantener el anonimato y quedar al margen, sólo comunica a NIUS su enfado por lo ocurrido con su trabajador en Fráncfort. “La empresa está contrariada”, confirma Francisco. “Además, un trabajador que estuvo trabajando allí se vino de vacaciones y ahora no puede volver a Alemania con los inconvenientes y el gasto que eso conlleva, además de que en estos momentos no dispone de trabajo en España para mí”, abunda el electricista alicantino.
NIUS trató sin éxito de hablar con las autoridades policiales del aeropuerto de Fráncfort y con el Ministerio del Interior alemán. No hay más explicaciones sobre por qué Francisco no puede trabajar en Alemania.