Hasta en Los Verdes alemanes se piensa en usar más la energía nuclear para distanciarse de Putin


Alemania preveía en su transición energética cerrar este año las tres centrales nucleares que aún funcionan en el país. Pero su estrategia, dependiente del gas ruso, queda en entredicho tras la invasión de Rusia a Ucrania.
El ministro de Economía y vicecanciller alemán, el ecologista Robert Habeck, está obligado a plantearse el dejar en funcionamiento más tiempo de lo previsto tres centrales nucleares.
Alemania quiere ser un país neutral desde un punto de vista medioambiental de aquí a 2045 El canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, así lo ha dicho. El problema, sin embargo, es que la invasión de Rusia a Ucrania ha roto los esquemas que Scholz se había hecho con Los Verdes y los liberales del FDP en su Gobierno para alcanzar ese objetivo climático.
Scholz y compañía pensaban antes de que Putin invadiera Ucrania que podían contar con el gas natural ruso como “fuente de energía puente” hasta conseguir una transformación en la que las renovables representaran el 80% de la energía eléctrica que consume el país.
Ahora, sin embargo, el gas ruso, del que Alemania es muy dependiente, se percibe como una fuente de energía que compromete. “Una política energética responsable y con visión de futuro no sólo es crucial para nuestra economía y nuestro clima, sino también para nuestra seguridad”, según las palabras del ya célebre discurso de Scholz en el Bundestag en el que Alemania dio un radical giro en sus políticas de defensa, exteriores y de energía.
El canciller alemán explica este domingo en una sesión extraordinaria del Bundestag los esfuerzos de su Gobierno ante la crisis provocada por el ataque de Vladimir Putin contra Ucrania
— NIUS (@NiusDiario) 27 de febrero de 2022
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Por eso en la Cancillería Federal recordaban este martes que el Gobierno alemán trabaja “para desarrollar alternativas a la energía rusa”. Scholz también ha puesto al ministro de Economía y vicecanciller germano, Robert Habeck, a plantearse una serie de cuestiones que antes, en su partido, sonaban a tabú. A saber, por ejemplo, dejar que sigan funcionando las tres centrales nucleares que aún proporcionan energía eléctrica al país. En esto, la idea de fondo es tener alternativas al gas ruso.
Se supone que esas tres centrales debían cerrar a finales de este año en base al apagón nuclear decidido en tiempos de la canciller Angela Merkel a raíz de la catástrofe de Fukushima, en 2011. Ahora, en política energética, Habeck dice que en el Ejecutivo no hay “tabús a la hora de pensar” salidas a la nueva situación generada por la invasión rusa a Ucrania.
Pensar que las centrales de Landshut (sur), Lingen (noroeste) y Heilbronn (suroeste) puedan seguir funcionando más allá del 31 de diciembre de 2022 supone una “necesaria ruptura de un tabú”, según escribía hace unos días Silke Mertins, editorialista del diario berlinés Die Tageszeitung, cuya línea editorial es cercana al partido de Habeck.
Que Habeck esté valorando la idea de dejar esos reactores funcionando es algo que han visto con buenos ojos las empresas energéticas y responsables políticos de varios estados federados. No en vano, en Los Verdes, Habeck no cuenta con el respaldo de todo su partido a la hora de romper tabúes ideológicos.
“Por motivos de seguridad considero que prolongar el tiempo de actividad de los tres últimos reactores en Alemania no es responsable”, ha dicho al diario Frankfurter Allgemeine Zeitung la ministra alemana de Medioambiente, Steffi Lemke, compañera de partido de Habeck.
En dicho diario, por otro lado, han dado la bienvenida en editoriales a la actitud anti-tabúes de Habeck. Dicen en el diario de Fráncfort (oeste germano) que esa manera de afrontar la crisis energética asociada al desatado belicismo de Vladimir Putin da cuenta de “la urgencia” de la situación.
Windräder und Solarkraft mögen „Freiheitsenergien“ (Christian Lindner) sein. Deutschland aber vom Wetter frei zu machen, das schafft nicht einmal die FDP. Ausgerechnet Habeck bringt deshalb die Atomkraft ins Spiel, kommentiert @altenbockum. https://t.co/61HecPiPl7
— Frankfurter Allgemeine gesamt (@FAZ_NET) 28 de febrero de 2022
Una medida destinada a “ganar tiempo”
Pero en las altas instancias de Los Verdes, el co-presidente, Omid Nouripour, se mostraba este lunes en contra del mantenimiento en actividad de los tres reactores. “No nos lo podemos permitir”, decía a cuenta de la lista de excepciones administrativas que habría que hacer para mantener esas centrales en actividad.
Hubertus Bardt, responsable del Instituto de la Economía alemana (IW), un centro de estudios económicos con sede en Colonia (oeste) germano, dice a NIUS que, en el mejor de los casos, las tres centrales nucleares podrían dejarse funcionando “unos meses” y “sólo para ganar tiempo”.
“Si a finales de este año, sólo hace falta recurrir a la energía nuclear para evitar importar recursos de Rusia, entonces se utilizarán las centrales durante diez meses, hasta el otoño de 2023, llegado el caso”, señala Bardt.
Que contraste el espíritu abierto de Habeck con el de otros de sus compañeros de partido se explica en vista de que “en Alemania la salida de la energía atómica ha sido el tema central de Los Verdes desde siempre”, según Bardt.
Valorar las centrales nucleares, “políticamente inteligente”
“Para Los Verdes, en general, puede ser difícil aceptar que esos reactores funcionen durante más tiempo. Pero si queda claro que eso se hace, no por motivos ideológicos, sino como último recurso durante unos meses, yo creo que será posible ver funcionar más tiempo a esos reactores”, abunda Bardt.
Según dice a NIUS Julian Zuber, responsable del lobby de agenda ambientalista German Zero, “políticamente, lo inteligente es que Habeck diga que valoran la opción de dejar en funcionamiento las centrales”. “Pero Habeck seguramente sepa que, una vez hecho el análisis de la situación, es más barato empujar más a las energías renovables y dedicar millones de euros en otra cosa que no sean las centrales nucleares”, abunda Zuber.
Cierto es que mantener en funcionamiento los reactores de Landshut, Lingen y Heilbronn no estaba ni pensado, ni resultará barato ni, seguramente, resulte extremadamente popular. Sin embargo, ya el pasado otoño, cuando socialdemócratas, ecologistas y liberales forjaran su acuerdo de coalición, había encuestas que señalaban que un 50% de la población era favorable a dejar a esas centrales produciendo energía.
Luchar contra el “hambre de gas” de Alemania
En la oposición, Friedrich Merz, líder de la conservadora Unión Demócrata Cristiana (CDU), ha instado a que Los Verdes que a diferencia de Habeck rechazan de plano el uso de la energía atómica, “reconozcan la realidad”. Ésta, sin embargo, esconde otras malas noticias para los planes de Scholz y compañía.
Porque la coalición semáforo quería dejar para 2030 el uso del carbón como fuente de energía. La guerra en Ucrania, sin embargo, también invita a dejar ese abandono del carbón para más tarde. Todo sea por luchar contra “el hambre de gas” de Alemania, según la expresión utilizada estos días por Habeck.
Cierto es que el Gobierno alemán mantiene su objetivo de ser neutral desde un punto de vista medioambiental de aquí a 2045 y que, para ello, el impulso de las energías renovables es clave. Con todo, Alemania tiene ahora que salir, según señala en su edición de esta semana la revista Der Spiegel, de la “arriesgada vía” que había adoptado y en la que no pararon de ganar peso las importaciones de gas, petróleo y carbón de Rusia.