La oposición húngara se une para tumbar a Orban


El plan de la oposición incluye restablecer las buenas relaciones con la Unión Europea
Los húngaros irán a las urnas en el primer trimestre de 2022. Los sondeos llevan años adelantando victorias por mayoría absoluta del actual primer ministro, el conservador Viktor Orban. En parte por el sistema electoral húngaro, similar al británico. El ganador de cada circunscripción, aunque haya ganado con el 30% de los votos, se lleva el diputado de esa circunscripción. La atomización de la oposición permite a Orban obtener más de dos tercios del Parlamento húngaro con menos del 50% de los votos.
Eso puede terminar el próximo año. Dos partidos socialdemócratas, dos ecologistas y el antiguo ultraderechista Jobbik, que ha dado un giro extremo en los últimos años para adelantar a Orban por la izquierda y asimilarse más a un partido liberal que a uno conservador, anunciaron el domingo un acuerdo para hacer frente a Orban de forma conjunta. El primer ministro lleva 10 años gobernando de forma ininterrumpida.
Un solo candidato
El pacto incluye que la coalición opositora tendrá un solo candidato nacional, un programa de Gobierno común y que su candidato en cada una de las 106 circunscripciones será el del partido que más posibilidades tenga de ganar esa circunscripción. El resto se retirará de la carrera. El candidato a primer ministro del bloque opositor saldrá de unas primarias que se organizarán en la primera mitad del próximo año.
El objetivo es doble: acabar con Orban y dar marcha atrás a las reformas iliberales de los últimos años y restablecer las buenas relaciones con la Unión Europea. Los sondeos dicen que por separado no tienen nada que hacer pero que con una lista única podrían derrotar por un puñado de puntos al Fidesz de Orban.
Reforma constitucional e independencia judicial
El bloque opositor ya acordó un primer texto común, titulado “Garantías para un cambio de era”. En él incluyen una lista de 13 puntos que esperan aplicar si conseguir la victoria en las urnas “para que nadie pueda nunca más dañar el sistema democrático y el Estado de derecho”. Las instituciones europeas llevan años intentando, sin mucho éxito, frenar la deriva iliberal de Orban en asuntos como la independencia de la justicia y de los medios de comunicación.
Los partidos coaligados esperan que su victoria les dé los dos tercios del Parlamento necesarios para reformar la Constitución y eliminar los cambios autoritarios que introdujo en los últimos años el partido de Orban o, como prometen, para directamente escribir otra constitución que presentarían a referéndum.
También prometen que restablecerán la independencia de los medios de comunicación públicos y restaurarán la independencia del poder judicial. En política exterior, se alejarán de Rusia y recuperarán una relación con la Unión Europea que se ha ido enconando poco a poco durante los años de Orban. Entre otras cosas, firmarán la incorporación de Hungría a la nueva Fiscalía europea, de la que Orban dejó fuera a su país.
La coalición tiene un antecedente exitoso. En octubre de 2019 consiguió varias victorias de calado en las municipales, haciéndose con grandes ciudades, entre ellas la capital Budapest. Desde entonces el Gobierno de Orban ha ido limitando los recursos fiscales de los ayuntamientos.
El cambio de Jobbik
Jobbik, partido que integra la coalición opositora, fue hasta hace pocos años uno de los partidos más ultraderechistas de toda Europa, hasta el punto de que en el Parlamento Europeo los dos principales grupos de ultras –el que reúne a los franceses de Le Pen, los italianos de Salvini o los holandeses de Wilders, y el que reúne a los polacos del PIS y los eurodiputados de VOX- no los aceptaron por radicales. Jobbik llegó a tener una milicia armada que fue disuelta por la Justicia húngara.
El partido empezó a girar en 2015. Sus eurodiputados, aunque siguen fuera de los principales grupos, votan normalmente contra los ultras y con las mayorías liberales o conservadoras. En Hungría el partido se ha ido deshaciendo de sus miembros más ultras y centrando su discurso y sus políticas. Le quedan todavía algunos miembros que en el pasado hicieron declaraciones antisemitas. Los más radicales han ido abandonando el partido para formar otro, anclado en la ultraderecha.