La imposible misión de retratar el amor en el mundo


Una exposición en Berlín muestra el proyecto del fotógrafo croata Davor Rostuhar, quien se ha dedicado a retratar por los cinco continentes las formas que adopta el amor en nuestro tiempo.
El amor existe. Todo el mundo que lo ha experimentado sabe que está ahí fuera. Pero el amor es, por definición, un sentimiento. Es un “sentimiento experimentado por una persona hacia otra, que se manifiesta en desear su compañía, alegrase con lo que es bueno para ella y sufrir con lo que es malo”, según escribía en su diccionario la gran María Moliner (Ed. Gredos, 1998).
Ese sentimiento, para el fotógrafo croata Davor Rostuhar, ha supuesto una gran aventura artística. Acompañado de su mujer, Andela, Rostuhar fue a la caza de ese sentimiento para retratarlo.
Un año dedicó a perseguir por los cinco continentes diferentes expresiones del amor. Visitó 30 países e hizo 120 entrevistas y numerosos retratos a personas enamoradas que comparten su vida con una o, llegado el caso, más personas.

El resultado de esta aventura fotográfico-amorosa de Rostuhar puede verse este invierno en Berlín, en el centro de exposiciones dedicado a la fotografía Freiraum für Fotografie o F3. Este centro dedica su espacio desde el pasado mes de diciembre y hasta finales de febrero al trabajo de Rostuhar sobre el amor, que lleva por título Love Around the World o “El amor alrededor del mundo”.
No en ochenta días, sino en 365, Davor y Andela dieron la vuelta al mundo para retratar qué formas adopta el amor en el mundo. Visitaron desiertos, el Amazonas, la India, países islámicos, zonas rurales y urbanas del mundo occidental; fueron de un rincón a otro del planeta. El resultado de ese viaje fotográfico es una sorprendente y colorida muestra llena de exotismo que, al mismo tiempo, acerca a los visitantes a esa raza humana que, aunque también es capaz de odiar, ama. Y ama de muy diferentes formas.
“La complejidad del amor en el Siglo XXI”
Amar nunca fue fácil, pero Davor Rostuhar, que a sus casi cuarenta años ha estado fotografiando hechos sociales y culturales por todo el mundo para prestigiosas publicaciones como National Geographic o Geo, quería mostrar con este proyecto “toda la complejidad del amor en el Siglo XXI”. Love Around the World también es un libro y un documental donde los retratados hablan del tema del amor, pero no sólo eso, sino también de asuntos como las relaciones, el matrimonio, el adulterio, el divorcio o la familia.

Dicen en el espacio berlinés en el que ahora se exhiben sus fotografías que el trabajo de Davor y Andela sobre el amor sirve para ampliar “la visión occidental sobre la vida” gracias a los testimonios de sus retratados. Lo cierto es que esas imágenes recuerdan, entre otras cosas, la vigencia en según que culturas, de la poligamia, donde hombres o mujeres tienen permitido la pluralidad de cónyuges.
Así, por ejemplo, Davor Rostuhar retrató a integrantes del grupo étnico de los matis, en el Amazonas brasileño, donde la poligamia “ha sido la mejor forma de preservar su cultura” ante el descenso de su población, según explica el fotógrafo a cuenta de su proyecto. En los matis, el hombre puede tener varias cónyuges. En el Himalaya de La India, Rostuhar tuvo acceso a matrimonios en los que, al contrario, son las mujeres las que tienen varios maridos.

“No sabemos lo que es el amor”
Pero precisamente en los matis destaca la ausencia del concepto mismo de amor, según revela uno de los retratados por Rostuhar. “Escuchamos al hombre blanco decir siempre 'mi amor, mi amor', pero entre nosotros no existe algo así. No sabemos lo que es el amor. Aquí no hay de eso”, dice Iva, el varón de 57 años habitante del Amazonas con el que habló el fotógrafo croata.
Ahora bien, “cuando estoy con Kana, Tume se enfada, y cuando estoy con Tume, Kana se enfada”, reconoce el representante de los matis fotografiado por Rostuhar. Kana y Tume son las cónyuges de este hombre del Amazonas brasileño.
Uniones como la suya dialogan en la muestra con la de las parejas homosexuales fotografiadas en países como Alemania, Italia o Brasil. Hasta en Irán encontró Rostuhar dos mujeres que mantienen una relación pese a que en ese país del mundo islámico la homosexualidad es delito.

También dramática es la situación de las mujeres del pueblo samburu, en Kenia, que decidieron levantar un poblado sin hombres después de haber sobrevivido a relaciones sentimentales violentas con sus parejas. Judiah, de 24 años, es una de ellas, escapó de donde vivía ayudada por sus vecinos tras saber que su padre acordó casarla con un hombre de 50 años seropositivo al estar infectado del virus del sida.
Pese a contener traumáticas historias, en la muestra berlinesa reconocen que la exhibición de las fotos de Rostuhar pretenden “hacer sentir bien a los visitantes”. Porque, aunque sea imposible retratar aislado al amor, las decenas de fotos expuestas en Berlín son de gente que se quiere. Y tras los clichés hay historias conmovedoras.
Un Yakuza 'curado' por el amor de su pareja
Por ejemplo, la de Jorge y Amalia, dos septuagenarios colombianos. Rostuhar los retrata como les toca vivir ahora la tercera edad. Ella, en plena degradación física y mental por culpa de un tipo de demencia, yace en su cama. Él, sentado, posa a su lado.
En Japón, Rostuhar encontró la historia de un integrante de la organización criminal de los Yakuza al que su amada le dio una más de una oportunidad para convertirse en otro hombre. Él, Hiroyuki, de 63 años, reconoce haber sido un criminal y un maltratador.
“Era una bestia, alguien que no merecía perdón”, según explica a Rostuhar este hombre. Su mujer, Kumja, de 57 años, lo perdonó. “El hecho de que Kumja siempre creyera que yo podía cambiar es lo que me ayudó, al final, a cambiar de verdad y nunca volver al camino malo de la vida”, cuenta. En el documental, también expuesto parcialmente en la muestra berlinesa, Hiroyuki llora cuando confiesa su historia junto a Kumja.
Junto a estas historias, hay otras muchas que recuerdan, entre otras cosas, a cómo se enamoran hoy muchos. Por ejemplo, a través de aplicaciones digitales en sociedades occidentales o, por ir a otro extremo, en uniones convenidas por familias.

Un papel menor en la muestra ocupa otra forma de amor que no ocurre en el ámbito de la pareja, sino en el de la familia. Porque la mirada de Rostuhar, por sobresaliente que resulten sus esfuerzos y fotografías, parece que no pudo concentrarse demasiado en el amor, por ejemplo, de los padres a sus hijos. Y ya lo dice el dicho: “amor de padre y madre; que todo lo demás es aire”.
Esa expresión, según ha explicado el filólogo Jesús Cantera Ortiz de Urbina, sirve para “poner de manifiesto que el amor verdadero y más sincero es el de la madre y el padre a sus hijos”. Si eso es así, y si Rostuhar quiere seguir retratando el amor en el mundo, su trabajo aún se puede ampliar. La vuelta al mundo de Rostuhar no tiene por qué haber terminado.