Tras la llamada de Merkel a Lukashenko, ¿Está Europa en manos del dictador?


Gerald Knaus ha tenido mejores días de trabajo que los de esta semana. Este austriaco es el fundador de la Iniciativa Europea de Estabilidad (ESI, por sus siglas inglesas), un think tank con oficinas en Bruselas, Berlín, Sarajevo y Estambul.
Como experto en movimientos migratorios, su voz es, al menos en Alemania, una de las que hay que escuchar para saber qué está pasando con los flujos de personas que se dirigen hacia Europa. En la crisis migratoria de 2015 y 2016, en la que llegaron a suelo alemán cerca de 1,5 millones de demandantes de asilo, Knaus tuvo la idea de que la Unión Europea alcanzara un acuerdo con la Turquía de Recep Tayyip Erdogan para frenar aquel drama.
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Ahora, sin embargo, Knaus no ha podido dar con la tecla que resuelva lo que se entiende es una operación de “guerra híbrida” de Bielorrusia en la frontera con Polonia. Pese a que ha tenido ideas, éstas no han sido escuchadas como pasó a finales de 2015 y principios de 2016.
“La línea que se está siguiendo ahora consiste ponernos detrás de Polonia, que es algo que va contra de la propia UE y, muy a pesar de que no hemos resuelto el problema humanitario, negociamos con Alexander Lukashenko”, dice Knaus a NIUS. Así se refiere este experto de 51 años al contacto que ha mantenido el dictador bielorruso esta semana con la canciller alemana Angela Merkel.
Según ha trascendido, también en Bruselas reconocen “discusiones técnicas” entre representantes de la UE y el régimen de Lukashenko. Por ejemplo, Josep Borrell, Alto Representante para la Política Exterior de la UE, también ha hablado recientemente con el ministro de Asuntos Exteriores de Lukashenko, Vladimir Makei.
Esos contactos resultan de gran importancia en vista de la escalada de tensión que se ha venido viviendo en la frontera de Polonia con Bielorrusia. El propio Lukashenko llegaba a amenazar con cortar el gas ruso que pasa por el territorio de su país la semana pasada. Tras los contactos, la tensión en la frontera parece rebajarse. Ya hay inmigrantes viajando de vuelta a su país, pero se se estima que aún quedan varios miles en la zona fronteriza.
Según informaba la Cancillería Federal de Alemania, en la conversación telefónica de cincuenta minutos que mantuvo Merkel con Lukashenko el lunes pasado, ambos hablaron de “la difícil situación en la frontera entre Bielorrusia y la Unión Europea, en especial sobre la necesidad de ayuda humanitaria para los refugiados e inmigrantes que allí se encuentran”. Merkel y Lukashenko también acordaron “continuar el diálogo sobre estos temas”.
De hecho, dos días más tarde, ambos volvían a hablar. Así, Merkel subrayaba el pasado miércoles en esa segunda llamada telefónica la necesidad de “proporcionar atención humanitaria y opciones de retorno” a los inmigrantes con el “apoyo de ACNUR y la Organización Internacional para los Migrantes y en cooperación con la Comisión Europea”.
“Todo está en manos de Lukashenko”
Para Knaus, el experto del ESI, “que Merkel haya hablado con Lukashenko significa que todo está en las manos de Lukashenko, dado que la UE ha dicho que no dejamos pasar a nadie y que devolvemos a la gente a Bielorrusia”. Manifiestamente preocupado por los cientos de personas instrumentalizadas por el dictador procedentes, mayormente, de Irak, Siria e Irán, Knaus entiende que la UE ha quedado en una situación de “dependencia”.
“Estamos en una situación en la que nos hemos hecho dependientes de Lukashenko, y está claro que él ha usado cínicamente a gente en la frontera para presionar a la UE”, señala Knaus. A su entender, es indudable que Lukashenko ahora ha conseguido un “éxito”. Al menos, lo que sabemos es que “Lukashenko está presentando esto como un éxito”, abunda el responsable y cofundador del ESI.
Él defiende que hubiera sido mejor “dejar entrar a la gente” que estos días se amontonaba en la frontera. “Así podríamos habernos asegurado ser independientes de Lukashenko, pero para eso habríamos necesitado una estrategia”, lamenta.
Obviamente, no tienen en cuenta en Minsk detalles como el que figuraba en el comunicado de la Cancillería Federal a cuenta de la llamada entre Merkel y Lukashenko. En él, el dictador bielorruso no aparecía “como presidente”, y por tanto como líder legitimado en el poder, sino como “El Señor Lukashenko”.
Bundeskanzlerin #Merkel hat mit Alexander Lukaschenko über die schwierige Situation an der Grenze zwischen Belarus und der Europäischen Union telefoniert. pic.twitter.com/IlYgzmlVa4
— Steffen Seibert (@RegSprecherStS) 15 de noviembre de 2021
“¡La canciller ofende a Europa!”
La UE – ni por supuesto tampoco Alemania – reconoce a Lukashenko como líder del país. Las pasadas elecciones de 2020, en las que Lukashenko se impuso pese a reproches de un fraude que habría evitado la victoria de la oposición, han supuesto un punto de inflexión entre Bielorrusia y sus vecinos occidentales.
En Berlín, de hecho, el diario Die Welt daba cuenta de que aunque Lukashenko “venda su llamada telefónica con Angela Merkel como un éxito”, la UE “ya está dando sus próximos pasos” contra el régimen bielorruso. A saber, una nueva ronda de sanciones contra el país de Lukashenko.
András Rács, investigador sénior en Berlín para el Consejo Alemán de Relaciones Exteriores (DGAP), conviene en afirmar a NIUS que la UE está sacando “los dientes” contra Bielorrusia.
“Imponer sanciones a Bielorrusia es políticamente más sencillo que hacerlo contra Rusia o China. Contra Bielorrusia no hay tanta resistencia. Ahora la UE está a punto de sacar una nueva ronda de sanciones contra el régimen bielorruso, mostrando que tiene herramientas en política exterior que antes no se usaban”, explica Rács.
"¿Vá a pagar Alemania a Lukashenko para calmarle?"
Ahora bien, mientras se demoran esas sanciones, no ha faltado quienes han criticado la iniciativa de Merkel. “¡La canciller ofende a Europa!” exclamaba en titulares el diario Bild, el periódico más leído del Alemania, recogiendo testimonios de diplomáticos indignados por las llamadas telefónicas de la jefa del Gobierno germana a Lukashenko.
Así, Zygimantas Pavilionis, ministro de Asuntos Exteriores de Lituania, otro de los países afectados por la ofensiva de Lukashenko, señalaba a dicho diario que a la canciller se le “había avisado muchas veces de que no llamara, algo que exigía Vladimir Putin, pero no escuchó”. Alude el ministro lituano al presidente ruso, al que se presupone apoyando en mayor o menor medida a la iniciativa desestabilizadora de Lukashenko.
Según Pavilionis, las llamadas de Merkel “entierra los esfuerzos europeos de sobreponerse a la crisis con Bielorrusia”. En Polonia, también ha reaccionado en tono crítico a la iniciativa de Merkel en el Instituto Polaco de Relaciones Internacionales (PISM). Su director, Slawomir Debski, se ha preguntado tras la llamada de Merkel: “¿Y ahora qué pasa? ¿Va a pagar Alemania a Lukashenko para calmarle?”.
What next? Would Germany pay Lukashenka to keep him quiet? Merkel should be reminded that 850 people, members of the opposition has been jailed by dictator. What about them? Shame! https://t.co/5swsWiwOt5
— Sławomir Dębski (@SlawomirDebski) 15 de noviembre de 2021
Pero no todas las preguntas recaen sobre Merkel. Knaus, desde el ESI, se pregunta ahora, por ejemplo, sobre qué hará Lukashenko. “Yo no sé si tiene interés en acabar rápido con esta crisis o si quiere mantenerla”, concluye este experto.