Macron se vuelca en la campaña electoral y lidera las encuestas para la reelección


Los franceses van a las urnas en primera vuelta de presidenciales el próximo 10 de abril
Los franceses van a las urnas en primera vuelta de presidenciales el próximo 10 de abril. En caso de que ningún candidato alcance el 50% de los votos (lo más probable) la segunda vuelta sería el 24 de abril. La campaña electoral empezó oficialmente este lunes pero todos los candidatos llevan en realidad en campaña mucho más tiempo. Desde después del pasado verano se suceden los debates, entrevistas y mítines. Todos menos uno, el presidente.
Los sondeos le son favorables. La media de los últimos da a Macron un 28%, casi 10 puntos por encima del 19% de la ultraderechista Marine Le Pen. Lejos quedan, entre un 15% y un 10%, Zemmour, Mélenchon y Pécresse, cuyas campañas no les han permitido colocarse mejor en los sondeos. A Pécresse, al contrario, la campaña ha ido hundiendo sus posibilidades. Sin sorpresas, la segunda vuelta será una reedición de la de 2017: Macron contra Le Pen.
Emmanuel Macron no oficializó su candidatura hasta el último momento y no ha hecho oficialmente campaña como los demás. No se faja en debates y no organiza mítines. Evita los baños de masas. Macron ha usado el ataque ruso a Ucrania para forjarse una figura de presidente en guerra hasta el punto de dejarse retratar con indumentaria paracaidista (Zelensky y sus camisetas militares marcan tendencia) y no entrar al barro de la campaña electoral.
Este domingo participó en el que se puede considerar como el primer acto de campaña propiamente dicho. Macron viajó a Dijon (una ciudad de tamaño medio, con datos económicos por encima de la media francesa y tradicionalmente votante de izquierdas) donde se dio su primer baño de masas. Bajó del coche oficial en Fontaine d’Ouche, un barrio del extrarradio de Dijon, donde los vecinos se acercaron a hacerse selfies con el presidente. Otros se quejaron por la carestía de la vida y para todos tuvo unas palabras.
Macron parece cómodo en esos momentos en los que el francés de a pie se le acerca, le da la mano o el presidente le agarra del brazo. Sus escoltas parecen menos tranquilos pero el presidente sigue. La mayor parte de las quejas fue por el aumento de los precios pero el presidente no tiene una varita mágica, como no la tiene nadie en Europa: “No tengo la respuesta mágica (les dijo) y el aumento de los precios es una tragedia para las clases medias”.
Lo que Macron tiene, como Sánchez, como Scholz, como Draghi, es dinero para tapar en parte esos agujeros. En Dijon recordó que sin las medidas de su Gobierno (la gran eléctrica francesa, EDF, es pública y el Ejecutivo le fija los precios a los que debe vender la electricidad a las comercializadoras) los franceses estarían pagando la electricidad al doble.
¿La visita del domingo fue una excepción o Macron está en campaña? Sus rivales le acusan de no participar como los demás, de no debatir, de limitarse a usar los medios del Estado para hacerse una campaña a medida. Mientras, él se dedica a hablar día sí y día no con el ruso Vladimir Putin para intentar, por ahora sin éxito, que ponga fin a la guerra.
Los próximos días seguirán siendo los del presidente en guerra sin tiempo para debates y mítines. Macron habló este martes con Putin para obtener permiso para enviar, junto a Turquía y Grecia, una misión humanitaria a la ciudad ucraniana de Mariupol. La idea, esbozada el viernes pasado tras la cumbre europea, es evacuar civiles y llevar alimentos, agua y generadores eléctricos.