Macron entra en la última semana antes de la primera vuelta de las elecciones presidenciales


Le Pen juega a presentarse como la candidata “ni de derechas ni de izquierdas”, la que se preocupa por los de abajo y no por los de arriba
Los franceses van a las urnas el próximo domingo en la primera vuelta de unas presidenciales que tienen el mismo sabor que las de hace cinco años. Si los sondeos no se equivocan (y en Francia no lo suelen hacer en demasía) el actual presidente Emmanuel Macron obtendrá cerca del 30% de los votos.
En segunda posición aparecerá, como hace cinco años, la ultraderechista Marine Le Pen rondando el 20%. Por debajo quedarían el populista de izquierdas Jean-Luc Mélenchon, el trumpiano Eric Zemmour y la conservadora tradicional Válerie Pécresse. Detrás el ecologista Yanik Jadot y la socialista Anne Hidalgo.
La diferencia con 2017 estará sobre todo en la segunda vuelta. La “desdiabolización” (el término que usa la prensa francesa) de Le Pen la ha ido acercando a Macron al abandonar promesas de antaño como sacar a Francia de la Unión Europea o de la OTAN. Le Pen juega a presentarse como la candidata “ni de derechas ni de izquierdas”, la que se preocupa por los de abajo y no por los de arriba, frente a un presidente al que la ultraderecha y parte de la izquierda trata de “presidente de los ricos”.
Le Pen no abandona sus temas clásicos (como su crítica absoluta a cualquier tipo de inmigración) pero los va dejando un poco de lado para centrarse más en temas económicos.
Esa diferencia hace que, según los sondeos, la ventaja de Macron en la segunda vuelta, a celebrar el domingo 24 de abril, no vaya a ser como en 2017 de más de 20 puntos sino de unos 5 puntos. Macron sabe que tiene a Le Pen cerca y este fin de semana hizo su gran mitin de campaña en el Défense Arena, donde reunió a más de 30.000 personas entre banderas francesas y europeas.
Nous sommes là. #MacronArena pic.twitter.com/HJ6osb8Z9H
— Emmanuel Macron avec vous (@avecvous) April 2, 2022
El presidente, que se convirtió en un “presidente en guerra” desde el ataque ruso a Ucrania, centrándose en temas internacionales para no mancharse con asuntos nacionales como la inflación o los problemas del parque nuclear francés (la mitad de los reactores están detenidos, muchos por riesgos de seguridad), dijo el sábado que quiere unir “una fuerza tranquila frente a quienes intentan sembrar el veneno de la división, de la fragmentación”.
Macron señala así directamente a la ultraderecha como el enemigo a batir y empieza los guiños al electorado de izquierdas. Ese de “la fuerza tranquila” fue el que usó François Mitterrand en su victoriosa campaña de 1981. Macron, que rasca votos al centro-izquierda y al centro-derecha, se presenta como lo hicieron los presidentes que para la memoria de los franceses quedan ya en el misticismo, Mitterrand o De Gaulle.
Habla como ellos de la unión de los franceses frente a los “clanes, bandas, facciones”. Vuelve a los mensajes de la Francia “universal, fraternal, laica” contra la “teorías nauseabundas”. Se refiere así a la teoría difundida por Le Pen o Zemmour (en España por VOX) del “gran reemplazo”.
Aseguran quienes defienden esa teoría que la Unión Europea, ayudada por personas como el filántropo y financiero George Soros y la Agenda 2030 de Naciones Unidas lo que busca es reemplazar a la población europea actual por población emigrada desde países musulmanes.
Le Pen es la misma que en 2017 pero se vende otra forma
La mujer irascible y enfadada de 2017 ha dado paso a una que quiere mostrar serenidad y tranquilidad. Los puntos más agresivos de su programa nunca los airea y se sabe mejor los temas, no será pieza tan fácil en un debate de segunda vuelta como lo fue en 2017, cuando Macron la despedazó.
El presidente intenta ya recordar a los franceses el programa y el pasado de Le Pen, sobre todo su xenofobia y su anti-gaullismo. Macron recuerda que Le Pen ya no dice que quiere sacar a Francia del euro, pero sus políticas, de llevarlas a cabo, harían incompatible que Francia siguiera con la moneda común europea. El entorno de Macron llama al programa de Le Pen el del “Frexit escondido”, en referencia al Brexit británico.
Macron da la batalla ideológica pero también defiende su gestión económica
El presidente mantiene promesas como la de una reforma de las pensiones (aplazada desde 2019) que llevaría la edad de jubilación de vuelta a los 65 años (actualmente en Francia es a los 62), pero empieza a hablar a los oídos del votante de centro-izquierda, al que necesitará movilizar en la segunda vuelta para derrotar a Le Pen como hizo en 2017.
El presidente recordó el sábado las medidas económicas tomadas desde la pandemia y sobre todo en los últimos meses. Los franceses verán este año aumentar el precio de la luz un máximo de un 4% porque a pesar de que en el mercado mayorista está subiendo incluso más que en España el Estado obliga a la pública EDF a contener los precios. El desfase se asume como deuda pública. Macron además se quedará a las puertas de cumplir su promesa de reducción del desempleo. En abril de 2017 prometió reducirlo del 9,5% al 7%. En marzo iba por el 7,4% y bajando.