McKinsey, el mayor escándalo de la era Macron a días de las presidenciales


Macron dijo que “ningún contrato se ha aprobado sin que se respetara un concurso público
¿Debe una Administración como la francesa contratar a consultores privados externos para realizar informes sobre sus políticas? El presidente Emmanuel Macron considera que sí. Toda la oposición lo ve como un escándalo. El recurso a las consultoras externas arrancó en la política europea en los años 80 de la mano de la británica Margaret Thatcher. Para “la dama de hierro” tenía toda la lógica porque aseguraba que “el Gobierno no es la solución a los problemas, el Gobierno es el problema”. Thatcher buscaba trasladar a la gestión pública los métodos del mundo privado.
Esa privatización de parte de las labores de la Administración pública no caló con la misma fuerza en el resto de Europa y menos en una Francia estatista. Hasta que llegó Nicolas Sarkozy. Su quinquenato fue el primero que usó a las consultoras externas, aunque en casos contados. Algo similar hizo el socialista François Hollande durante sus cinco años de mandato. Con Macron todo cambió.
El Elíseo y los ministerios franceses dispararon el uso de esas consultoras hasta más que doblar los fondos usados para pagarles sus informes, que sólo en 2021 gastó en ellas más de 1.000 millones de euros, según un informe del Senado francés y un libro de reciente aparición firmado por dos periodistas de ‘L’Obs’ (Mattieu Aron y Caroline Michel-Aguirre) y titulado ‘Los infiltrados’.
El informe del Senado, redactado a cuatro manos por un senador conservador y otro comunista, tacha la posición de esas consultoras en la Administración francesa de “tentacular”.
El problema se agrava porque el uso de consultoras externas se centra principalmente en la estadounidense McKinsey y porque esta, revela el libro de Aron y Michel-Aguirre, no ha pagado ni un euro de impuestos en Francia en los últimos 10 años. Y porque empleados de McKinsey trabajaron para Macron durante su anterior campaña electoral.
El asunto es serio y a 10 días de la primera vuelta de las presidenciales preocupa en el entorno del presidente. Macron tuvo que tratarlo el domingo pasado durante una entrevista en el canal público France 3. Sin negar que en sus cinco años de gobierno se disparó el uso de esas consultoras externas, el presidente defendió su legalidad, sobre todo porque la oposición apunta a amaños de contratos a favor de McKinsey. Macron dijo que “ningún contrato se ha aprobado sin que se respetara un concurso público. Quien tenga pruebas de manipulación que lleve el contrato a la Justicia penal”.
La acusación de beneficiar a consultoras privadas –que además maniobran a través de estructuras offshore para no pagar impuestos- hace más daño a Macron que a cualquier otro jefe de Estado o de Gobierno en Europa porque al francés se le acusa de ser “el presidente de los ricos” por su pasado en la Banca Rothschild.
La oposición critica sobre todo que se haya hecho uso de consultoras privadas para asuntos de Estado de vital importancia en los últimos años como la estrategia de vacunación, la reforma de las pensiones o la reforma de la formación de los enseñantes.
La candidata conservadora Valérie Pécresse pidió “que se haga toda la luz sobre las relaciones entre Macron y McKinsey” y que actúe la Fiscalía Nacional Financiera, un cuerpo especial dedicado principalmente casos de corrupción.
"Le sujet qui choque, c'est de voir que #McKinsey n'a pas payé ses impôts en France depuis 10 ans."💬 @vpecresse #McKinseyGate #Pecresse2022 ⤵️pic.twitter.com/x6PQlvI1am
— Avec Valérie (@avecValerie) 31 de marzo de 2022
Varios ministros salieron en los últimos días a intentar tapar el agujero pero de forma que confirmaron las informaciones del libro de Aron y Michel-Aguirre. El titular de Finanzas, Bruno Le Maire, dijo que “McKinsey pagará lo que deba al Estado francés”. El ministro dijo que la oposición está desesperada buscando algo “con lo que desestabilizar” a Macron. La secretaria de Estado de la Función Pública, Amélie de Montchalin, dijo que el creciente recurso a consultoras externas en los últimos años se debe a “circunstancias excepcionales” derivada de la crisis sanitaria.
La ultraderechista Marine Le Pen, segunda en los sondeos con un 21% (Macron está por el 28%) para la primera vuelta, espera aprovechar el escándalo para acercarse al presidente. Si en la primera vuelta la victoria de Macron parece clara, en la segunda, cuando Le Pen recupere el voto del otro candidato ultra, Eric Zemmour, las posiciones empiezan a apretarse. Los últimos sondeos estiman que Macron ganaría por cinco puntos: 52,5 contra 47,5.