El “Me Too” que hace tambalearse al Podemos alemán


El partido izquierdista Die Linke, que pudiera pasar por el equivalente a Podemos en España, vive días convulsos por decenas de acusaciones de abusos sexuales.
Este escándalo ya ha provocado la dimisión de una de las co-presidentas del partido, Susanne Hennig-Wellsow.
La situación del partido de ultraizquierda alemán Die Linke, cuyo equivalente español bien pudiera ser Podemos, resulta políticamente dantesca. No es por los decepcionantes resultados de los últimos tiempos, en los que se supone que una renovada dirección hace poco más de un año iba a dar un impulso al partido.
Ocurre que, desde hace unos días, un escándalo con decenas de testimonios de personas salidas de la militancia que dicen haber sido víctimas de abusos sexuales está removiendo los cimientos de una formación que se autodefine como “feminista” y tan en lucha contra el sexismo que entiende “capitalismo como una forma de sexismo sistematizado”. Sin embargo, esos términos resultan incompatibles con lo que se viene desgranando estos días en la prensa alemana.
El semanario Der Spiegel fue el primer medio en informar, entre otras cosas, del caso de una chica que, a los 17 años, mantuvo poco tiempo atrás una relación con un cuadro del partido que le sacaba 24 años.
Die Linke stürzt nach den SPIEGEL-Enthüllungen zu mutmaßlichen sexuellen Übergriffen ins Chaos. Parteichefin Wissler ist angeschlagen. Erste Linke wollen die Basis über einen Neuanfang entscheiden lassen. https://t.co/iaxQ3VAWxk
— DER SPIEGEL (@derspiegel) April 22, 2022
Él, de 41 años, habría forzado en esa relación a la chica a ser grabada mientras ambos mantenían relaciones sexuales. Entre los escabrosos detalles que han trascendido figura que, en aquella relación, por las noches, él aparecía de improviso en el balcón de la casa de la chica. Él decía que era “romántico”.
La chica denunció el caso a los responsables del partido, “que miraron durante dos años a otro lado”, según ha contado desde el anonimato la joven al diario Frankfurter Allgemeine Zeitung. Fue en 2018 cuando la chica comunicó con su dirección regional de Die Linke en el Land de Hesse (oeste germano). Entonces, esa agrupación del partido izquierdista estaba en manos de Janine Wissler. Según las acusaciones, Wissler, que desde el año pasado co-preside la formación, hizo oídos sordos.
Se sugiere en cuanto aparece estos días en la prensa que, entre otras cosas, ese comportamiento podría explicarse porque Wissler conocía bien al hombre, que ocupaba un cargo de responsabilidad en el Grupo Parlamentario de Die Linke en el Parlamento regional de Hesse. De hecho, él había convertido a la joven en su “amante” cuando, en realidad, estaba en una relación de pareja con Wissler.
Por lo visto, él niega las acusaciones que estos días se comentan en la prensa. Wissler ha reconocido que supo del caso en noviembre del año pasado y no hizo nada porque la ahora acusadora no le “pidió ayuda”.
Para Die Linke, lo peor de todo es que el caso del desde hace tiempo ex-novio de Wissler no es algo aislado. La semana pasada, sólo en el Land de Hesse eran una decena los denunciantes de “abuso de poder” a cargo de una “cultura machista” imperante en el partido. Son mujeres y hombres acusando a otros compañeros de militancia.
Desde ataques verbales sexistas a violaciones
Ahora bien, en Solid, nombre de la organización juvenil de la formación, cifraban esta semana en unos 60 el número de casos de “agresiones sexuales” ocurridas en prácticamente todas las agrupaciones y niveles del partido, de acuerdo con el Frankfurter Allgemeine Zeitung. Esas agresiones, según quienes las denuncian, van desde “ataques verbales de corte sexista” hasta “violaciones”.
Las dimensiones del escándalo son tales que esta semana Sussane Hennig-Wellsow dimitía como co-presidenta de Die Linke. Ella y Wissler, se supone, iban a cambiar el partido. Ambas albergaron en su momento la esperanza de poder formar gobierno con el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) y Los Verdes.
El partido izquierdista Die Linke es una atípica y radical formación cuya idea del mundo y política exterior para Alemania se salen de los grandes consensos que imperan en el país
— NIUS (@NiusDiario) September 12, 2021
✍?@SmmEnBerlinhttps://t.co/cc7QUXyW1S
El desastre vivido por el partido en las elecciones generales del pasado mes de septiembre, en las que el partido quedó por debajo del 5% que permite la representación parlamentaria, fue paliado casi de milagro por la elección directa de un número mínimo de diputados que explica la pervivencia de un Grupo Parlamentario de Die Linke en el Bundestag. Está dotado de 39 escaños. En el Parlamento alemán, Die Linke es el partido con menor representación parlamentaria.
Un partido y una dirección en una situación “muy difícil”
Por su puesto, Hennig-Wellsow podía haber dimitido tras registrar Die Linke aquella decepción electoral. O tras la de las recientes elecciones en Sarre, donde el partido no logró representación parlamentaria después de haber perdido un diez por ciento de los votos respecto a la anterior cita con las urnas. En los comicios de Sarre, Die Linke se hizo con un 2,6% de los votos.
Sin embargo, Hennig-Wellsow ha dimitido esta semana, alegando, entre otras cosas, motivos personales – tiene un niño de ocho años del que ella dice que tiene “derecho” a estar con su madre – y, también, las “clarísimas carencias” del partido para lidiar con el “sexismo” de las filas izquierdistas. Por eso mismo Hennig-Wellsow pedía disculpas en las explicaciones que daba a cuenta de su dimisión. Los órganos de dirección del partido también han dicho lamentar lo ocurrido y dicen haber tomado medidas.
Parteivorstand hat Einrichtung einer unabhängigen Beratungsstruktur beschlossen. Er bedauert sexualisierte Übergriffe und entschuldigt sich. Partei steht an Seite von Betroffenen und wird transparente vorbehaltlose Aufklärung organisieren & vorantreiben. https://t.co/AphMrwyEC2
— DIE LINKE. Pressestelle (@DieLinkePresse) April 20, 2022
Wissler, por su parte, quiere seguir al frente del partido, pese a que, según ha reconocido al diario Süddeutsche Zeitung, Die Linke está en “una situación muy difícil”. Y tanto. Ese diario con el que hablaba la lideresa del partido se describía a Die Linke a finales de esta semana como un partido “dividido”, con una dirección “agotada” y en la que se desea una – en realidad, otra, – “renovación”.
Un partido señalado con elecciones regionales a la vuelta de la esquina
En lo que a Wissler respecta, la organización juvenil de Die Linke quiere que se aclare su papel en este Me Too del izquierdismo alemán. Pero, en realidad, todo el partido está señalado.
“En todas las asociaciones nacionales, existen estas alianzas masculinas que hacen posible las agresiones y las conductas indebidas en primer lugar porque los potenciales agresores saben que serán protegidos. Todo el partido ha fracasado en la creación de estructuras capaces de actuar en caso de duda”, han explicado desde la organización juvenil al diario Die Welt.
Más allá de si Wissler, sola o acompañada en la dirección de Die Linke, puede lograr que el partido sobreviva a su actual crisis a medio o largo plazo, lo cierto es que estos días se está forjando la peor imagen para uno de esos partidos alemanes que ha querido que el feminismo sea una de sus señas de identidad.
Consecuencia de esto pueden ser malos resultados electorales en las próximas citas del calendario electoral alemán. A saber, la cita con las urnas del mes próximo en los Länder de Schleswig-Holstein (norte) y de Renania del Norte-Westfalia (oeste).
En el estado federado del norte alemán se atribuye a Die Linke menos del 2% en los sondeos. Según las encuestas, en la populosa Renania del Norte-Westfalia tampoco llegan al 5% necesario para lograr representación parlamentaria.