La dupla Macron-Kurz y Merkel, dos formas de medirse al “Islam político"


El presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller austriaco Sebastian Kurz impulsan medidas contra el “Islam radical”
El Gobierno de Merkel llama a los musulmanes a levantarse contra el radicalismo islámico
Que Francia y Austria hayan sido escenario de los últimos ataques terroristas de inspiración islamista no parece que vaya a quedar sin consecuencias. Así, tanto el presidente francés, Emmanuel Macron, como el canciller austriaco Sebastian Kurz, tienen en su agenda endurecer las medidas contra lo que en París y Viena llaman “islamismo”, “islamismo radical”, “terroristas islamistas” o “Islam político”.
En Francia, bajo el nombre de “proyecto de ley para reforzar la laicidad y los principios republicanos”, Emmanuel Macron quiere sacar adelante una ley contra el “separatismo” que suponen los “terroristas islamistas, los islamistas radicales”, entre otros criminales de inspiración política o religiosa. Así ha designado a los “separatistas” que amenazan el republicanismo galo el ministro del Interior de Francia, Gérald Darmanin.
Dos años ha estado trabajando el Ejecutivo francés en esa ley. Pero, tras los últimos atentados de la basílica de Notre-Dame de Niza – que dejó tres inocentes muertos más el deceso del terrorista – y el asesinato del maestro Samuel Paty en Conflans-Sainte-Honorine, cerca de París, ese proyecto se ha ampliado para, entre otras cosas, atajar “los discursos de odio”.
“A la ley se la llama comúnmente ley contra el separatismo. El término alude fundamentalmente al separatismo religioso. Esta expresión no es nueva, ya se utilizó en 1905 en la ley sobre la separación de la Iglesia y el Estado”, explica a NIUS desde París Paul Maurice, investigador del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI).
“La ley busca reforzar el laicismo en las empresas que trabajan con el estado y cosas así, pero ha sido percibida como una ley contra el Islam”, añade Maurice. Ante esas acusaciones, Macron ha dicho estar en contra, no del Islam, sino del “Islam político”, recuerda el experto del IFRI.
A ese concepto político-religioso también parece tenérsela jurada en Austria el canciller Sebastian Kurz. De ahí que el jefe del Gobierno austriaco quiera ahora crear un nuevo delito bajo esa etiqueta de “Islam político” en el último paquete de medidas surgidas de su Ejecutivo como reacción al atentado de Viena del pasado 2 de noviembre. En ese atentado murieron cuatro personas y 23 resultaron heridas de gravedad.
Las autoridades austriacas se refieren con ese nuevo “delito”, según la ministra para la Integración de Kurz, la también conservadora Susanne Raab, a la “ideología” del radicalismo islámico.
¿Una policía de las ideas contra el Islam radical?
Este tipo de afirmaciones han levantado críticas en Austria. Los hay que se preguntan si algo así no supone dar un paso hacia la creación de una “policía de las ideas”. Esto mismo es lo que se preguntaba hace unos días en una de sus columnas Gudrun Harrer, redactora jefe del diario vienés Der Standart.
Bajo la etiqueta del Islam político “se están mezclando muchas cosas”, dice a NIUS Heinz Gärtner, politólogo de la Universidad de Viena e investigador del Instituto Austriaco de Política Internacional (OIIP por sus siglas alemanas).
“No se sabe muy bien ahora mismo lo que se quiere decir con Islam Político, cada político aquí dice una cosa distinta, el ministro del Interior [el conservador Karl Nehammer, ndlr.] ha dicho que se trata de evitar que se erija un califato en Austria, pero aquí nadie habla de crear un califato, y luego otros dicen que se trata de prohibir el velo islámico. No hay una idea clara”, sostiene Gärtner.
Una idea clara de lo que es el Islam político sí tiene el francés Oliver Roy, investigador del Instituto Universitario Europeo de Florencia. No en vano, Roy lleva décadas estudiando este fenómeno político. Uno de sus libros más conocidos lleva por título L'Échec de l'Islam Politique o “El fracaso del Islam político” (Ed. Seuil, 1992).
Un problema de yihadistas, no de Islam político
“Que los líderes de los países digan que hay un problema porque el terrorismo predominante de hoy en día es un terrorismo que se reivindica del Islam, es cierto. Pero la cuestión es saber cuál es la relación entre el Islam y el terrorismo”, explica Roy a NIUS.
“Históricamente, el islamismo o Islam político son los Hermanos Musulmanes o Recep Tayyip Erdogan. Pero, en Europa al menos, ellos no están implicados en actos terroristas”, abunda. Sin embargo, cuando Macron y Kurz hablan estos días de islamismo o Islam político, aluden a las formas más radicales de la religión en cuestión. Pero esa alusión es equivocada a ojos de Roy. “Del salafismo, se dice, por ejemplo, que es radical. Lo es, sí, desde un punto de vista teológico”, señala Roy, aludiendo a esa corriente del Islam que sigue las prácticas religiosas de tiempos del profeta.
“Sin embargo, políticamente, hay salafistas en Egipto incluidos en el régimen del mariscal Abdefatah El-Sisi, en Arabia Saudí los salafistas están aliados a la monarquía, y no son especialmente violentos. Otro ejemplo, el presidente de Túnez, Rached Ghanuchi, viene del partido islamista Ennahda, una formación que no es una organización terrorista, sino la que ha hecho posible la transición democrática en ese país”, recuerda Roy.
El Islam político, un “cajón de sastre”
“Con los yihadistas, sin embargo, ahí sí hay un problema, pero en ese caso convendría hablar de yihadismo y no de Islam político”, agrega este experto. Con el coincide Gärtner, el politólogo de la Universidad de Viena.
“El Islam político es muchas cosas, no sólo el terrorismo”, subraya este experto austriaco. “El terrorismo es terrorismo, o sea, utilizar la violencia contra civiles con fines políticos. Cuando hay un acto terrorista hay que mirar quién lo hizo, y si son yihadistas o radicales de extrema derecha, se puede hacer una acusación concreta. Pero acusar al Islam político es usar un cajón de sastre”, abunda Gärtner.
Él ve “peligro” de que la actual política de Kurz en Austria derive de alguna forma en islamofobia, algo de lo que también se alerta en Francia ante las iniciativas legislativas de Macron.
En este contexto, la Alemania de Merkel parece haber adoptado una actitud diferente frente a la violencia en nombre del Islam. Así, frente a los ataques vividos en Francia y Austria, el ministro del Interior germano, el socialcristiano Horst Seehofer, pedía a los musulmanes de su país hace unos días en la 14ª Conferencia Alemania sobre el Islam (DIK, por sus siglas alemanas) que “lucharan contra los fanáticos con todos los medios”.
En Alemania: “con el Islam, contra los terroristas”
Seehofer destacaba en esa ocasión que la lucha contra el fanatismo no es “contra el Islam, sino contra los terroristas y extremistas”. El ministro alemán, a diferencia de sus homólogos franceses y austriacos, hablaba sin la presión de haber vivido atentados en su territorio y sin nuevas medidas legislativas sobre la mesa destinadas a reformular conceptos como el “Islam político”.
“Al contrario de lo que ocurre en Francia o Austria, en Alemania, todos los debates sobre la prohibición del velo en las escuelas y cosas así lo monopoliza la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD)”, según Maurice, el experto del IFRI, que constata cómo esas ideas están más en el día a día en su país y en el de la pequeña República centroeuropea.
Esto también ocurre, en Francia, por el eterno debate sobre el encaje del Islam en un país tan orgulloso de ser laico y, en Austria, por la “derechización” que ha marcado la carrera política de Kurz. Desde Florencia, Roy ve a los Ejecutivos de Viena y París cayendo en un error.
A su entender, Kurz, Macron y compañía “parten de la premisa que la radicalización violenta es consecuencia de la radicalización teológica, o sea, que toda forma de creencia rigurosa es peligrosa” dice Roy. “Dicho de otro modo, cuanto más musulmán seas, más terrorista serás. Esto no lo demuestran las estadísticas, pero esto parece que da igual”, concluye.