Merkel, la libertad de expresión y las redes sociales


Que el Gobierno alemán reconozca como “problemático” que Twitter suspenda la cuenta a Donald Trump no quiere decir que Merkel se esté solidarizando con el todavía inquilino de la Casa Blanca. Esa afirmación señala que a Merkel le preocupa legislar la cuestión.
En Alemania se ha aplaudido que las grandes empresas de las redes sociales, Twitter y Facebook, hayan tomado medidas contra el presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump. “Twitter ha hecho bien”, titulaba, por ejemplo, un reciente editorial firmado por Roland Lindner, corresponsal en Nueva York del diario conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung.
“Trump es una figura singular. Y estos últimos días han servido para subrayar que su forma de utilizar las plataformas de internet no son sólo toscas, sino también explosivas. Ya era hora de echar el cierre”, comentaba Lindner en ese editorial.
Sin embargo, en Berlín, la decisión de los grandes actores de las redes sociales se ha visto como un problema político en el que ha parecido enredarse el portavoz de la canciller Angela Merkel, Steffen Seibert. El lunes Seibert decía que, para el Gobierno alemán, que sólo Twitter tenga el poder de cerrar cuentas a alguien como Trump – todo un jefe de Estado con casi 89 millones de seguidores – es algo “problemático”.
“El derecho fundamental a la libertad de expresión es un derecho fundamental de una importancia elemental”, decía Seibert. “Este derecho fundamental puede verse recortado, pero dentro de unas leyes y de un marco legal definido por el legislador, no de acuerdo con los gestores de una plataforma de redes sociales”, añadía el portavoz, antes de aludir directamente a la opinión de la cuestión de la propia Merkel.
“La canciller considera problemático que la cuenta del presidente de Estados Unidos esté bloqueada ahora permanentemente”, según Seibert.
“Un comentario fuera de lugar”
El comentario, que ha generado titulares que han dado la vuelta al mundo, ha sido motivo de alguna sorpresa en Alemania.
“Ese comentario me parece fuera de lugar. Es una afirmación que no tendría que haberse hecho porque una canciller no tiene por qué comentar el comportamiento de una empresa privada respecto al presidente saliente de Estados Unidos”, dice a NIUS Christian Pestalozza, jurista y profesor emérito de la Universidad Libre de Berlín.
Con lo que ha dicho la canciller, “parece que en Alemania una suspensión así no habría ocurrido, y esto no es correcto”, añade este experto en cuestiones relacionadas con la Constitución germana, aquí conocida como Ley Fundamental.
En el artículo cinco de la Carta Magna germana se afirma que “toda persona tiene derecho a difundir libremente su opinión por la palabra, por escrito o en imágenes”.
Los otros límites de la libertad de expresión
También en ese artículo, en su segundo apartado, hay algo que aparentemente ni Merkel ni su portavoz parecen haber tenido en cuenta. A saber, que hay otros límites a esa ley, por ejemplo, la “protección de la juventud” o “el derecho al honor personal”.
El articulado del Código Penal castiga, por otra parte, negar el Holocausto, entre otras cosas. Por tanto, no sólo los “marcos legales” ni “las leyes de los legisladores” ponen límites a la libertad de expresión.
No obstante, lo expresado por el portavoz del Ejecutivo germano “parece indicar que sólo el poder legislativo puede establecer cómo cerrar una cuenta de Twitter”, apunta Pestalozza. Además, “el artículo cinco de la Constitución no está dirigido directamente a empresas privadas, sino que está dirigido mayormente al Estado, y Twitter no es el estado, sino una empresa privada, muy grande e influyente, eso sí”, añade el experto de la Universidad Libre de Berlín.
Es precisamente el tamaño, la influencia y el poder que tienen actores como Twitter y Facebook lo que está generando debate en Alemania, obligando al Ejecutivo a considerar el asunto de la libertad de expresión.
Julian Jaursch, experto de la Fundación Nueva Responsabilidad y responsable en esa institución berlinesa del programa de estudios dedicados al “fortalecimiento de la esfera pública digital”, interpreta de otro modo las palabras de Seibert y Merkel.
Preocupación de Merkel ante los grandes de las redes
Él observa una “preocupación” en las altas instancias políticas de Berlín tras ver actores de Internet tomando decisiones como la de sacar del debate a Trump reaccionando así a lo ocurrido en el Capitolio.
Este tema preocupa más en la Cancillería Federal que el incumplimiento repetido de las normas de esas redes en el que ha terminado cayendo Trump. A Trump, de hecho, se le considera una “criatura de Twitter”, según recordaba desde Nueva York Lindner, el corresponsal del Frankfurter Allgemeine Zeitung.
“Yo veo preocupación del Gobierno alemán al ver que la decisión de suspender una cuenta depende sólo de una empresa, cuando normalmente los límites de la libertad de expresión los da el legislador, no la empresa privada. Puedo entender la problemática, porque estas empresas tienen mucho poder”, dice Jaursch a NIUS.
No en vano, también en Francia se han escuchado voces a cuenta de la suspensión de las cuentas de Trump contrarias a dejar que las redes de Internet se regulen solas. El ministro de Economía galo, el también conservador Bruno Le Maire, dijo estar “en schock” por la reciente decisión de Trump contra Twitter.
Legislar la libertad de expresión en redes sociales
“La regulación de los gigantes digitales no debe hacerla la propia oligarquía digital. Es necesaria que la hagan los Estados y la Justicia”, ha declarado Le Maire en una reciente entrevista.
Ce qui me choque c’est que c'est Twitter qui ferme le compte de Trump. La régulation des géants du numérique ne peut pas et ne doit pas se faire par l’oligarchie numérique elle-même. Elle est nécessaire mais elle doit se faire par les États et par la Justice. #le79inter pic.twitter.com/kUFpiQmtlt
— Bruno Le Maire (@BrunoLeMaire) January 11, 2021
Sobre este punto, en el caso alemán, Merkel y compañía también vienen a decir que “necesitamos leyes”. Pero las “leyes hay que hacerlas y ellos son los que tienen que hacerlas”, comenta algo extrañado Jaursch.
En Alemania, este 2021 es un año de alto contenido político dado que hay elecciones generales el próximo 26 de septiembre. Hasta entonces, sorprendería que se implementaran nuevas leyes en suelo germano sobre las redes sociales.
Si llegan nuevas normativas, según Jaursch, es posible que éstas lo hagan de la mano de la Comisión Europea, que presentaba a finales del año pasado su propuesta de Directiva sobre Servicios Digitales. Sea como fuere, lo más probable es que a Merkel no le dé la presente legislatura – su última como canciller – para resolver “el problema” del que hablaba su portavoz tras las decisiones contra Trump de Twitter y compañía.
No debería extrañar que la cuestión de la libertad de expresión en tiempos de Twitter se convierta para la canciller en una de las tareas pendientes que deje a su sucesor.