La odisea de los bebés, niños y madres hacinados en los sótanos del hospital de Kiev


El hospital ha trasladado a todos sus enfermos a los sótanos por los bombardeos rusos
La mayoría son niños con cáncer o que necesitan diálisis
Es el hospital infantil más grande de Ucrania y está a menos de un kilómetro de la plaza Maidan
En los alrededores del Hospital Pediátrico de Okhmadet en Kiev (Ucrania) -situado en el centro de la capital-se escuchan sirenas y bombas, dentro, en sus sótanos, dónde han sido evacuados decenas de pequeños enfermos, se libran otras batallas.
Muchos de los niños son pacientes oncológicos. Llevan meses ingresados. Necesitan su tratamiento para poder sobrevivir. Sus habitaciones con dibujos en las ventanas han desaparecido. Todos han sido evacuados a los sótanos, dónde se hacinan madres, padres y niños.
El pequeño Vasily de nueve años intenta dormir sobre un sillón verde. Su carita entre las mantas transmite placidez, su cabecita calva le delata. Tiene leucemia. Su madre Maryna está con él. No han podido salir de Kiev. El tratamiento es lo primero.

"Recibimos tratamiento, medicamentos , pero necesitamos más alimentos y cosas básicas", afirma conteniendo las lágrimas mientras habla.
De los 600 pacientes que tiene el hospital quedan 200, los casos más graves, los que necesitan estar allí para poder curarse. Los pasillos están llenos de colchones. Pequeños con respiradores de oxígeno y otros conectados a los goteros de suero.

Los más graves están en las camas hospitalarias, los menos, en colchonetas y sillones. Los pacientes en cuidados intensivos que no se pueden mover han sido ubicados en áreas relativamente seguras del edificio.

Hay niños hasta en las escaleras. Mantas, juguetes y medicinas se agolpan en los lados de las improvisadas camas. También bolsas con comida, un bien cada vez más escaso en Kiev. Es el hospital infantil más grande de Ucrania y está a tan solo 800 metros de la plaza Maidan, en el centro de la capital asolada ahora por las tropas rusas.
Dos gemelos recién nacidos en una colchoneta
Dos gemelos recién nacidos duermen sobre una colchoneta ajenos al trajín del sótano, y a la guerra del exterior. Nacieron el pasado lunes. Su tranquilidad contrasta con el cansancio que acumulan los sanitarios. Acaban de operar de urgencia a un niño de 13 años herido por metralla durante un enfrentamiento en la ciudad.

No es el primero. Ya han atendido a cuatro niños heridos por balas y metralla. Uno de ellos en estado crítico.
"También hay que cuidar al personal, porque si mueren o se lesionan, ¿qué hacemos, quién va a atender a los pacientes?", se pregunta Valery Bovkun, un microcirujano infantil, cuyas ojeras delantan que lleva varios días sin dormir.
Volodomir Zhovnir, el cirujano jefe, alerta de que los niños ingresados "no pueden sobrevivir sin medicamentos". De momento, tienen para un mes. Los habían almacenado por si la situación se complicaba, tal y como ha pasado. Pero necesitan alimentos para los recién nacidos.

Zhovnir también alerta de que muchos niños no podrán ser atendidos debido a los enfrentamientos que hay en la ciudad entre tropas rusas y ucranias. "Es complicado llegar hasta el hospital", suspira. "Habitualmente operamos seis o siete apendicitis diarias. Ahora no es que las dolencias hayan desaparecido, es que no pueden venir al hospital", se lamenta.