Bancos y grandes empresas están recibiendo paquetes bomba en Países Bajos

La Policía cree que se trata de un intento de extorsión
Los Países Bajos, paraíso liberal y pacífico, sin violencia extrema desde la Segunda Guerra Mundial, sufre una oleada de ataques con paquetes bomba motivada, según la Policía, por un intento de extorsionar a gigantes bancarios y otras empresas.
El último ataque lo sufrió este jueves el cuartel general en Amsterdam del banco ING, situado en el barrio de Bijlmer, al sureste de la ciudad holandesa. Los paquetes han sido detectados o desactivados y no ha habido heridos, pero la Policía teme que puedan provocar víctimas porque algunos cargaban suficiente explosivo para ser mortales.
Sólo entre el miércoles y el jueves se habían descubierto cuatro paquetes bomba y desde principios de año suman 11. Todos los paquetes incluían una carta en la que se pedía el pago de una cantidad en bitcoins. El caso recuerda a cuando en 2015 una cadena de supermercados empezó a recibir cartas bomba mientras a su mensajería electrónica llegaban emails encriptados que exigían el pago de una cantidad, también en bitcoins. El hombre detrás de aquella campaña, identificado por los medios holandeses como Alex O., fue detenido y condenado a 10 años de prisión.
Dos meses de ataques
La nueva ola de ataques empezó con el año nuevo. Los primeros paquetes bomba llevaban el logotipo de una empresa de Rotterdam especializada en cobrar deudas, una especie de cobrador del frac". La empresa, de nombre CIB, fue investigada pero la Policía no encontró que tuviera ninguna relación con los ataques.
Durante las dos primeras semanas de enero fueron llegando paquetes bomba a empresas en Rotterdam, Amsterdam y Utrecht. Después el silencio. Durante un mes no hubo más hasta que esta semana arreciaron los ataques con otros cuatro paquetes. Dos de los paquetes, que ya no llevaban el logo de CIB, explotaron el miércoles sin provocar daños en dos empresas de Amsterdam y Kerkrade.
Sin víctimas
En la sede del banco ABN Amro un hombre estuvo a punto de ser herido de gravedad. Al abrir un paquete escuchó una especie de pitido y tiró el paquete a la distancia suficiente para que la explosión no le provocara heridas. Media hora después explotaba otro paquete en una empresa de material de oficina en Kerkrade, provocando otro susto sin víctimas.
El jueves hubo dos ataques. El primero contra una empresa de servicios financieros llamada Unisys y el segundo contra el ING. El paquete enviado a Unisys es el único que por ahora no explotó y su análisis podría hacer avanzar una investigación que, según los medios holandeses, sigue sin pistas.
Los ataques no van sólo contra grandes empresas de servicios financieros y bancarios. También han recibido los paquetes bomba otras menores y de sectores diversos, como hoteles y hasta alguna gasolinera, una agencia inmobiliaria y un concesionario de venta de coches.
¿La punta de un iceberg?
El diario Volkskrant explicaba la noche del jueves que la Policía va a ciegas: "El perpetrador puede ser un joven detrás de un ordenador o una banda criminal organizada. La extorsión es un delito relativamente fácil de cometer. No tienes contacto físico, directo, con las víctimas. Mandas una carta –o un explosivo- y te sientas a esperar la respuesta".
Según el diario holandés, los casos de extorsión a empresas son comunes aunque rara vez llegan denuncias a la Policía ni historias a los medios de comunicación. La situación actual es diferente (por el envío de paquetes bomba), "así que la Policía debe informar a la ciudadanía porque hay peligro".
Las primeras medidas que están tomando las grandes empresas es la contratación de asesores externos de seguridad para entrenar a su personal más expuesto a detectar paquetes y cartas bomba sin ponerse en riesgo.