Las “piezas de la vergüenza” de la alemana Bosch que integra la maquinaria bélica rusa


Según el semanario Der Spiegel, Alemania ha abierto una investigación para determinar cómo llegaron a emplearse piezas del gigante tecnológico germano Bosch en vehículos de infantería rusa enviados a la guerra contra Ucrania.
El negocio de Bosch es casi insondable. Esta empresa alemana con casi 140 años de historia y unos 400.000 empleados en todo el mundo está especializada en el sector tecnológico, produciendo soluciones de movilidad y productos en campos tan diversos que van desde el sector de la construcción hasta aplicaciones para smart homes, electrodomésticos o tecnología industrial.
Dotados del prestigioso sello Made in Germany, los productos Bosch suelen ser sinónimo de fiabilidad alemana. Seguramente por eso ha interesado en Rusia utilizarlos para los vehículos que han invadido Ucrania. El pasado mes de marzo, el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dimitro Kuleba, denunciaba que en su país se habían encontrado vehículo de infantería rusos con piezas de Bosch.
„Teile der Hauptkomponenten von russischen Infanteriefahrzeugen werden von Bosch geliefert. Bosch hat also Jahre lang für russische militärische Maschinerie notwendige Komponenten geliefert, damit diese Fahrzeuge in die Ukraine einmarschieren können.“@DmytroKuleba bei #annewill pic.twitter.com/Vr6gielY17
— Nurder Koch (@NurderK) March 13, 2022
“Hace unos días, nuestro ejército encontró vehículos de infantería rusos y, al examinar uno de ellos, vimos que uno de los principales componentes que alimentaban el vehículo había sido suministrado por Bosch”, decía Kuleba en una conocido programa de la televisión pública alemana. La empresa con sede en Stuttgart, negó que eso fuera cierto.
Con celeridad trabajó el departamento de comunicación de la empresa alemana, afirmando en unas declaraciones recogidas por la prensa que Bosch “no desarrolla ni fabrica ni vende armas o sistemas y componentes para aplicaciones de defensa en el marco de su orientación estratégica global, y no lleva a cabo ninguna investigación y desarrollo en el sector de la tecnología militar”.
“En el suministro a los clientes rusos del sector del automóvil, los contratos locales estipulan que los productos de Bosch deben utilizarse exclusivamente para aplicaciones civiles”, aseguraban en la empresa alemana. Puede que los contratos determinen eso. Pero la existencia de piezas Bosch en vehículos usado por el Ejército ruso en su guerra contra Ucrania parecen estar fuera de toda duda a estas alturas.
Die ukrainische Armee hat laut Außenminister Kuleba russische Fahrzeuge analysiert und dabei Bauteile von Bosch gefunden. Der Konzern bestätigt jetzt, dass die Komponenten aus seiner Produktion kommen, berichtet @gustavtheile. https://t.co/ulSW4FX72a
— Frankfurter Allgemeine gesamt (@FAZ_NET) March 14, 2022
En Bosch dicen no saber cómo han llegado esas piezas a esos vehículos militares rusos. Precisamente para aclarar cómo ha terminado ocurriendo eso, el Ministerio de Economía de Alemania a puesto a trabajar a la Oficina de Control Económico y de las Exportaciones (Bafa, por sus siglas alemanas), según ha informado el semanario Der Spiegel. La empresa, por su parte también ha abierto una investigación.
¿Incumpliendo el régimen de sanciones?
De fondo está el régimen de sanciones impuesto contra Rusia tras la anexión ilegal de Crimea de 2014, cuando ya se limitó la exportación de bienes de uso civil y militar bajo determinadas condiciones. De acuerdo con Der Spiegel, el Ministerio de Economía ha puesto a estudiar pistas relativas a una violación de ese régimen de sanciones a la Fiscalía de Stuttgart y a la Oficina de Investigación Aduanera.
En este contexto, la empresa alemana ha decidido reducir considerablemente su actividad en Rusia. Según se hizo público el 18 de marzo, después de que saltara a la luz el descubrimiento del Ejército de Ucrania, Bosch ya no envía a territorio ruso piezas para la fabricación de camiones ni tampoco lo hace a sus clientes en el país de Vladimir Putin.
Bosch tiene varios centros de producción en el territorio ruso, incluyendo algunos situados cerca de grandes urbes como San Petersburgo o la capital, Moscú. Bosch emplea 3.500 personas en Rusia.
Bosch mantiene su actividad económica en Rusia
La semana pasada, sin embargo, la empresa hacía pública sus intenciones de seguir manteniendo sus actividades en Rusia. En una entrevista con el diario económico Handelsblatt, el presidente de Bosch, Stefan Hartung, señalaba que la firma aún mantiene “actividades relevantes para el abastecimiento de la población normal que no está afectada por las sanciones”. “No queremos detenerlas”, decía Hartung a cuenta de esas actividades.
A diferencia de otro conglomerado tecnológico como Siemens, que el pasado mes de marzo frenaba todas sus inversiones en Rusia, o, por ejemplo, los grandes nombres del sector del automóvil alemán, como Volkswagen, BMW o Daimler, que tardaron pocos días en marcar distancias con el régimen de Vladimir Putin, en Bosch parece haber intenciones de seguir funcionando en suelo ruso.
En la compañía tecnológica de Stuttgart pueden escudarse en la complejidad de un consorcio con muchas líneas de negocio, tal vez demasiadas como para cortarlas en Rusia.
Para mantener esas líneas de negocio, en Bosch parece importante seguir recibiendo gas natural ruso. En este sentido Hartung avisaba en el Handelsblatt de que “si Alemania renuncia unilateralmente al suministro de gas ruso, se perderán elementos muy relevantes de la cadena de suministro, y no sólo en Bosch”.
Bosch, como BASF, contra el embargo al gas natural ruso
En contra de un eventual embargo contra el gas ruso también se ha mostrado recientemente otro de los bastiones industriales de la economía alemana, la mayor de Europa y la cuarta del planeta. A saber el grupo industrial químico BASF.
En una reciente entrevista publicada en las páginas económicas del diario Frankfurter Allgemeine Zeitung, Martin Brudermüller, presidente de BASF, ha alertado de los riesgos de destrucción económica que traería consigo un embargo al gas natural ruso, del que Alemania es dependiente.
A su entender, prohibir el uso de gas ruso en Alemania traería la “peor crisis” que haya vivido el país desde la Segunda Guerra Mundial. “Podría significar el fin de muchas pequeñas y medianas empresas ¡No podemos arriesgarnos!”, decía Brudermüller.
En Alemania, nadie duda de que el país entraría en recesión en caso de producirse el embargo de gas ruso. Hay estudios que señalan una contracción de la economía germana, en caso de embargo al gas natural, de entre un 4% y hasta algo más de un 6% de PIB. La dependencia de ese hidrocarburo obliga ahora al Gobierno alemán a buscar alternativas que no parecen capaces de desconectar completamente del gas ruso a corto plazo.
➡ El gigante energético sueco Vattenfall plantea en Berlín aumentar la quema de basuras como fuente de electricidad y calor en tiempos en los que Alemania busca independizarse del gas rusohttps://t.co/BFNAS7aesP
— NIUS (@NiusDiario) April 11, 2022
A corto plazo tampoco parece que se vayan a resolver las investigaciones abiertas a cuenta de Bosch y sus piezas en la maquinaria de guerra rusa. El propio Gobierno alemán no ha confirmado ni desmentido las informaciones que publicaba el Der Spiegel sobre las pesquisas relativas a los componentes de Bosch.