La política alemana se pone dura con los 'negacionistas' de la pandemia tras la manifestación de Berlín


El Gobierno alemán y los principales partidos del país cargan contra la marcha apadrinada por la ultraderecha
La comunidad política alemana todavía estaba de resaca este lunes. Seguía siendo un dolor de cabeza la organización masiva celebrada en Berlín para reivindicar “El día de la libertad: el fin de la pandemia”.
Ese era el eslogan de la manifestación que concentraba el sábado a 20.000 personas en el centro de la capital alemana, según las cuentas de la policía berlinesa. Los organizadores hablan de haber reunido 1,3 millones de personas, una cifra tachada aquí de “fake-news”. Pero al margen de la pelea de cifras, a la clase política alemana no le quedaba más remedio que reaccionar tras lo sucedido el sábado.
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La del sábado fue una manifestación contra las restricciones impuestas para luchar contra la propagación del virus de la COVID-19. En esta lógica, “la inmensa mayoría de los participantes no respetaron las reglas de higiene y el requerimiento de llevar una mascarilla”, se lee en el comunicado policial sobre la manifestación.
Ésta además, dejó dieciocho policías heridos. Tres de ellos acabaron en el hospital. Entre los manifestantes los había contrarios a disolverse como mandaban las autoridades. De ahí que hubiera enfrentamientos.
La manifestación de Berlín ha dejado al mundo “con la boca abierta”, se lamentaba este lunes el diario Süddeutsche Zeitung. Ahora, en Alemania, que pasa por ser internacionalmente uno de los países que mejor ha lidiado hasta el momento con la pandemia, los políticos se muestran tan consternados como dispuestos a endurecer las medidas contra quienes se manifiesten sin respetar las restricciones obligadas por la lucha contra el coronavirus.
El vice-canciller, varios ministros, destacados políticos de las principales formaciones políticas del país además de diputados del Bundestag han salido a la palestra en las últimas horas para dar un golpe en la mesa. Los hay que amenazan con medidas para corregir comportamientos como los vistos en la manifestación del sábado.
El ministro de Economía, el conservador Peter Altmaier, por ejemplo, ha dejado dicho que “cualquiera que deliberadamente ponga en peligro a otros debe atenerse a consecuencias serias”. “No debemos poner en peligro la recuperación [económica, ndlr.] que está empezando con un aumento de las infecciones”, decía Altmaier en unas declaraciones a la agencia alemana Deutsche Presse Agentur (DPA).
Las imágenes del sábado también despertaron el impulso sancionador del también conservador Markus Söder, el presidente del Land de Baviera (sur). El domingo, en una entrevista con la televisión pública ARD, Söder se mostró a favor de multas más altas para quienes no respeten obligaciones como la de llevar mascarilla en transporte público o la de no hacerse los tests obligatorios como se supone ocurre a partir de esta semana con quienes pisan suelo alemán procedentes de “zonas de riesgo”.
Una manifestación “muy repelente e irresponsable”
Por su parte, el vicecanciller y ministro de Hacienda de la canciller Angela Merkel, el socialdemócrata Olaf Scholz, se quejaba en la mañana de este lunes de la actitud “extraordinariamente irresponsable” de quienes se manifestaron el sábado. Éstos deben toparse con la confrontación de esa mayoría de la sociedad germana que respeta las medidas contra la propagación del nuevo agente infeccioso, según Scholz.
“Los pocos que se manifiestan con proclamas y reivindicaciones absurdas deben ser confrontados pues tienen una valoración irreal de la situación y ponen en peligro con lo que hacen a otras personas”, decía Scholz en una entrevista con la Südwestrundfunk (SWR), la radio-televisión pública del sureste alemán. Según el Instituto Robert Koch (RKI), la agencia de prevención y control de enfermedades, en Alemania se registraban el lunes medio millar de infecciones nuevas.
La tendencia que lleva Alemania en los últimos días es al alza. Desde que comenzó la pandemia, el país de Angela Merkel cuenta 210.402 casos y lamenta 9.148 muertes, según los datos de este lunes.
En este contexto, la ministra de Justicia, la también socialdemócrata Christine Lambrecht, manifestaba su rechazo a lo ocurrido el sábado en Berlín señalando al Süddeutsche Zeitung que le faltaba “empatía por unos manifestantes que pasan despóticamente” de respetar los estándares de seguridad pandémicos. El igualmente socialdemócrata Hubertus Heil, ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, hablaba de una manifestación “muy repelente e irresponsable”.
En la ultraderecha celebran la protesta
La lista de políticos que han puesto el grito en el cielo tras haber visto las imágenes de la manifestación en Berlín es larga. En ella los hay también ecologistas, liberales e izquierdistas. En realidad, son de todo el espectro político salvo de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).
En las filas de este partido hay quien ha celebrado la manifestación de los aquí etiquetados de “covidiotas”. Según los términos del diputado de AfD Jens Maier, la movilización del sábado fue “una expresión de toda la sociedad alemana”.
De todos los políticos que han tenido que reaccionar a lo ocurrido el sábado, el alcalde de Berlín, el socialdemócrata Michael Müller, probablemente sea el que haya hablado desde una posición más incómoda.
El domingo, Müller parecía morderse la lengua cuando le preguntaron en la Rundfunk Berlin-Brandenburg (RBB) sobre la manifestación. A fin de cuentas, su ciudad fue la elegida el pasado fin de semana por miles de personas venidas de todo el país para mostrar su rechazo a las medidas anti-COVID-19.
Según la descripción que ofrece la crónica local, en la manifestación los había extremistas de derechas, esotéricos, anti-vacunas, en suma, un amplio espectro de radicales entre los que a buen seguro también había ciudadanos críticos, sin más, con las gestión del Gobierno de Merkel. Era “una mezcla estrafalaria”, de acuerdo con el diario Bild
Según Müller, que los manifestantes utilizaran su ciudad como escenario de su particular celebración es más que motivo de enfado.
“Me molesta sin medida. Vienen de Fráncfort o de Stuttgart para armar jaleo. Se les concede el derecho a manifestarse de acuerdo con unas medidas de higiene que luego no cumplen y, lo peor de todo, no reconocen lo que dicen los hechos y juegan con la salud de otras personas”, señalaba el alcalde de Berlín. “Decir que me indigna es decir poco”, abundaba.
“¿Creían los políticos que iban a respetar las medidas?”
La indignación y predisposición que ahora muestran los principales políticos para endurecer castigos o imponer medidas que obliguen a respetar el distanciamiento social básico no oculta, sin embargo, la identidad de los responsabilidades de lo ocurrido el fin de semana. Al menos así lo ve Christian Pestalozza, jurista y profesor de la Universidad Libre de Berlín.
“Es culpa de los políticos que hayamos visto lo que hemos visto este fin de semana en Berlín, con la mayoría de los manifestantes sin mascarilla y demás. Los responsables políticos no deberían haber dejado que se convocara una manifestación con capacidad para reunir a 20.000 personas”, dice Pestalozza a NIUS.
“Los manifestantes eran gente que se opone a las medidas contra el coronavirus. ¿Qué creían los políticos que iban a hacer en su manifestación los opositores a las medidas contra el coronavirus? ¿Creían que iban a respetar las consignas contra el coronavirus?”, concluye.