Que Suecia es diferente lo ha dejado claro con su estrategia frente al coronavirus. Es el único país europeo que no ha impuesto las medidas de confinamiento porque prefiere apelar a la "responsabilidad personal" de sus ciudadanos. Una respuesta bajo escrutinio que las autoridades defienden y mantienen contra viento y marea. Pero ahora que el país ha superado la barrera psicológica de los 1.000 muertos por la Covid-19 se inflaman las críticas a su controvertido plan.
Con 1.203 fallecidos y 11.927 casos confirmados, Suecia supera a sus vecinos nórdicos: Finlandia, Dinamarca y Noruega. Todos ellos han impuesto mayores restricciones para hacer frente a la pandemia. La tasa sueca es 118 personas por millón de habitantes; frente a la de 55 en Dinamarca o 13 en Finlandia.
Una veintena de científicos ha pedido al Gobierno que reconsidere su estrategia, la cambie y adopte "medidas rápidas y radicales". En un artículo publicado en el periódico Dagens Nyheter demandan restricciones; como aumentar la distancia social, cerrar colegios y restaurantes y poner en cuarentena a las familias en las que hay algún infectado.
¿Por qué el país nórdico no impone medidas de confinamiento como el resto de europeos? Las autoridades suecas rechazan órdenes drásticas que consideran demasiado inefectivas para poder justificar su impacto en la sociedad. Insisten en que su plan es sostenible en el largo plazo.
Las encuestas reflejan que muchos suecos continúan apoyando la postura de su Gobierno de no decretar una cuarentena obligatoria sino confiar en la responsabilidad de cada ciudadano.
Anders Tegnell, el epidemiólogo detrás de la controvertida estrategia, dice que el objetivo es asegurar "una propagación lenta de la infección sin saturar los hospitales". Mantiene que es importante que una parte de la población adquiera la inmunidad al virus. Niega, eso sí, que se busque una "inmunidad colectiva" de forma rápida; esa era la estrategia que adoptó en un principio Reino Unido antes de recular e imponer duras restricciones.
Pese a todo, el primer ministro Stefan Lofven ha reconocido a la televisión SVT que "la preparación del país no ha sido lo suficientemente buena" para encarar la situación.
Las autoridades no han impuesto reglas obligatorias de confinamiento; aunque sí han prohibido las reuniones de más de 50 personas y las visitas a residencias de ancianos. El 40% de las muertes en la región de Estocolmo -epicentro del coronavirus- se localizan en asilos, según han informado las autoridades sanitarias.
La decisión de no cerrar los colegios para los menores de 16 años ha desatado críticas de los educadores. En una carta publicada por el periódico Aftonbladet, 900 profesores y trabajadores de centros educativos se quejan de que es imposible mantener la distancia física aconsejada. Dicen que "en muchos casos" niños con familiares infectados siguen acudiendo a clase. "No nos sentimos capaces de proteger a los alumnos y educadores", afirman.
Entretanto, las autoridades piden que se eviten los viajes no esenciales, que se trabaje en casa y no se salga si se tiene más de 70 años. Son consejos, no reglas obligatorias.
Ahora, El 50% de los trabajadores suecos desarrolla su labor desde casa. Los viajes en transporte público han disminuido un 50% en la capital y el tránsito en sus calles, un 70%, según The Guardian.
Para algunos expertos, la respuesta sueca está muy relacionada con su perfil demográfico: una baja densidad de población (unas 25 personas por kilómetro cuadrado) y más del 50% de hogares unipersonales.
¿Protegerá la estrategia sueca a su economía? Para algunos analistas no se espera que -pese a no imponer medidas de bloqueo- Suecia no sufra el mismo impacto económico que otros países. La propia ministra de Finanzas, Magdalena Andersson, ha anunciado que el PIB podría reducirse en un 10% y el paro subir al 13'5%.