La presión medioambiental mueve la silla de Joe Kaeser, CEO de Siemens

A Joe Kaeser, el CEO del conglomerado alemán Siemens, le toca defender con uñas y dientes la política medioambiental de su empresa, que sufre por su implicación en un proyecto de explotación de carbón en Australia
La del miércoles no fue una Asamblea Anual de Accionistas de Siemens como otra cualquiera para Joe Kaeser. El consejero delegado del conglomerado tecnológico alemán Siemens es un hombre de empresa. Lleva 40 años en la firma, siete de ellos como CEO. La cita con los accionistas del miércoles, sin embargo, no era para nada rutinaria.
Estuvo marcada, desde el principio, por las protestas de un buen puñado de militantes ecologistas que llevaron su movilización hasta los accesos del pabellón multifuncional del Olympiahalle de Múnich. Allí se habían dado cita con Kaeser los accionistas de Siemens.
Los activistas protestaban contra un proyecto en el que participa Siemens en Australia. Concretamente, se revelaban contra el contrato que Siemens tiene con la multinacional india Adani. El contrato vincula a Siemens con Adani por un valor estimado en 18 millones de euros. Por ese dinero, la firma alemana ha de contribuir en aspectos técnicos de la realización de una vía férrea que unirá una polémica explotación de carbón del interior del estado australiano de Queensland (noreste) con la costa del país oceánico.
En virtud de ese compromiso ya firmado, Siemens, un gigante tecnológico que hace ya un lustro se puso el objetivo de la neutralidad climática para 2030, está vinculado al Grupo Adani, un conglomerado en cuyo grueso portafolio destacan actividades mineras del carbón. Que Siemens contribuya con el proyecto australiano de la empresa india es algo que los ecologistas no perdonan a la empresa alemana
Por eso hicieron acto de presencia en la cita de los accionistas. Los había incluso llegados de Australia, donde el proyecto de Adani lleva tiempo generando polémica y, sobre todo, protestas del sector más comprometido con el medioambiente de la sociedad australiana.
Activistas que denuncian “contradicciones”
A ese sector pertenece, sin duda, la joven australiana Varsha Yajman. Ella ha estado explicando estos días a los medios alemanes lo que para los ambientalistas es toda una contradicción.
“Siemens dice ser una empresa buena para el medioambiente y otorga gran importancia a su buena imagen. Una cooperación con Adani no es compatible con esto. Queremos preguntar a Kaeser el porqué de su contradictoria gestión. Estamos enfadados y frustrados”, decía Yajman al diario berlinés Die Tageszeitung, un periódico de línea editorial ecologista.
El mensaje de Yajman lo apoyaban en la cita muniquesa los activistas del movimiento juvenil Fridays For Future (FFF) de Alemania y de, entre otros, Extinction Rebellion. Aunque quedaran fuera sus mensajes del estilo “Siemens tiene el poder de parar Adani”, en la reunión de accionistas, Kaeser tenía que lidiar con cierto descontento procedente también de su política medioambiental.
No ha debido hacerlo del todo bien Kaeser cuando para referirse a la cooperación de Siemens con Adani en Australia se utiliza la expresión “caso Adani”. Tampoco se puede decir que Kaeser saliera airoso el miércoles ante los accionistas cuando la reunión dejó titulares como: “Nadie está contento”.
Así resumía la última cita de Kaeser con los inversiones el diario conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung. Este periódico ha descrito estos días a Kaeser como un hombre “luchando por la obra de su vida”. A saber, Siemens.
Kaeser, “el incomprendido”
Sobre los hombros de Kaeser ha caído la monumental responsabilidad de preparar a Siemens para el futuro. Haciéndose cargo de esa tarea, tomó aquella decisión de 2015 de poner la neutralidad climática como horizonte para el consocio en 2030. Pero Kaeser, “el incomprendido”, según el epíteto que le ha puesto el diario Süddeutsche Zeitung, ahora es el responsable de un “desastre comunicativo”.
Así se refrieren incluso algunos accionistas de Siemens a sus explicaciones sobre la participación en la aventura minera de Adani en Australia. En Siemens, Kaeser y compañía saben que romper el contrato que le une a Adani puede salir caro. De ahí que la firma alemana mantenga su compromiso.
No obstante, a Kaeser también se le reprocha haber ofrecido a Luisa Neubauer, una joven de 24 años y líder alemana de FFF, un puesto en las altas instancias de Siemens Energy, firma responsable del área energética del consorcio germano. Eso es al menos lo que han dicho desde FFF. Su lideresa hizo público su rechazo a la oferta el mes pasado. Por su parte, Kaeser manifestaría después que sólo habló de un puesto en un comité de sostenibilidad de la empresa.
Resultados a la baja
Sea como fuere, se habla de Kaeser como de un líder al que se podría cuestionar por asuntos de confianza. Ésta es clave para cualquier CEO ante sus accionistas. A los de Siemens, el miércoles no se les ofrecieron resultados excepcionalmente positivos. Porque en las cuentas del primer trimestre, lo más comentado fue, sobre todo, la caída del 30% del negocio industrial, totalizando 1.430 millones de euros.
A los activistas, Kaeser tampoco los ha calmado. Sobre las protestas a las puertas de la reunión de accionistas, Kaeser dijo que los reproches de los ambientalistas eran “casi grotescos”. Entre otras cosas, porque los servicios que Siemens ha de prestar a Adani resultan, en sí mismos, “irrelevantes” para la explotación minera de Queensland.
El anuncio hecho el miércoles según el cual Siemens invertirá 1.000 millones de euros de aquí a 2025 para reducir sus emisiones de dióxido de carbono tampoco parecen suficiente para los activistas. Éstos quieren, ante todo, una decisión simbólica. Pero no parece que Kaeser esté dispuesto a recibir lecciones de semiología ecologista. Por lo visto, ha de atender a otras prioridades al frente de Siemens.