Primeros refugiados muertos en la frontera polaco-bielorrusa


Minsk empuja a migrantes y refugiados a Polonia para presionar a la Unión Europea
Varsovia crea una zona militar de exclusión y los empuja de vuelta a territorio bielorruso
l primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, acusó a Minsk de “comportamientos mafiosos”
Murieron de hambre, de cansancio, de frío. Tres hombres y una mujer son los primeros muertos del pulso con el que Bielorrusia presiona a la Unión Europea desde que esta le impuso sanciones por la deriva dictatorial del régimen de Alexander Lukashenko.
Bielorrusia lleva meses presionando a Bruselas con el envío de migrantes y refugiados hacia su frontera con las repúblicas bálticas. Estas reaccionaron montando campamentos de acogida cercanos a la frontera y pidiendo a Frontex ayuda para controlarla. A pesar de las tensiones nunca hubo que lamentar víctimas mortales.
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Polonia reaccionó de otra forma. El gobierno polaco decretó el estado de emergencia en la zona fronteriza cuando apenas eran unas decenas las personas que trataban de entrar en su territorio. Con ese estado de emergencia en vigor prohibió el acceso a la zona a cualquier civil. Prohibido el paso a periodistas, a miembros de ong’s, a abogados o a simples ciudadanos, que estaban acudiendo a llevar comida y ropa a los refugiados y migrantes aislados en la frontera.
Belarus deceives migrants &use them to destabilise the #EU
— Bruno Boelpaep (@BrunoBoelpaep) 24 de septiembre de 2021
Sadly it's working.
Violations of human rights in form of pushbacks into #Belarus are a daily occurrence.
No aid workers or journalists allowed in border areas.
Watch our report @Beaking_News + @gregorsokol @BBCWorld https://t.co/OuPWdGLxjB pic.twitter.com/z2HEdtEIEA
Las tropas bielorrusas los empujaban hacia territorio polaco y los soldados polacos hacia territorio bielorruso. Un juego de tenis de mesa que acaba de costar la vida a cuatro personas, que murieron de frío, hambre y cansancio. Las autoridades polacas comunicaron las muertes de forma que sirvieran de advertencia a otros y sólo pudieron dar la nacionalidad de uno de los tres muertos en territorio polaco, un hombre iraquí.
Bielorrusia acusa Polonia de acarrear a su territorio el cuerpo sin vida de la mujer que encontraron sus guardafronteras. Para Varsovia es una alegación basada en mentiras y las autoridades polacas aseguran que dieron aviso a las bielorrusas después de haber descubierto que tras la frontera había una mujer tirada en el suelo.
La frontera terrestre suma 400 kilómetros y Polonia ya empezó a construir una barrera metálica. Las ong’s que intentan acceder a la región y que se enfrentan a la prohibición decretada desde la entrada en vigor del estado de emergencia el pasado 2 de septiembre aseguran que las Fuerzas Armadas polacas dejan a los migrantes a su suerte y que están procediendo a expulsiones ilegales de personas que ya están en territorio polaco. En algunos casos han llegado a hospitalizar a personas en mal estado de salud para expulsarlos de forma ilegal, denuncian estas organizaciones, en cuanto recibieron el alta médica.
La Comisión Europea ha llamado a capítulo en varias ocasiones a las autoridades polacas, a las que exige que cumplan la ley, por ejemplo no expulsando a alguien que quiere presentar una solicitud de asilo. Polonia es responsable según la normativa en vigor (Acuerdos de Dublín) porque es el primer país de la Unión Europea que pisa el eventual solicitante de asilo.
La misma exigencia de respeto a la normativa no se hace en el caso de Grecia, de la que hay pruebas desde hace meses de que ha dejado en alta mar, en pequeñas barcas de plástico sin motor, a familias enteras de refugiados. Frontex niega su implicación en esas actividades ilegales pero varios medios, entre ellos el semanario alemán ‘Der Spiegel’ y la televisión británica ‘BBC’ tienen pruebas en forma de videos e imágenes tomadas por satélite.
El 17 de septiembre pasado el Parlamento polaco aprobó una modificación de las leyes migratorias para legalizar las expulsiones en caliente y no permitiendo presentar solicitudes de asilo, una violación flagrante de la Convención de Ginebra sobre Refugiados de 1951.
La Organización Internacional de las Migraciones respondió con un comunicado en el que asegura que “aunque los Estados tienen el derecho soberano de gestionar sus fronteras, eso no es incompatible con el respeto a los derechos humanos, entre ellos el derecho al asilo”. El comunicado también asegura que “las expulsiones ponen en peligro la vida de las personas y son ilegales en virtud del derecho internacional”.
Polonia se defiende diciendo que los migrantes y refugiados son acarreados a la frontera por las autoridades bielorrusas. El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, acusó a Minsk de “comportamientos mafiosos”. Bielorrusia, según Polonia, acaba de eliminar la exigencia de visa para los ciudadanos de Pakistán, Jordania y Egipto. Trata, creen las autoridades polacas, de animar a más ciudadanos de esos países a volar a Minsk para desde ahí intentar entrar en la Unión Europea. También, siempre según Polonia, Minsk ha dado al pequeño aeropuerto de Grodno, a 10 kilómetros de la frontera polaca, el estatus de aeropuerto internacional.