Reino Unido quiere prohibir la comercialización de pieles


El Gobierno británico está llevando a cabo una consulta para saber si puede prohibir la importación y la venta de pieles en el país
Políticos, modistos y personas influyentes como la esposa del primer ministro encabezan la campaña para la prohibición
Islandia y Canadá advierten a Johnson que esta decisión podría violar sus acuerdos comerciales y costar miles de millones de euros al país
Reino Unido quiere prohibir el comercio de pieles. En estos momentos el Gobierno está llevando a cabo un periodo de consulta para analizar los pros y contras de esta decisión que podría tener importantes consecuencias económicas para el país con pérdidas de miles de millones de euros y con denuncias de incumplimientos de acuerdos firmados. La campaña a favor de la prohibición de las pieles está liderada por la esposa del primer ministro, Carrie Symonds, y por el secretario de estado de Bienestar Animal, Lord Goldsmith. Symonds llegó a decir en julio de 2019, cuando su marido alcanzó el poder, que las personas que compraban pieles eran unos “enfermos”. Hasta cien parlamentarios de diferentes partidos han firmado esta semana una petición para que el primer ministro tire adelante esta prohibición.
También hay una fuerte presión por parte de la industria de la moda británica para que el Gobierno se atreva a prohibirlo. El pasado mes de marzo Stella McCartney, Vivienne Westwood y algunos de los principales modistos del país enviaron una carta conjunta a Boris Johnson en la que le advertían que “la piel no tiene cabida en ninguna sociedad compasiva y hoy su uso es innecesario e imperdonable” y que “claramente, la piel es inmoral, cruel y bárbara”. Prácticamente ninguna de las firmas de moda británica incluye pieles en sus colecciones. La piel ha sido erradicada de la moda.
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Una industria mínima
Según Human Society International, la organización que vela por los derechos de los animales en todo el mundo, más de cien millones de animales en todo el mundo son criados y sacrificados en granjas solo para suministrar pieles a la industria de la moda. Reino Unido fue el primer país europeo en prohibir las granjas de cría de animales de peletería en el año 2000. Primero fueron Inglaterra y Gales, en el 2000, y dos años más tarde lo prohibieron en Escocia e Irlanda del Norte. También se ha prohibido en el Reino Unido la importación de pieles de perros y gatos domésticos y de la caza comercial de focas.
En estos momentos ya se está tramitando en el Parlamento una ley que reconoce que los animales son “seres sintientes” y que todos los departamentos del gobierno tienen que actuar de acuerdo con esta premisa y procurar que no se adopten medidas que tengan un efecto adverso sobre el bienestar de los animales. La ley incluirá la prohibición de la mayoría del tráfico internacional de animales vivos o de trofeos de caza. La prohibición de las pieles de animales iría más allá.
El Reino Unido quería extender las restricciones, pero no pudo hacerlo por la Unión Europea (UE), que le obligaba a aceptar las importaciones de los otros países miembros. Pero tras el Brexit, ya no hay obstáculos. El pasado mes de junio el Ministerio de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales (Defra, por sus siglas en inglés) y los gobiernos de Escocia y Gales iniciaron una consulta para ver si es posible una prohibición total de las pieles. El objetivo es recabar información sobre “la escala y naturaleza” del sector peletero nacional, de las actividades en el extranjero y de las actitudes de las personas hacia el sector de la piel. En este sentido, según otro informe de Humane Society International, tres cuartas partes del público británico apoyarían una prohibición del Reino Unido sobre la importación y venta de pieles de animales.
Consecuencias económicas
Pero esta prohibición podría tener consecuencias económicas nefastas para el país y podría afectar acuerdos comerciales postBrexit estimados en miles de millones de euros, según han advertido al Gobierno británico diversos países. Uno de ellos es Islandia que, en una carta enviada a la Defra, advertía que la prohibición violaría el acuerdo de libre comercio firmado por la ministra de Comercio Internacional, Lizz Truss, con los países de la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC), un bloque comercial al que pertenecen Islandia, Liechtenstein y Noruega. “Una prohibición injustificada de las importaciones sería considerado como una violación del acuerdo”, dijo el director general de comercio islandés, Ragnar Kristjansson, en la carta, filtrada a la prensa. Y añadió que infringiría las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMS).
Este acuerdo con la AELC fue firmado en junio y está valorado en 21.600 millones de libras (25.300 millones de euros). Según Truss, supondrá la creación de 18.000 puestos de trabajo para la industria del procesado de pescado en Escocia y el norte de Inglaterra. Canadá también le ha dicho a Reino Unido que está monitoreando de cerca la consulta y que no cree que las prohibiciones sean la forma más efectiva de mejorar el bienestar animal. El Reino Unido está tratando de llegar a un acuerdo comercial con Canadá por valor de 20.000 millones de libras (23.400 millones de euros) al año.
Oportunidad tras el Brexit
Por su parte, la Asociación Británica de Comercio de Pieles niega que la recolección de pieles implique sufrimiento animal, e insiste en que todos los 270 millones de dólares (230 millones de euros) en pieles que se importan al Reino Unido cada año provienen de granjas o tramperos que están sujetos a una estricta regulación de bienestar animal. Y advirtió que la prohibición “afectaría las relaciones con nuestros principales socios comerciales, incluidos Canadá, Estados Unidos y países europeos como Islandia, que son los mayores productores de pieles”. Londres está negociando un acuerdo comercial con Estados Unidos, que importa piel de visón y zorro al Reino Unido, valorado en 273.000 millones de dólares (unos 230.000 millones de euros).
“Ya tenemos algunos de los estándares de bienestar animal más altos del mundo y, como nación independiente [tras el Brexit], ahora podemos reexaminar algunas de nuestras leyes de bienestar animal, incluida la importación de pieles para su uso en productos de moda", dijo un portavoz del Gobierno en respuesta a las advertencias de Canadá e Islandia. Y dejó claro que “cualquier propuesta futura deberá cumplir con las reglas de la OMS y ser sometida a una evaluación de impacto completa”. Tomarán la decisión a finales de mes, cuando termine la consulta. En cualquier caso, de tirar adelante la prohibición, el Reino Unido ya no sería el primer país en prohibir el comercio de pieles ya que Israel se le avanzó el pasado mes de junio.