Macron y Le Pen disputarán la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas

Con el 100% escrutado, Macron es el más votado en la primera vuelta de las elecciones francesas con un 27,6% de los votos seguido por Le Pen con el 23,9%
Candidatos de la derecha, ecologistas y comunistas ya han pedido votar por Macron dentro de dos semanas
Macron y Le Pen disputarán la segunda vuelta de las elecciones a la Presidencia de Francia dentro de quince días. Con el 100% escrutado, Emmanuel Macron es el más votado en la primera vuelta de las elecciones con un 27,6% de los votos seguido de Marine Le Pen (23,4%). El candidato de izquierda Mélenchon quedaría tercero al lograr el 21,9% de los votos
Muy por detrás quedan el otro candidato de extrema derecha, Éric Zemmour (7 por ciento); el candidato ecologista, Yannick Jadot (4,84por ciento) y la candidata conservadora, Valérie Pécresse (4,7 por ciento). Jean Lassalle, Fabien Roussel, Anne Hidalgo, Nicolas Dupont-Aignan, Philippe Poutou y Nathalie Arthaud no superan el 4 por ciento.
Los candidatos de la derecha, ecologistas y comunistas ya han pedido votar por Macron en la segunda vuelta de las elecciones.
La participación, clave
Francia afrontaba este domingo unas elecciones que marcarán su futuro político -y en gran medida el de Europa- durante los próximos años. Es la primera parada de un proceso electoral más amplio que llega precedido de un auge sin precedentes de la ultraderecha y la ofensiva militar lanzada por Rusia sobre Ucrania a finales de febrero.
Las elecciones presidenciales son generalmente las que mayor participación suscitan entre los votantes franceses, pero la tediosa campaña y el favoritismo del actual presidente, Emmanuel Macron, podrían haber desmovilizado al electorado. De hecho, los datos de participación han sido los más bajos en los últimos años -un 26 por ciento de abstención-, incluso desde 2002, lo que en teoría beneficiaba a la candidata Marine Le Pen.
Macron, a examen
Macron ya no es el recién llegado que en 2017 hizo saltar por los aires a los partidos tradicionales con un movimiento de nuevo cuño, La República en Marcha, que a la postre terminaría dominando también el ámbito parlamentario. Ahora se presentaba con el aval de los cinco años transcurridos y con el mensaje de que quedan cosas por hacer, erigiéndose incluso como líder también dentro de la UE.
El anuncio de su candidatura, de hecho, se vio retrasado primero por la pandemia de COVID-19 y luego por el inicio de la guerra de Ucrania, de tal manera que no llegó hasta unas horas antes del cierre del plazo. Con sus mensajes claros contra Moscú y sus esfuerzos mediadores han intentado atraerse a gran parte del electorado, una especie de 'efecto bandera' que arrastra a los votantes a posicionarse del lado del líder en tiempos de crisis.

Marine Le Pen, protagonista
Los sondeos situaban a Macron como favorito, pero el sistema electoral francés no permite dar nada por sentado. Le Pen, que ya logró el ansiado cara a cara con Macron en los comicios de 2017, era 'a priori' la candidata mejor posicionada. Tampoco es una recién llegada y ha sugerido que éste será su último intento para alcanzar el Elíseo, para lo cual espera sacar partido de un electorado aparentemente más escorado a posiciones de derechas y de una izquierda desdibujada amenazada por la abstención.
Una vez abandonadas posiciones radicales como la salida de la UE y del euro, su principal desafío a la hora de mejorar su imagen durante estos últimos meses ha consistido en desembarazarse de la sombra del presidente ruso, Vladimir Putin, que ha pasado de ser su aliado confeso al elefante en la habitación. Agrupación Nacional destruyó miles de folletos por una imagen de Le Pen y Putin juntos, estrechándose la mano.

La ‘amenaza’ Zemmour
Le Pen se consolidó en los sondeos como segunda opción tras una fase inicial en la que se vio afectada directamente por la irrupción del huracán Zemmour. Este periodista curtido en tertulias a golpe de polémicas aspira a gobernar con un programa más escorado aún a la derecha que el de Le Pen, lo que ha contribuido incluso a suavizar la imagen de esta última.
Zemmour ya dejó claro al anunciar su candidatura que quería "salvar" Francia al estilo de los grandes dirigentes históricos y entre sus mensajes se han colado declaraciones xenófobas que, según Macron, han contribuido a generar una especie de "tándem" de la extrema derecha en una Francia donde todo puede pasar ahora.
Debacle socialista
La lista de presidenciables incluía también el nombre de Valérie Pécresse, presidenta de la región de Isla de Francia y vencedora de un proceso de primarias con el que Los Republicanos lograron movilizar a un centro-derecha que pasó de gobernar el país hasta 2012 a una travesía por el desierto que ha logrado soportar por el peso que aún ostenta a nivel regional y local.
Mélenchon, por su parte, concurría de nuevo a una carrera presidencial con el objetivo de dar la sorpresa y arrastrar el voto útil de la izquierda francesa. No en vano, era el candidato de este espectro político favorito en los sondeos, en los que la alcaldesa de París, la socialista Anne Hidalgo, figuraba con porcentajes exiguos.
Hidalgo había acusado a Macron de dar alas a la ultraderecha en busca de su propio beneficio, una idea de la que el presidente intentaba zafarse. "La gente elige en primera vuelta el proyecto con el que se siente más próximo. El tiempo del debate y la confrontación proyecto a proyecto será en la segunda vuelta", declaró este viernes en RTL.