El 'Robinson Crusoe italiano' abandona su isla desierta 32 años después


Mauro Morandi lleva viviendo en la isla de Budelli desde 1989, pero ha decidido "mudarse" tras numerosos intentos de desalojarlo
Los responsables del parque nacional de La Maddalena llevan años tratando de echar al ermitaño
En la era de los móviles y las telecomunicaciones, es difícil imaginar a alguien que viva aislado del mundo. Esa ha sido la realidad de Mauro Morandi, un hombre de 81 años, apodado como el 'Robinson Crusoe italiano', que ha vivido durante más de 30 años en una isla desierta. Sin embargo, la presión de las autoridades italianas ha acabado por desalojar al único habitante de Budelli. "He dejado de lado la lucha", ha señalado el ermitaño.
El italiano ha asegurado que se marchará de la isla a finales de mes y se mudará a un pequeño apartamento. Los responsables del parque nacional La Maddalena a la que pertenece Budelli, una pequeña isla al sur de Cerdeña, llevan desde 2016 instigando a Morandi para que abandone la isla.
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Un giro del destino
El por qué Morandi arribó a Budelli, onocida por su playa de arena rosada, fue más bien fortuito. En 1989 el italiano navegaba en su catamarán hacia el Pacífico sur cuando este se averió en la costa sarda. Morandi descubrió que el cuidador del islote estaba a punto de retirarse y cambió de planes: abandonó el viajé en velero, vendió el barco y asumió el cargo.
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Posted by Mauro Morandi on Friday, October 9, 2020
Desde entonces, Morandi, cuyo hogar es un antiguo refugio de la Segunda Guerra Mundial con vistas a una bahía, se ha dedicado a explorar y velar por el ecosistema de la isla. Durante años se ha dedicado a despejar sus caminos, mantener sus playas vírgenes y enseñar a los excursionistas veraniegos sobre su ecosistema.
Conflicto con las autoridades
Morandi ha dicho que ha decidido irse a finales de este mes después de recibir varias amenazas de desalojo por parte de las autoridades del parque nacional La Maddalena. Éstas aseguran que quiere convertir Budelli en "un eje de educación ambiental".
"He renunciado a la lucha", ha claudicado el ermitaño. "Después de 32 años aquí, me siento muy triste por irme. Me han dicho que tiene que hacer obras en mi casa y esta vez parece ser real", ha explicado. Los gestores de la Maddalena aducen que el guardia realizó modificaciones a la estructura del refugio que le sirve de hogar sin permiso.
Morandi, originario de Módena, ha avanzado que se mudará a un pequeño apartamento en la cercana La Maddalena, la isla más grande del archipiélago y que da nombre al parque nacional. "Viviré en las afueras de la ciudad principal, así que iré allí de compras y el resto del tiempo lo dedicaré a mí", ha detallado. "Mi vida no cambiará demasiado, todavía veré el mar", ha reconocido.
Intentos de ayudar a Morandi
En cuanto a la isla que deja atrás, Morandi ha dicho que espera "que alguien pueda protegerla tan bien como yo". El acceso a Budelli está muy restringido desde la década de los 90. Los turistas tienen prohibido caminar por su playa rosa, ya que muchos se llevaban su arena de souvenir, y también nadar en la costa. Aunque se puede visitar la isla durante el día en bote y se permite observar el famoso arenal desde un sendero cercano.

Su trabajo se vio amenazado por primera vez cuando la empresa propietaria de la isla quebró en 2013. El plan de vender el islote a Michael Harte, un empresario de Nueva Zelanda que se comprometió a mantener a Morandi como cuidador, se vio frustrado entre protestas para que Budelli volviese a manos públicas. Una decisión que un juez de Cerdeña ratificó en 2016.
En los últimos años, varias peticiones han logrado miles de firmas para mantener a Morandi en la isla. Sus numerosos seguidores expresaron su decepción y enojo en su página de Facebook el lunes, tras conocer la noticia. "No hay palabras ... la destrucción del paraíso comenzará" o "no puedo imaginar a Budelli sin la protección de Mauro ... ¡debes resistir!" fueron algunos de los lemas que esgrimen sus incondicionales.