Salvini vs Renzi, un debate para resucitar a costa del enemigo

Así ha sido el primer cara a cara entre dos grandes líderes italianos en más de una década.
La última vez que hubo un debate en Italia fue entre Berlusconi y Prodi
Matteo Salvini y Matteo Renzi comparten algo más que el nombre. La casualidad quiso que el estreno en televisión de ambos, adolescentes, fuera en ‘La ruleta de la fortuna’. Ya entonces Renzi apuntaba a empollón de la clase, con un bote de 48 millones de liras; mientras que Salvini se fue a las primeras de cambio, como el alumno que prefiere aprender en la calle.
Años más tarde, ya como políticos -aunque todavía con un look posadolescente-, protagonizaron un debate en televisión. Y ayer volvieron a compartir plató, en el primer cara a cara entre dos grandes líderes italianos en más de una década.
Cara a cara más esperado
El contexto era desconcertante. Renzi, ex primer ministro y gran perdedor de la política reciente de este país, se presentaba como el triunfador que había desalojado del Gobierno a Salvini. Y enfrente, el líder de la Liga, protagonista indiscutible en el último año y medio, llegaba derrotado tras el harakiri que se hizo este verano. El descalabro de ambos se produjo también después de obtener un gran resultado en las elecciones europeas, esas que no sirven para medir del todo los ánimos del elector, y que disparó la avidez de dos políticos que ya venían con altas dosis de ambición.
Renzi apoya ahora al Gobierno y Salvini está en la oposición. Pero en realidad quien más tenía que ganar era el ex primer ministro, ya que las encuestas no le dan más de un 5% al nuevo partido centrista que ha creado, Italia Viva. Por eso, se lanzó desde el primer momento a la yugular de su adversario, con un cóctel de ataques directos, densas lecciones de economía y una clase magistral de retórica. “Tiene usted la mala suerte de estar delante de alguien que ha estudiado y sabe de lo que habla”, le espetó al líder ultraderechista. Antes ya le había abrumado con las medidas económicas propias y la incoherencia de las ajenas.
Grazie a tutti! Chi ha visto il confronto si sarà fatto un’idea precisa. Io sono felice che ci sia tutto questo affetto per #ItaliaViva e per il nostro progetto di Paese. Adesso tutti pronti per la #Leopolda10
— Matteo Renzi (@matteorenzi) October 15, 2019
Buona Notte #RenziSalvini
Salvini, a la defensiva
Salvini se encomendó siempre al chascarrillo, el punto fuerte de su comunicación. “Usted es un genio incomprendido. Ha hecho todo lo bueno, ha traído la paz, ha acabado con el hambre en el mundo, ha bajado los impuestos y ha inventado el crecepelo, pero los italianos no se han dado cuenta”, dijo. Renzi le había recriminado que apenas había acudido a las cumbres europeas como ministro, que participó sólo en el 1,3% de las sesiones parlamentarias y que a cambio había mostrado en las redes sociales todos los platos que se había comido. “Pues algo falla -respondió Salvini- porque si me alimento como un búfalo, no hago nada y los italianos me siguen dando un 33% en las encuestas será por algo”.
Cuando escapó del chiste, el discurso del ex ministro del Interior se sustentó en dos ideas: inmigración y soberanía. Primero le afeó a su rival que con el nuevo Ejecutivo “se han triplicado los desembarcos” y después presumió de que a él no le dan “órdenes Merkel y Macron”.
Renzi quiso marcar distancias en el terreno migratorio –“su política está basada en la deshumanización”, disparó a su adversario- y presentó un cuadro más completo de la realidad de su país. Pero era ya medianoche y quizás al espectador le hacían más gracia las bromas ya escuchadas de Salvini que los intentos de su rival por llevar el debate a alguna parte. Renzi hablaba del clima y Salvini ridiculizaba a Greta Thunberg; el primero se esforzaba en recordar que la mano dura en materia migratoria no había traído resultados y el segundo mencionaba a Richard Gere.
Un duelo a cara de perro
Los dos se presentaron con traje azul, como marca la moda, y la imagen de líderes serios. Pero nadie dudaba que el debate se convertiría en un intercambio de golpes. Ambos necesitan al rival para subrayar su perfil: Renzi como cortafuegos de Salvini; y Salvini como víctima de un tejemaneje medrado por Renzi. En el enganchón más aparatoso, el líder de la Liga le preguntó a su adversario si “de verdad era agua lo que tenía en el vaso”. En la era de la política espectáculo, era de prever.
La última vez que se había celebrado un debate a este nivel fue en 2006. Y fue precisamente en el mismo plató de Porta a Porta, un programa de la televisión pública italiana que tiene el mérito de permanecer en emisión desde hace 23 años sin haber cambiado el decorado ni a su presentador, Bruno Vespa, de 75 años. Aquella noche estuvieron en el estudio Romano Prodi y Silvio Berlusconi, que días más tarde se jugaron las elecciones en unos pocos miles de votos.
Quién sabe si el debate que vio un 52% de la audiencia le hizo ganar los comicios al candidato de centro izquierda. Este martes, con el programa grabado horas antes, Renzi y Salvini trasladaron la discusión a una avalancha de tuits que repetían lo mismo que el espectador veía en televisión. Tuvo mucho de show. El Gobierno estaba mientras tanto terminando de cuadrar los presupuestos para mandarlos a Bruselas.