Francia apuesta por el continuismo de Macron pero la extrema derecha de Le Pen gana fuerza

La visión moderada y europeísta de Macron logra un 58,54% de los votos, frente al 41,46% de la ultraderechista
El fundador de La República en Marcha suma su segundo mandato y es el primer presidente reelegido desde Chirac en 2002
La abstención ha sido del 28%, la más alta desde 1969
Emmanuel Macron será presidente de Francia otros cinco años. El candidato liberal ha ganado las elecciones presidenciales francesas con un 58,54% de los votos frente al 41,46% de la ultraderechista Le Pen, con el 100% de los votos escrutados.
La participación a las 17.00 horas era del 62,23 por ciento, dos puntos menos respecto a las anteriores elecciones presidenciales de 2017 y el dato más bajo desde 1969. Unos 48 millones de franceses estaban llamados a las urnas, que han cerrado entre las 19:00 y las 20:00 horas. La participación final ha sido del 72%.
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La visión moderada de Francia y europeísta de Macron ha vencido a una Marine Le Pen que, pese a moldear su imagen y discurso, no ha logrado suficientes apoyos para desbancar al candidato liberal. Sin embargo, Le Pen reduce distancias con Macron respecto a su primer cara a cara en las presidenciales de 2017. Entonces, logró un 66,1 % de los votos y la ultraderechista se tuvo que conformar con menos del 33,9%. Por tanto, la candidata de Agrupación Nacional obtendría su mejor resultado histórico.
"Este resultado representa ya una gran victoria. Es el testimonio de la confianza del pueblo francés en un gran cambio (...) Los franceses manifiestan hoy el deseo de un contrapoder fuerte", ha declarado Le Pen en rueda de prensa, tras hacerse públicos los resultados de las primeras proyecciones.
El fundador de La República en Marcha (LREM), que contaba con el respaldo mayoritario de los partidos derrotados en primera vuelta, acumulará al menos dos mandatos, acercándose a nombres como Jacques Chirac (1995-2007) y François Miterrand (1981-1995). Será, además, el primer presidente reelegido desde la victoria de Chirac en 2002.
La 'estabilidad' frente al 'patriotismo'
Macron no quería ser presidente de un solo mandato como sus predecesores inmediatos, Nicolas Sarkozy y François Hollande, y para ello ha tratado de presentarse como un gobernante solvente, una garantía de estabilidad que, al margen de sus inclinaciones liberales y de centro-derecha, pueda contentar a un amplio abanico del electorado.
Ya no era la novedad de hace cinco años, pero el fundador de La República en Marcha (LREM) ha tratado de hacer de esta experiencia su principal baza de victoria. Frente a quienes le acusaban de elitista, ha reforzado una imagen de cercanía, con conversaciones improvisadas con ciudadanos en actos de campaña y fotografías oficiales desenfadadas.

Le Pen, por su parte, se definía como "patriota" frente a los políticos tradicionales que, en su opinión, han fallado al país durante décadas. Incluía a Macron dentro de esta élite, mientras trataba de presentar una imagen más amable que en la que en su día se asoció a su padre, el fundador del Frente Nacional e impulsor de la ultraderecha política moderna en Francia.
Un debate electoral como presagio
Macron hizo valer su condición de favorito en la primera vuelta del 10 de abril y logró más del 27 % de los sufragios, más de cuatro puntos por encima de su rival directa. Este primer ensayo sirvió para demostrar que la líder de Agrupación Nacional tiene unos electores fieles, como ha venido demostrando en las últimas grandes citas electorales.
Uno de los principales retos de Macron, evidenciado en el debate televisado del miércoles, ha consistido en dejar en evidencia las costuras del discurso de Le Pen y recalcar su ideología ultraderechista sin demonizarla ni parecer arrogante, adjetivo que le han atribuido una y otra vez sus rivales políticos.
Analistas y medios coincidieron en que el mandatario salió vencedor del debate, en el que Le Pen, sin embargo, no se vio igual de acorralada que en 2017 -ella misma ha reconocido que el debate de entonces es el mayor error de su carrera política-. Macron triunfó, pero ni mucho menos dejo KO a su contrincante.
¿Y ahora qué?
La cita de este domingo era clave en un año en el que Francia renovará sus principales instituciones y que tendrá en junio lo que Mélenchon ha venido a llamar como "tercera vuelta". Se celebrarán elecciones legislativas, marcadas por lo que ha ocurrido en las presidenciales.
La derrota de Le Pen podría ser definitiva si realmente cumple lo que dijo en una reciente entrevista, en la que anunció que, "teóricamente" no se presentaría de nuevo a unas elecciones. Sin embargo, ni su actual peso político ni su edad (53 años) permiten descartar que vaya a repetir en busca del asalto final en el Elíseo.
Lo que sí parece claro a estas alturas es que los partidos tradicionales deberán reinventarse si quieren sobrevivir en la nueva Francia. Los Republicanos (antigua Unión por un Movimiento Popular) y el Partido Socialista, las dos formaciones que venían disputándose el poder, no sumaron ni el 7 por ciento de los votos en la primera vuelta de los comicios presidenciales.