El socialdemócrata Milanovic será el nuevo presidente.
Su elección se ve como una mano tendida a sus vecinos balcánicos.
El ex primer ministro socialdemócrata Zoran Milanovic, un hombre con un perfil centrista y europeísta, derrotó anoche a la presidenta Kolinda Grabar-Kitarovic, una conservadora que había mostrado en los últimos años ciertas tendencias nacionales y había tensado las relaciones con sus vecinos balcánicos. Milanovic obtuvo el 53,25% de los votos y Grabar-Kitarovic el 46,75%.
La victoria de Milanovic, que coincide con la presidencia croata de la Unión Europea (UE) en este primer semestre de 2020, se ve como el rechazo de los croatas a las políticas conservadoras que dominaron en los últimos años en Croacia. Grabar-Kitarovic se hizo famosa por su ferviente apoyo a la Selección croata de fútbol durante el Mundial de Rusia de 2018.
La derrotada, popular…y nacionalista
Esa imagen popular, que en Europa se vio con simpatía, escondía un perfil nacionalista que nunca tuvo una mala palabra hacia los criminales de guerra croatas de los conflictos de los Balcanes y que acercó Croacia a la Rusia de Vladimir Putin.
Grabar-Kitarovic también es criticada por no haber tomado durante su mandato ninguna medida que pudiera frenar el éxodo de la juventud croata hacia otros países europeos. El país es uno de los que sufren una mayor pérdida de población de toda Europa. Su acercamiento a la ultraderecha tampoco le dio los votos necesarios para derrotar a Milanovic.
El nuevo presidente fue primer ministro entre 2011 y 2016 y los croatas le recuerdan como el hombre que hizo posible su incorporación a la Unión Europea en 2013, que sacó al país de la crisis económica a principios de la pasada década y que hizo frente a los cientos de miles de refugiados que atravesaron Croacia rumbo al norte de Europa después de que Viktor Orban vallara la frontera húngara con Serbia.
El cambio en la jefatura del Estado croata puede relajar las tensas relaciones que mantienen Eslovenia y Croacia por un conflicto fronterizo y las negociaciones europeas con Serbia (y Montenegro), en las que Croacia ha ido arrastrando los pies.
Objetivo Schengen
Una de las prioridades de Milanovic será conseguir que Croacia entre en el Espacio Schengen y para ello el país está intentando blindar su frontera terrestre con Serbia, Bosnia-Herzegovina y Montenegro, la más larga frontera terrestre exterior de la UE. El esfuerzo conlleva el despliegue de 20.000 policías y guardafronteras y el apoyo financiero de 190 millones de euros del presupuesto europeo desde 2013.
Pertenecer al Espacio Schengen debería servir a Croacia para aumentar las llegadas de turistas europeos y animar una economía que necesita crear más empleo para mantener a sus jóvenes. Los croatas saben que aunque tienen el apoyo de la Comisión Europea, pueden chocar con Francia, que se muestra reticente a ampliar tanto la UE como Schengen. Rumanía y Bulgaria entraron en la UE en 2007 y todavía no son miembros de Schengen.
Figurante pero no tanto
El papel del presidente de la República en Croacia no es simplemente honorífico como por ejemplo el de su homólogo alemán pero tampoco tiene los poderes de la presidencia francesa o estadounidense. La victoria de Milanovic anima también a los socialdemócratas ante las próximas legislativas, aún sin fecha pero previstas para el próximo otoño. Aunque los croatas tienen una ‘simpática’ costumbre desde hace 20 años: poner en la presidencia a uno de los principales partidos y en el Gobierno al otro.