Los sueños de los refugiados hechos cenizas: Moria, tierra quemada

Muchos refugiados vuelven al campo de la isla de Lesbos en busca de algunas de sus pertenencias
El incendio de Moria arrasó con todo el campo que albergaba a más de 12.000 refugiados
Tras perder toda la documentación y los procesos de asilo en Europa, ahora tienen que empezar de nuevo otra vez
De la guerra huyeron con poco, y ahora tras el incendio de Moria no tienen nada. Esta es la cruel situación que están viviendo 12.000 refugiados en la isla de Lesbos. El incendio del campo de refugiados más grande de Europa, ahora en cenizas, muestra lo que se supone que era un hogar para estas personas. Muchos malviven en las carreteras y ahora vuelven al campo en busca de algunos objetos personales entre los escombros.
El miércoles 9 de septiembre, las llamas arrasaron por completo el campo de Moria. Un escenario desolador y un caos generalizado en toda la isla. Este incendio ha puesto al límite las relaciones entre la comunidad local, las autoridades griegas y la Unión Europea. Échandole más leña al fuego, el gobierno heleno ha puesto en marcha un programa de relocalización: el llamado campamento de Kará Tepé.
Entre las familias de refugiados muchos se organizan para evitar la entrada en este nuevo asentamiento. "Moria se incendió todo, no queremos otro campo así. Se quemaron todas las tiendas y estamos en la calle viviendo. Otros se han quedado a las puertas del otro campo, cerca del Lidl", dice un refugiado mientras coge unas bombonas de gas.

Entre una mezcla de inglés y turco conocemos a un padre de familia que deambula por el campo con una mirada perdida. Nos muestra donde estaba la tienda de su familia en la que ha pasado todos los días desde que pisó suelo europeo. "Aquí todo es una angustia, y probablemente ocurrirá otro desastre", nos comenta Mojtaba. "No press. Go out. (No prensa. Fuera)", es el grito que nos lanza un policía sin mediar palabra. Nos sentimos intimidados al ver que este joven llama a sus compañeros uniformados. Nuestro intérprete de griego, Diego Arévalo, intenta mediar con él pero no hay forma.
Ya fuera del recinto, bajo las concertinas recurrimos al móvil ante la dificultad de comunicarnos con Motjaba. "En mi vida no había vista tanta desgracia. Una detrás de otra. La gente está en este pequeño espacio sin comida, ni agua, ni asistencia médica", nos escribe en farsí en el móvil.
Entrar en este mar de cenizas impacta. Estas tiendas de campaña han sido el hogar para ellos. A la espera de una respuesta de asilo, estos refugiados veían cómo pasaban días y años bajo la protección de un plástico. Al descubierto queda ahora la cruda realidad de un campo donde se albergaba cinco veces más su capacidad de aforo.
"Keep calm and try new things", en español “Mantén la calma y prueba cosas nuevas”. Es la portada de una libreta que alguien dejó olvidada al huir de las llamas. Conmueve ver la caligrafía minuciosa y sus apuntes para aprender inglés. Unos esfuerzos que ahora, seguramente, tendrán que repetir.
'Kará Tepé', ¿el otro Moria?
Entre ratas y escombros, jóvenes y hombres principalmente intentan encontrar algo que pueda resultar útil. Cualquier cosa para cocinar o vestirse, no hay nada más. En sus manos atan con improvisadas cuerdas, cajas y cubos con aquellos enseres que han recuperado. Atrás dejan el campo de Moria, unos se dirigen al nuevo campamento, mientras que otros se instalan entre los olivares.
Desde nuestra llegada a Lesbos, recorremos a diario la ruta Mitilini-Kallonis (Mυτιληνη Kαλλονης). Esta carretera se ha convertido en la única vía de acceso para los periodistas. Transitar por Lesbos y sus montañas muestra la viva imagen de la miseria. Familias totalmente a la deriva, sin cobijo, ni acceso a servicios básicos en medio de una pandemia.
A pocos metros del campo de Moria, los refugiados crean pequeños asentamientos. Una tubería rota sirve de ducha para todos ellos. Niños, jóvenes y adultos, todos hombres, intentan así limpiarse día a día al lado del arcén. Un punto demasiado expuesto a la presencia constante de las cámaras de los periodistas. La mayoría de ellos proceden de Afganistán, cabría preguntarse entonces, dónde y cómo las mujeres musulmanas solucionan sus necesidades de aseo.
Si ya las condiciones de sobrevivencia en la isla eran difíciles, el incendio ha agravado exponencialmente la situación convirtiéndola en una tragedia humanitaria. Durante los últimos días, Grecia y Europa trabajan sin parar en la construcción del nuevo campo. Todo apunta a que Kará Tepé, un campo que iba a ser provisional se convierta en el definitivo, en otro Moria.