Alemania: los comerciantes echan un pulso a Merkel en los tribunales por los cierres de la pandemia


Media Markt Saturn lleva al gobierno a los tribunales por el cierre de los comercios
Miles de comerciantes amenazan con llevar ante la justicia los cierres del “confinamiento duro”
Emplean a miles de personas y generan miles de millones de euros para la economía. Al menos lo hacían hasta que llegó el coronavirus. Son los comerciantes alemanes, un colectivo que figura entre los principales perjudicados por las medidas contra la propagación del SARS-CoV-2, el virus de la COVID-19.
El pasado mes de diciembre cerraron la gran mayoría de estos comercios en aplicación del "confinamiento duro" impuesto por las autoridades. Esos cierres – de idénticas consecuencias a los impuestos en marzo y abril de 2020 – se mantienen desde entonces.
Sin embargo, la paciencia de miles de comerciantes parece haberse agotado. No ayuda a calmar los ánimos que la semana pasada se decidiera que sólo los peluqueros podrán abrir a partir del próximo lunes, 1 de marzo.
Así, y en vista de que la canciller Angela Merkel y los presidentes regionales no dejan claro cómo y cuándo podrá tener lugar el fin de esos cierres, cada vez son más los comercios que luchan a la desesperada, llevando ante los tribunales sus demandas de aperturas.
Empresas como Media Markt Saturn, la mayor tienda de electrodomésticos y electrónica de Alemania – con 53.000 empleados y un volumen de negocio de 20.800 millones de euros anuales – ha llevado ante el Tribunal Administrativo Superior del Estado de Renania del Norte-Westfalia la medida que hasta ahora le imponía mantener cerradas sus tiendas en ese populoso Land del oeste germano.
Una iniciativa similar han decidido tomar ante ese mismo tribunal otras tres firmas que ejercen de referentes en su sector como son la cadena de tiendas de bricolaje Obi – con 48.000 empleados y 4.100 millones de euros en volumen de negocio en 2019 – y las tiendas de moda Peek und Cloppenburg y Breuninger – entre las dos sumaban unos 2.300 millones de euros de volumen de negocio antes de la pandemia.
Este tipo de iniciativas no sólo se limitan a Renania del Norte-Westfalia, Land donde no parece ser suficiente el discurso “relajador” de su presidente, el también líder de la Unión Cristiano Demócrata (CDU) Armin Laschet. Los tribunales administrativos de Turingia y Sajonia, en el este alemán, Baden-Wurtemberg, en el sur germano, y Hessen, también en el oeste, han visto llegar denuncias de Breuniger, según el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung.
Firmas como esa, Obi o Media Markt Saturn no están solas, ni mucho menos. Así, el semanario económico WirtschaftsWoche recogía estos días unas declaraciones de responsables del gabinete de abogados Nieding + Barth, en Fráncfort (oeste), según las cuales miles de empresas han recurrido a sus servicios para acabar cuanto antes con los cierres impuestos por el “confinamiento duro”.
“La mayor ola de denuncias nunca vista”
“Será la mayor ola de denuncias que Alemania jamás haya visto”, decían a cuenta de la iniciativa de sus clientes los responsables de ese gabinete a WirtschaftsWoche. Hubertus Bardt, economista del Instituto para la Economía de Alemania (IW, por sus siglas alemanas) entiende que la iniciativa de los comerciantes alemanes constituye, en realidad, “un grito de auxilio de las empresas”.
“La medida de acudir a los tribunales suena muy dura, pero las medidas que ha tomado el gobierno desde noviembre también lo son. Tras decidirse los primeros cierres de noviembre, se acordaron ayudas para compensar las pérdidas”, dice Bardt a NIUS, aludiendo a medidas que datan del fracasado “confinamiento light” alemán.
“Pero hay un problema con esas ayudas, porque llegan de forma lenta aunque se dijeron que llegarían rápido y de forma nada burocrática. Además, para algunos empresarios las ayudas no son suficiente para cubrir las pérdidas”, añade este economista.
85.000 millones de euros a las empresas afectadas
Según las cuentas oficiales del Gobierno, el dinero parece no parar de fluir a los sectores que han pedido ayudas. “Desde el inicio de la crisis del coronavirus se han aprobado más de 85.000 millones de euros en ayudas”, señalan desde el ministerio de Economía, en manos del conservador Peter Altmaier. Esta semana, sin ir más lejos, desde este ministerio se apuntaba que ya se habían pagado en ayudas de noviembre y diciembre 7.200 millones de euros.
Die Auszahlungen bei der #Novemberhilfe und #Dezemberhilfe steigen täglich an. Eine Beantragung ist bis zum 30. April möglich. Mehr zu den #Coronahilfen hier: https://t.co/J4efjhGYIf pic.twitter.com/PowOyMb5f7
— BMWi Bund (@BMWi_Bund) February 24, 2021
Pero todo ese dinero no parece evitar que se esté formando una ola de denuncias que podría acabar desmontando las medidas del confinamiento duro de Merkel y compañía. De hecho, en el sector del comercio hay quien señala que las compensaciones e iniciativas puestas en marcha son “insuficientes”, según el término de Mona Buckenmaier, responsable de la marca de ropa Riani.
A los comerciantes tampoco parecen convencerles las medidas que harán posibles las próximas aperturas de las peluquerías, mientras que no está para nada claro qué locales podrán abrir pasado el próximo 7 de marzo. Hasta esa fecha se prolongaba a mediados de este mes las medidas de “confinamiento duro”.
En su última reunión, Merkel y los presidentes de los Länder plantearon que la apertura de negocios dependería mayormente de la incidencia de la enfermedad. Por debajo y de manera estable de una incidencia de 35 nuevos casos por 100.000 habitantes en una semana, serían posibles las reaperturas, de acuerdo con la lógica del Ejecutivo.
Merkel: “ya estamos en la tercera ola”
Sin embargo, en los últimos días se han acumulado voces de responsables críticos con ese criterio, considerándolo “demasiado duro”. Los hay, como el ecologista y presidente de Baden-Wurtemberg Winfried Kretschmann, que abogan por “aperturas ligeras” pese a no alcanzar los objetivos de incidencia, según ha recogido el Frankfurter Allgemeine Zeitung.
Por otro lado, en el Instituto Robert Koch, la agencia federal de prevención y control de enfermedades, constatan ahora que los contagios han dejado de caer significativamente en el país. La incidencia media en Alemania se mueve algo por encima de los 60 nuevos casos por 100.000 habitantes en la última semana.
Por otro lado, la amenaza de las masivas denuncias de los comerciantes no es la única ola a la que tener miedo en Alemania con un SARS-CoV-2 que ha mutado y cuyas nuevas variantes son más infecciosas. De hecho, la canciller Angela Merkel ya ha reconocido que el país se encuentra en el principio de la que es la tercera ola de contagios de coronavirus.
“Ya estamos en la tercera ola”, decía la jefa del Gobierno alemán a principios de esta semana en una reunión con responsables del Grupo Parlamentario de la CDU y la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), según han señalado los medios alemanes.
Si Merkel y compañía quieren que se sigan aceptando los cierres, algo que parece ya imposible para muchos comerciantes que temen por la existencia de sus negocios, las autoridades van a tener que justificar mejor las medidas que vayan a tomar próximamente, según Bardt, el economista del IW.
“El gobierno tiene ahora que ofrecer pruebas de dónde están los peligros de infección, y dónde y por qué se tiene que evitar la apertura pese a haberse implementado medidas de higiene”, señalan Bardt. “Ya no basta con decir cuánta gente por metro cuadrado puede haber en un comercio”, concluye este economista.