Los tesoros desenterrados durante el confinamiento en Inglaterra


El Museo Británico comunica que han sido registrados 47.000 tesoros durante el 2020 en jardines traseros de casas con detectores de metales
La prohibición de salir a la calle por el covid ha provocado que los cazadores de tesoros se hayan volcado a buscar dentro de sus propiedades
Entre las reliquias que han sido notificadas figuran 63 monedas de oro de los Tudor, un herraje romano del siglo I y monturas medievales
En Inglaterra existe una enorme afición y tradición para buscar tesoros. Es habitual encontrar a personas con detectores de metales auscultando prados y montañas. Tal vez uno de los más conocidos sea Bill Wyman, el exbajista de los Rolling Stones, que ha hecho exposiciones con sus hallazgos e incluso llegó a patentar su propia marca de detectores de metales. El confinamiento ha limitado el radio de acción de estos buscadores. Durante el primer y segundo encierro se prohibió buscar metales en el exterior. Esto provocó que los cazadores de tesoros se volcaran en la búsqueda por los jardines traseros de sus casas.
El Museo Británico, que se encarga de registrar todos los hallazgos en Inglaterra, ha notificado 47.000 descubrimientos de tesoros durante todo el 2020, pese a que el país estuvo confinado desde marzo. El año anterior se reportaron 81.000 tesoros pero la mayoría en espacios exteriores. La pandemia no ha apagado la pasión de los buscadores de metales preciosos.
MÁS
En el listado del Museo Británico destacan 50 krugerrand, que son monedas de oro macizo sudafricanas de una onza acuñadas en 1967, en pleno Apartheid, en la Refinería Rand, el mayor complejo para refinar y fundir metales del mundo ubicado en Germiston, en Johanesburgo. Tomaron el nombre de Paul Kruger, el político bóer que consideraba a los negros como seres inferiores y que lideró las guerras de independencia contra los británicos. Las monedas fueron encontradas en un jardín trasero en el área de Milton Keynes, a 72 kilómetros al noroeste de Londres. No se sabe cómo fueron a parar a este remoto jardín inglés.
Monedas de oro de los Tudor
También han encontrado durante el confinamiento 63 monedas de oro y una de plata pertenecientes al período entre el reinado de Eduardo IV y el de Enrique VIII, de finales del siglo XV a principios del XVI, durante la etapa de los York y los Tudor. Fueron descubiertas en un jardín trasero de New Forest, al sur de Londres. Al parecer los buscadores estaban arrancando malas hierbas cuando dieron con el botín. Se cree que fueron depositadas en aquel lugar en 1540. El tesoro incluye cuatro monedas del reinado de Enrique VIII que llevan las iniciales de Catalina de Aragón, Ana Bolena y Jane Seymour, sus tres primeras esposas. No era habitual que llevaran sus iniciales.
No muy lejos de New Forest, en Old Basing, otro buscador de metales encerrado en el jardín de su casa halló un herraje romano de aleación de cobre forjado entre los años 43 y 200 d.C. Tres cuartas partes de la isla de Gran Bretaña fueron una provincia británica entre los siglos I y V bajo el nombre de Britania. El herraje está decorado con el rostro bien conservado del dios Océano. Se trata de un objeto único entre los enseres domésticos y de decoración de esa época.
Otros tesoros son una matriz de sello medieval de aleación de plomo a nombre de David de Bernham, obispo de St. Andrews de 1239 a 1253, o una montura medieval de aleación de cobre usada en cinturones bajos sobre armaduras con el jabalí blanco que el rey Ricardo III utilizó como insignia personal durante su reinado entre 1483 y 1485.
Obligados por la ley
Todos estos hallazgos y los 47.000 restantes fueron comunicados al médico forense local de la zona donde fueron encontrados. Los buscadores están obligados a informarle de cualquier descubrimiento en un plazo de 14 días, según la ley de tesoros. Si no lo hacen, si son sorprendidos tratando de venderlos en el mercado negro, se enfrentan a penas de 5.600 euros de multa y tres meses de cárcel.
El cargo de forense fue creado en 1194 en la Inglaterra medieval. Originariamente eran jueces itinerantes que se dedicaban a resolver disputas campesinas y a recaudar dinero para financiar las cruzadas del rey Ricardo Corazón de León. Más tarde se encargaron de certificar cadáveres y las posesiones que dejaban los muertos. Hoy también tienen la función de registrar los tesoros, que son tasados por el Comité de Valoración de Tesoros.
Se considera tesoro cualquier objeto metálico o grupos de monedas con un 10 por ciento de su peso en metales preciosos (oro o plata) y al menos 300 años de antigüedad, cualquier objeto prehistórico, u objetos de menos de 300 años si son de oro o plata, como las monedas krugerrand sudafricanas desenterradas en Milton Keynes. Una vez valorados por el comité de expertos, se da la oportunidad a cualquier museo para solicitar su adquisición pagando el importe fijado. El dinero debe ser compartido a partes iguales entre el descubridor y el propietario de los terrenos donde fue encontrado.
3,7 millones por un tesoro anglosajón
Se han pagado cantidades importantes por tesoros. Por ejemplo, en 2009 el Museo de Birmingham desembolsó 3,7 millones de euros al cazador de tesoros Tony Herbert por las 3.900 piezas de oro y plata del siglo VII que halló en Staffordshire. Está considerada la mayor alhaja de oro anglosajona encontrada en la isla. Herbert confesó que se había pasado 18 años buscándola. Se repartió el dinero con el agricultor que era el dueño de campo donde lo encontró. Su recompensa se amplió tres años más tarde cuando un grupo de arqueólogos halló otras 81 piezas del mismo tesoro en el mismo enclave y las tuvo que entregar a Herbert y al granjero, como marca la ley.
En 2014, el Museo británico abonó 1,52 millones de euros por el tesoro de Lenborough, una colección de más de 5.000 monedas de plata anglosajonas del siglo XI con las cabezas de los reyes Ethelbaldo y Canuto. Pero estos son casos excepcionales. El valor medio de todo el dinero pagado por los tesoros desenterrados en el 2018 fue de 3.100 euros, según el Museo Británico. Los tesoros del confinamiento están ya en la Base de Antigüedades Portátiles, la base datos pública del Museo Británico donde se comparten los detalles de todos tesoros encontrados hasta la fecha.
Esta fiebre en Inglaterra por buscar tesoros ha quedado plasmada en premiadas series de televisión como ‘The detectorists’, que trataba de los sueños y las penas de dos buscadores de metales preciosos, y reality shows como el exitoso ‘Henry Cole's Great British Treasure Hunt', que por primera vez permitía a sus concursantes pisar el castillo medieval de Sudeley. Por supuesto, ganaba el que detectaba el tesoro más valioso.