Tijera al presupuesto europeo: del 1,16% al 1,074% del PIB de la UE

Charles Michel propone menos recorte del que pedían los países del Norte
Incluye un nuevo impuesto: 0,80 euros por cada kilo de plástico y un 14% menos para agricultura
La Unión Europea (UE) tiene problemas para pasar de la poesía de sus ambiciones a la prosa de la financiación. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, presentó este viernes su propuesta de presupuestos para el período 2021-2027, el conocido como ‘Marco Financiero Plurianual’ o MFP.
Para entender los números hay que calcularla teniendo en cuenta la salida británica, que deja un agujero de 65.000 millones en siete años. Lo que Michel propone equivale al 1,074% (1,09 millones de euros) del PIB de la UE sin el Reino Unido. Los últimos presupuestos (2014-2020) equivalían, sin el Reino Unido, al 1,16%.
Michel recortó pero menos de lo que querían los gobiernos del norte, que esperaban recortar hasta redondear en un 1,00%, algo inaceptable para los del sur y el este, que esperaban mantener el listón por encima del 1,11%.
Menos dinero para cohesión y agricultura, más préstamos del BEI
Los nórdicos, Austria y Alemania dicen que una Europa más pequeña debe ser más frugal. El resto (y no sólo los que son receptores netos, sino incluso Francia, Luxemburgo o Bélgica) creen que las ambiciones necesitan presupuesto y que el recorte propuesto en agricultura (-14%) o fondos de cohesión (-12%) es excesivo. Los recortes se justifican porque la mayoría de los gobiernos entienden que se deben financiar las nuevas prioridades y ambiciones: desde la lucha contra la crisis climática hasta las semillas de una Defensa común pasando por innovación, inmigración o hasta la industria espacial.
Michel propone mecanismos correctivos. Para contentar a los más “amarrateguis” plantea que sus aportaciones sean regresivas y que todos los Estados miembros participen en la financiación de esa reducción. Para dar algo a los del sur y el este propone aumentar en 10.000 millones de euros el capital del Banco Europeo de Inversiones para que pueda hacer de palanca y financiar proyectos público-privados por hasta 500.000 millones de euros.
Su 1,074% no contenta por ahora a nadie y puede ser igual un punto de consenso o una provocación para el enfado general. Para unos es demasiado y para otros demasiado poco. El acuerdo es indispensable porque se sacan adelante por unanimidad.
Impuesto europeo al plástico y fondos condicionados al respeto al Estado de derecho
La propuesta crea un impuesto europeo al plástico (0,80 euros por kilo) que tendría el visto bueno de las capitales y vuelve a la carga con el impuesto a las transacciones financieras, una iniciativa que lleva años bloqueada porque la política fiscal se aprueba por unanimidad y ciertos países (Irlanda y Luxemburgo principalmente) creen que dañaría a sus economías.
Bruselas quiere usar también las cuentas públicas para intentar controlar la deriva autoritaria de países como Polonia o Hungría condicionando las entregas de fondos al respeto al Estado de derecho. La propuesta de Michel mantiene esa idea pero la rebaja, porque exige que la eventual propuesta de la Comisión Europea para bloquear los fondos sea aprobada por mayoría cualificada.
El Gobierno holandés, el más radical de los partidarios del recorte, fue uno de los primeros en reaccionar. El primer ministro Mark Rutte rechazó por excesiva la propuesta de Michel, dijo que la UE debe centrarse más en cambio climático que en agricultura. Olvidó Rutte que su país está a la cola en el desarrollo de las renovables.
El papel del Parlamento Europeo
El Parlamento Europeo es parte clave en el acuerdo pero sólo en una segunda etapa. Pretende que el MFP suba hasta el 1,3% del PIB europeo, un porcentaje algo más ambicioso que respaldan populares, socialistas, liberales y ecologistas. Un nivel de gasto que los gobiernos, salvo sorpresa, no aceptarán.
Los eurodiputados de esos cuatro grupos, que suman mayoría absoluta, advierten que no aceptarán cualquier propuesta. Su comunicado es tajante. Su voluntad de paralizar los presupuestos y provocar una crisis institucional está por ver porque hace siete años se mostraron igual o más firmes para terminar tragándose todos los sapos que incluían las cuentas.
Fuentes comunitarias explicaban este viernes que los dirigentes han liberado su agenda para el próximo fin de semana. Saben que las cumbres que deciden sobre dineros son las más largas y tensas y que de aquí sólo se saldrá cuando todos estén descontentos pero ninguno demasiado. A pesar de los discursos que lleven de vuelta a sus capitales, si hay claros ‘ganadores’ y claros ‘perdedores’ no habrá acuerdo.
‘Cumbre de tres camisas’, como dicen los corresponsales veteranos. Cumbre que, de repetirse lo sucedido en anteriores ocasiones similares, cerrará sin acuerdo. Patada adelante hasta poco antes o poco después de las vacaciones estivales.