Ultimátum de Bruselas a Polonia por la independencia judicial


La Comisión Europea exige la disolución de la cámara que juzga a jueces
La Comisión Europea sigue vigilando con lupa la deriva autoritaria polaca. El Ejecutivo europeo anunció la noche del miércoles que había enviado un ultimátum al Gobierno polaco. Le daba un mes para que disolviera la nueva Cámara disciplinaria creada en su Tribunal Supremo y puesta en marcha como órgano para juzgar únicamente a jueces y magistrados. Bruselas considera que ese nuevo tribunal no es más que una espada de Damocles sobre la cabeza de los jueces y sobre la independencia judicial.
La Cámara, creada en 2017 para juzgar a jueces, es uno de los puntos más polémicos de las últimas reformas judiciales polacas y parece uno de los más complicados de resolver para la Comisión Europea, que ha decidido que la mejor solución es su disolución.
Un mes para disolver una cámara disciplinaria
El comisario de Justicia, el belga Didier Reynders, dijo que no le temblará el pulso “para asegurar que todos los tribunales de la Unión Europea puedan ejercer sus funciones con total independencia como requiere el derecho europeo”. Varsovia tiene un mes para acatar la orden de Bruselas. Si no lo hace Reynders recurrirá ante el Tribunal de Justicia de la UE.
Reynders también dijo: “La Cámara disciplinaria de la Corte Suprema sigue acosando a los jueces polacos y supone una amenaza a su independencia”. La Comisión, aseguró, “tomará todas las medidas necesarias para hacer que se cumpla el Derecho comunitario”. Reynders dijo que esperaba que la sangre no llegara al río y que las autoridades polacas aceptaran disolver esa cámara.
El ultimátum de Reynders es una de las patas del procedimiento de infracción que la Comisión Europea anunció en abril de 2020 contra el Gobierno polaco por sus reformas judiciales. Es el cuarto similar contra el Gobierno del partido nacionalista y conservador PIS desde que llegó al poder y empezó a minar la independencia judicial con sus reformas.
“Polonia viola el Derecho europeo”
El miércoles de la semana pasada, el comunicado de la Comisión Europea volvía a la carga: “La Comisión considera que Polonia viola el Derecho europeo permitiendo que la Cámara Disciplinaria de la Corte Suprema, cuya independencia e imparcialidad no está garantizada, tome decisiones que tienen impacto directo en los jueces y en el modo en el que ejercen sus funciones”.
Bruselas considera que, para los jueces polacos, ya supone una presión imposible de soportar el hecho de saber que pueden tener que hacer frente a un tribunal cuya independencia del Ejecutivo no está garantizada y que se diseñó precisamente para eliminar la independencia y la libertad de los jueces que no se plegaban a las órdenes del Gobierno.
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ya ordenó a Polonia en abril del año pasado que suspendiera, de forma cautelar, los trabajos de esa Cámara Disciplinaria mientras se estudiaba el caso y se tomaba una decisión judicial sobre el fondo del asunto. Las autoridades polacas nunca cumplieron ese dictamen judicial. Bruselas lleva desde 2017 intentando parar, por ahora sin mucho éxito, la deriva autoritaria polaca y sus ofensivas contra los jueces.