El programa electoral de la AfD: salir de la UE , servicio militar y un "blue Deal"


El partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) es el principal partido de la oposición en el Bundestag
Bajo el lema “Alemania, pero normal”, unos 600 delegados del partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) aprobaban este domingo su programa para las próximas elecciones generales, previstas para el 26 de septiembre. En dicho documento, la formación ultra, el principal partido de la oposición en el Bundestag, presenta, entre otras cosas, su intención de hacer tabla rasa con las medidas anti-COVID-19 del Ejecutivo de la canciller Angela Merkel.
“Para nosotros es inaceptable crear incertidumbre a los ciudadanos con medidas arbitrarias, medidas incomprensibles y restricciones de derechos fundamentales a través de ordenamientos que evitan el Parlamento”, se lee en el programa, aprobado por medio millar de delegados de AfD reunidos el sábado y este domingo en Dresde.
Todos llevaban mascarillas y estaban sentados en mesas individuales, separadas por un buen metro y medio, aunque, con todo, dejaron imágenes polémicas. Como esas de 'selfies
Corona-Verstöße - Masken-Zoff beim AfD-Parteitag https://t.co/6wmlrmW5VI
— BILD (@BILD) 10 de abril de 2021
“Rechazamos el llevar mascarillas, en guarderías y escuelas” y “los confinamientos desproporcionados deben terminar inmediatamente”, abunda el texto en el que han estado trabajando los delegados de AfD, en el que también se rechaza, aunque no existan, “la vacunación obligatoria” y el “pasaporte de inmunidad”, además de “aplicaciones de seguimiento y otras medidas de vigilancia”.
Todo esto defendían los responsables de AfD en la feria de muestras de Dresde, la capital de Sajonia, Land, según las cuentas del Instituto Robert Koch (RKI), la agencia federal de prevención y control de enfermedades.
En AfD parecían tener este fin de semana otras cosas de las que ocuparse en el congreso que poco tenían que ver con un programa político en tiempos de pandemia. Por ejemplo, ahí estaban las cuestiones relacionadas con el liderazgo de la formación.
La dudas sobre las altas instancias del partido hacían del congreso una cita “imprevisible”, según describía la reunión ultra el diario berlinés Der Tagesspiegel. Desde las tribunas para los responsables de AfD en las instalaciones de la feria de muestras de Dresde hubo llamamientos a favor de la unidad del partido que resultaban más que necesarios. Porque la formación de ultraderecha, por mucho orgullo que mostraran sus líderes ante su capacidad de organizar un evento masivo como un congreso presencial en plena pandemia, llegaba bajo presión a Dresde.
Tentativa de destituir al co-presidente Jörg Meuthen
Su co-presidente, Jörg Meuthen, veía el sábado cómo fracasaba una tentativa firmada por medio centenar de miembros del partido destinada a destituirlo. “Hay mucha gente que todavía me pide que siga siendo el co-presidente, que está contenta con mi trabajo, pero hay otros, no es un secreto, que me quieren fuera. Pero hay que considerar el ambiente en la totalidad del partido, y yo tengo muchos contactos positivos con las bases del partido”, decía Meuthen el sábado en declaraciones a la televisión pública Phoenix. Ante esa televisión, Meuthen tuvo que reconocer que su continuidad al frente del partido era algo a valorar tras las elecciones de septiembre.
Resultado de la presión sobre los líderes del partido es en parte que Alice Weidel, la co-presidenta del grupo parlamentario de AfD en el Bundestag dijera el sábado, antes de que comenzara el congreso, que no contaran con ella para dirigir la campaña electoral de cara a la cita de septiembre.
Todavía puede pasar que Weidel juegue un papel importante en la próxima campaña electoral. Pero, en cualquier caso, la figura de Weidel ha quedado debilitada, entre otras cosas, por el resultado de AfD en las pasadas elecciones regionales en Baden-Wurtemberg.
Allí Weidel es la líder de AfD, y esa sección del partido registró en ese Land en la última cita con las urnas un 9,7% de los votos. Ese resultado está muy por debajo del 15,1% conseguido en Baden-Wurtemberg en las elecciones regionales de 2016.
Para AfD, en principio, la cita del sábado y este domingo debía servir para presentar el programa del partido. Sin embargo, antes de votarse ese documento, hubo debate entre los delegados a cuenta de propuestas sobre si había que elegir o no entre los responsables del partido a alguien para liderar la futura campaña electoral. Una pequeña mayoría – del 51% – de los delegados prefirió que esa elección no tuviera lugar en Dresde.
Salir de la UE, vuelta del servicio militar
A pocos podía sorprender que las cuestiones de liderazgo dejaran en un segundo plano las propuestas programáticas de AfD. El documento, de unas setenta páginas, menciona en medio centenar de ocasiones las palabras “islam” o “asilo”, dos asuntos que han obsesionado al partido desde la crisis de los refugiados de 2015 y 2016, en las que llegaron 1,5 millones de refugiados a suelo alemán.
El programa de AfD también incluye la reinstauración del servicio militar, mantener la energía atómica, salir de la Unión Europea – el “Dexit, un acercamiento con Rusia, además de la recién acuñada expresión “Blue Deal una iniciativa económica y centrada en la innovación con la que la ultraderecha quiere contrarrestar la idea del “Green Deal”.
Con esas propuestas Meuthen y compañía quieren normalizar su partido en la escena política alemana. Pero sobre AfD sigue pesando la amenaza de las autoridades del país, todavía pendientes de los tribunales para iniciar su vigilancia sobre toda la formación ultraderechista por su carácter “sospecho” en vista de su proximidad con la extrema derecha y tesis anticonstitucionales.
El partido pelea, de momento con éxito, ante los jueces para evitar una vigilancia que llegó a darse por hecha a principios del mes pasado. Sea como fuere, el contexto político no parece favorable para AfD.
Pese a que la Unión Cristiano Demócrata (CDU), el gran partido del centro-derecha alemán y formación de la propia Merkel, cae actualmente en los sondeos, el partido de ultraderecha no se está aprovechando de esta situación.
Para Alexander Häusler, experto sobre la extrema derecha alemana en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Düsseldorf (oeste germano), AfD no saca ventaja de esa caída en las encuestas de la CDU por la situación de excepción que implica la pandemia.
Acercarse a los negacionistas no ayuda
“La pandemia plantea inseguridad a la gente, que quiere el final de la pandemia, quiere una política que sea razonable y que ofrezca seguridad. Sobre esto AfD se ha equivocado”, explica Häusler a NIUS en un encuentro con la Asociación de la Prensa Extranjera de Berlín (VAP, por sus siglas alemanas).
“Ahora mismo vivimos en Alemania momentos en los que hay protestas de un movimiento difuso de oposición extraparlamentario en el que se mezclan extremistas de derechas, conspiranoicos y demás, y AfD, desde el pasado verano, se ha unido a ese fenómeno, pero esto no le ha ayudado”, dice Häusler. “Porque muchos votantes de AfD también tienen miedo de infectarse, quieren una vacuna y quieren todo lo contrario de lo que desean los antivacunas y negacionistas de la pandemia. Hay parte del electorado de AfD que no quiere tener nada que ver con este colectivo”, abunda este experto.
De cara a las elecciones generales de septiembre, a AfD sólo le atribuyen por encima de un 12% de la intención de voto los sondeos más optimistas. En 2017, el partido logró, por primera vez desde su creación en 2013, entrar en el Bundestag tras obtener un 12,6% de los votos.
La reedición de la última 'gran coalición' de Merkel, entre CDU y el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), colocó a la formación de ultraderecha como principal partido de la oposición. AfD es la tercera fuerza política más poderosa de la Cámara Baja germana, por detrás de la CDU y el SPD.