La ultraderecha alemana lleva al Tribunal Constitucional su pelea contra las mascarillas del Parlamento


El partido ultraderechista germano Alternativa para Alemania (AfD) se niega a que sus diputados tengan que llevar mascarilla en las instalaciones del Bundestag
Quieren poder ir por el Bundestag, la Cámara Baja del Parlamento alemán, como si no existiera la pandemia. Por eso un grupo de diecinueve diputados de la formación de ultraderecha germana Alternativa para Alemania (AfD) ha llevado al Tribunal Constitucional una denuncia contra las normas que han impuesto los responsables de la sede de la soberanía popular.
A esos diputados les reprochan caer en la “provocación” y les amenazan con multas nada desdeñables. Pero justo ahí, en la polémica y el lío político, es donde más cómodos se sienten a priori los políticos de AfD. Otra cosa es que la jugada les salga mal. Porque hay quien pronostica que el tiro de AfD en la lucha contra las mascarilla en el Bundestag podría salir por la culata.
Stephan Brandner, diputado de AfD en el Bundestag, explica con tres argumentos los motivos por los que su formación ha decidido llevar la decisión de hacer obligatoria la mascarilla en la Cámara Baja teutona, una medida de validez limitada pues se implementó el pasado 6 de octubre y estará vigente hasta el próximo 17 de enero .
“Primero, los diputados argumentan con el articulo 38 de la Constitución”, dice Brandner a NIUS, aludiendo al artículo de la Ley Fundamental de Alemania sobre la figura y papel de los diputados en el Bundestag, cuyos políticos sólo “están sujetos a su propia conciencia”.
“El segundo argumento es que hace falta una ley, no una norma interna como la que ha emitido Schäuble”, abunda Brandner. Se refiere al presidente del Bundestag en esta legislatura, el otrora influyente ministro de Finanzas conservador Wolfgang Schäuble. “El tercer argumento es que lo que se pide no es que llevemos mascarillas como las que se usan en ámbitos médicos, sino cualquier barrera siempre y cuando tape la nariz y la boca, como un pañuelo o lo que sea. No hay un motivo médico para hacer eso”, sostiene Brandner.
“Es casi una prohibición de acceso al Bundestag”
Dice este diputado, que también es el actual responsable de cuestiones jurídicas de AfD, que las reglas impuestas en el Bundestag como consecuencia de la situación “seria” que se vive en el país por culpa de la pandemia del SARS-CoV-2, el virus de la COVID-19, implica a “enormes restricciones” para los diputados.
“Es casi una prohibición de acceso al Bundestag y casi una prohibición de ir a trabajar”, según Brandner. Escuchando a este político de 54 años parecería que a él y a los suyos les resulta difícil hacer política con mascarilla en el Bundestag. Ésto, a pesar de que las normas que han puesto Schäuble y compañía autorizan a los diputados a quitarse la mascarilla cuando están sentados en su escaño o cuando toman la palabra en el punto de los oradores de la Cámara Baja alemana.
No cumplir con la obligatoriedad de llevar mascarilla puede acarrear multas de hasta 25.000 euros.
Un discurso incoherente
Brandner no habla de los primeros días de la pandemia en los que Alice Weidel, co-presidenta del Grupo Parlamentario de AfD en el Bundestag, acusaba al Gobierno de la canciller Angela Merkel de subestimar el peligro del coronavirus y no hacer nada contra la COVID-19. Tras la primera ola de contagios, la gestión de Alemania frente al coronavirus ha sido considerada un ejemplo internacional.
Menos aún habla Brandner de que Tino Chrupalla, co-presidente de AfD junto a Jörg Meuthen, invitaba a través de sus redes sociales al uso de mascarillas a finales de marzo, independientemente de que se terminara imponiendo o no en el país el uso de esa barrera contra el nuevo agente infeccioso.
Ob die sinnvolle #Maskenpflicht jetzt kommt oder nicht: Tragt Maske! Auch ich habe eine selbstgenähte von der AfD Sachsen erhalten. Schön, oder? pic.twitter.com/khhliqX4QC
— Tino Chrupalla (@Tino_Chrupalla) March 31, 2020
El discurso que considera a Merkel “floja” contra el coronavirus y que promueve el uso de mascarillas de AfD convive desde hace ya tiempo en el partido con el de gente como Brandner. Él se niega a adoptar las consideraciones publicadas en referentes internacionales para la salud pública como la revista científica británica The Lancet. Análisis publicados en dicha revista el pasado mes de octubre recuerdan que “la evidencia actual incluye la posibilidad de importantes beneficios relativos y absolutos de llevar mascarillas”.
Pero Brandner prefiere argumentar ante lo que publiquen en The Lancet que “existen otras opiniones, porque hay un debate y no se puede decir que exista una sola opinión y nosotros hemos adoptado otra posición” respecto a los referentes internacionales de salud pública.
Sin visión política de la pandemia
En realidad, AfD no tiene una posición clara para la pandemia. Bien lo sabe Marcus Bensmann, periodista del colectivo de investigación Correctiv y autor de un libro sobre AfD titulado Schwarzbuch AfD o “El libro negro de AfD” (Ed. Correctiv, 2017).
“AfD es un partido populista que no parece tener una posición clara ni identificable respecto a la pandemia, a diferencia de las posiciones que sí han tenido respecto al euro o a la crisis de los refugiados”, dice Bensmann a NIUS. AfD, convertido tras las elecciones generales de 2017 en el principal partido de la oposición en el Bundestag, ha sabido capitalizar buena parte del descontento que generó en su día la política de asilo de la canciller Angela Merkel. Con su crítica contra la llamada aquí “política de puertas abiertas” del Gobierno alemán, AfD logró representación política en todos los parlamentos de los Länder.
AfD entró en la Cámara Baja gracias a haber obtenido un 12,6% de los votos en las elecciones generales de 2017. Sin embargo, con la llegada del coronavirus, el partido ultraderechista ha perdido enteros en las encuestas de intención de voto. Los sondeos menos halagüeños ahora le atribuyen un 9% en los comicios generales de 2021.
El castigo a AfD por su falta de coherencia en la pandemia parece que ya ha comenzado, según Bensmann. En la última gran cita electoral celebrada este año, a saber, las elecciones municipales del populoso Land de Renania del Norte-Westfalia (oeste germano), “hay ciudades en las que AfD ha caído hasta el 5% e incluso más bajo”, señala Bensmann.
¿Hacia la irrelevancia dirigiéndose a los negacionistas?
Iniciativas como llevar al Tribunal Constitucional la obligatoriedad temporal del uso de mascarillas en el Bundestag puede leerse como una iniciativa destinada a dirigirse a los descontentos frente a las restricciones contra al coronavirus impuestas por el Gobierno alemán. En ese colectivo se incluyen los etiquetados aquí como “covidiotas”. Es decir, los negacionistas de la pandemia.
Para Bensmann, esa estrategia es un error político. “En AfD hay quienes quieren hacer lo mismo que ya se hizo con la movilización contra la política de refugiados. Pero ahora la diferencia es que hay una gran parte de la población en esta pandemia que se identifica con la mitad de los votantes de AfD que se toma en serio la crisis, porque tiene miedo del virus”, señala Bensmann.
“Los negacionistas son un 5% ó 6 % de la población. Dirigirse a esa población no permite acceder a la población en general. Por eso, AfD está en una situación en la que corre el riesgo de no conectar con toda la sociedad. Hay políticos dentro de AfD que saben que esto es así y por eso no niegan directamente la peligrosidad del virus”, abunda este experto.
Para él, que el partido haya llevado al Tribunal Constitucional el uso obligatorio de las mascarillas “no es más que una desesperada tentativa con la que tratar de encontrar una posición política que el partido aún no ha encontrado”.
En AfD, sin embargo, Brandner dice que su partido está haciendo lo que siempre ha hecho en política: “buscar nuevos caminos”. Está por ver si ese camino no les lleva a la “irrelevancia” que les pronostica Bensmann.