Roger de Weck, economista: “Si las víctimas del covid se quedan solas" pueden caer en manos del populismo


El economista, periodista y autor suizo Roger de Weck plantea a NIUS cómo la pandemia afecta al futuro de la democracia
Su último libro aparecido en el mundo de habla alemana se titula 'Die Kraft der Demokratie: eine Antwort auf die autoritären Reaktionäre' (Ed. Suhrkamp, 2020) o “El poder de la democracia: una respuesta a los reaccionarios autoritarios”
A principios de año, cuando apareció la primera edición del último libro del economista, periodista y autor Roger de Weck (Friburgo, 1953), titulado Die Kraft der Demokratie: eine Antwort auf die autoritären Reaktionäre (Ed. Suhrkamp, 2020) o “El poder de la democracia: una respuesta a los reaccionarios autoritarios”, el SARS-CoV2, el virus de la COVID-19, no era pandemia.
Según De Weck, en tiempos pre-pandémicos, la mayor amenaza de la democracia liberal eran los populistas, especialmente aquellos situados en la ultraderecha del espectro político. Antes estos peligros, De Weck plantea la “renovación de la democracia liberal”. Este tratamiento, sin embargo, sigue teniendo vigencia en la pandemia.
Porque la crisis del coronavirus no ha hecho más que agudizar crisis preexistentes. Por ejemplo, según destaca De Weck, desde antes de la pandemia era necesario tratar a la democracia liberal con inyecciones fuertes de digitalización y de ecologismo político para adaptarla al siglo XXI.
Con Trump fuera de la escena internacional, partidos ecologistas como Los Verdes alemanes al alza y una Unión Europea lanzando programas en favor de la digitalización, este intelectual suizo ve no pocos motivos para el optimismo a pesar de la pandemia.
El el mundo de habla alemana, De Weck es una de esas voces autorizadas para pronunciarse sobre el devenir político internacional. Además de haber publicado media docena de libros – entre los que figura algún superventas – ha dirigido el semanario germano Die Zeit y más recientemente ha sido el director general de la Radio-Televisión Pública de Suiza, la SRG SSR. Actualmente, es profesor en el Colegio de Europa, una prestigiosa institución universitaria situada en Brujas (Bélgica).
¿Por qué pensó usted que 2020 era un buen año para escribir un libro sobre la democracia?
Porque la democracia liberal debe renovarse. Después de haberse hecho adulta en los siglos XVIII y XIX, ahora debe adaptarse al siglo XXI, el de la digitalización y la ecología.
¿Tienen también que cambiar los partidos políticos para adaptarse a esa renovada democracia de la que usted habla?
En muchos países de Europa hay un partido que está teniendo éxito. Me refiero a Los Verdes. Éstos tienen un proyecto hecho especialmente para nuestro tiempo, a saber, la ecología. Espero que estemos en camino hacia una democracia eco-social en la que la cuestión de la ecología pueda institucionalizarse. Por ejemplo, yo propongo en mi libro que dentro de los parlamentos se podría instaurar una cámara en la que todos los proyectos de ley se analicen, valoren y debatan en función de la ecología.
Usted plantea una lista con doce reformas concretas, como crear un Tribunal Europeo de los Derechos de la Naturaleza, además de incentivar mecanismos de democracia directa o la transparencia. ¿Está usted proponiendo demasiado?
Pienso que hay una creciente disposición general a la institucionalización de la ecología. Lo más importante es que tengamos de nuevo a la política sobre la economía. Esto está pasando con la crisis del coronavirus. Cuando la política puede imponerse sobre la economía, se puede poner en marcha y seguir una política económica social y ecologista. Esto debería de ser la principal tarea y se podría llevar a cabo con reformas.
Otros partidos siguen ahí ocupando una importante cuota de poder, como, por ejemplo, la Unión Cristiano Demócrata (CDU) en Alemania. ¿Cómo ve usted a los partidos que no son Los Verdes respecto a la cuestión de la ecología?
Parece que en la crisis del coronavirus también los partidos conservadores están cambiando su forma de pensar. En Europa, durante décadas lo más importante fue el mercado. Ahora, sin embargo, en la Unión Europea, debido al coronavirus, se están lanzando programas de digitalización y la 'ecologización' de la economía. La voluntad política de los partidos mayoritarios para ir en esa dirección está ahí. Espero que se mantenga después de la pandemia.
Concretamente, ¿dónde ve usted el nexo entre ecología y el coronavirus?
La crisis climática es una una crisis filmada a cámara lenta a través de la lente de la pandemia. Hay una diferencia entre la crisis climática y la crisis del coronavirus. Contra la crisis climática uno no se puede vacunar. Pero yo soy optimista.
El coronavirus ha permitido que sean más claras las desigualdades que se han criticado durante años pero que no se han corregido. Me refiero a las desigualdades entre la naturaleza y la actividad humana, entre ricos y pobres, entre hombres y mujeres, y entre la política y la economía. Yo espero que contra esas cuatro desigualdades, tras la pandemia, se luche con más fuerza y que el debate sobre estas cuestiones no se marginalice.
Usted es optimista. Pero en su libro alerta también de que actores como Amazon, o grandes empresas que ahora están beneficiándose de la crisis del coronavirus, puedan acabar controlado las democracias.
Sobre esto soy optimista también. Porque la UE trató durante mucho tiempo de no hacer nada frente a los grandes actores de la economía digital. Pero ahora, incluso en Estados Unidos, tanto republicanos como demócratas están creando leyes para limitar el poder de gigantes como Facebook o Amazon. En mi libro yo propongo la creación de una autoridad europea para todos los aspectos de la actividad de los consorcios del llamado 'Big Data', para vigilarlos, desde un punto de vista del poder de la información que poseen y también a nivel comercial.
Usted también alerta del peligro que suponen lo que usted llama “autoritarios reaccionarios”. Ahora que Donald Trump, un exponente del populismo en Estados Unidos, ha sido derrotado por Joe Biden, ¿están los populistas en una situación política difícil?
También sobre estas cuestiones soy optimista. Líderes con esa imagen de hombres fuertes como Trump, Boris Johnson o Jair Bolsonaro están gobernando mal durante la pandemia. Una crisis como la que vivimos necesita gobiernos que propongan soluciones pragmáticas. Pero esto no lo hacen estos demagogos.

Por fin, el populismo de derechas está a la defensiva. Pero cuidado, si las víctimas económicas de la crisis del coronavirus se quedan solas y no reciben ayuda durante mucho tiempo, entonces puede ocurrir que de nuevo caigan en manos de populistas.
Populistas se han visto en Europa sobre todo viniendo de la derecha del espectro político. Pero también pueden venir desde la izquierda. Basta mirar el caso de Venezuela. En España, también se ha acusado de populismo a Podemos, partido que está en el Gobierno.
En España, Podemos no es un partido que ponga en entredicho la democracia liberal. Al contrario, sin embargo, ocurre con Vox, que es, en definitiva, un partido que se identifica con una democracia iliberal. Yo considero que el populismo de derechas es más peligroso que el populismo de izquierdas en España.
En Latinoamérica, en mi opinión, no hay diferencia entre el populismo de izquierdas y el de derechas. Ambos son corruptos y sólo sirven a los intereses de personas concretas. Esto se ve en México, pasando por Nicaragua o Perú, hasta Venezuela o Brasil.
Otra amenaza de la democracia liberal es el nacionalismo. Pero ¿hasta qué punto nos recuerda la crisis del coronavirus la importancia de alejarnos del nacionalismo para intensificar la cooperación internacional?
En Europa, hay que pensar en la pandemia de modo paneuropeo. Buscar soluciones sólo nacionales no ayuda. Sólo hay dos países en el mundo que pueden pensar en soluciones nacionales o que pueden vivir del nacionalismo. Son China y Estados Unidos.
Frente a ellos, todas las otras grandes naciones son pequeñas. Como europeos, lo más importante para nosotros es que Europa esté unida bajo la presión de los chinos y de Estados Unidos. En Europa, los nacionalistas son los que nos quieren debilitar.