La fábrica de Tesla en Berlín tiene un pasado oscuro: se ubicará sobre un lugar utilizado por la Stasi

La 'Gigafactory' que el fabricante estadounidense de coches eléctricos Tesla tiene proyectada en Berlín saca a relucir el oscuro pasado de la Alemania comunista.
El aparato de vigilancia de la dictadura comunista que fue la extinta República Democrática de Alemania (RDA) eran una maquinaria de grandes proporciones. Tanto es así que todavía pueden aparecer de forma inesperada capítulos olvidados de aquellos oscuros poderes.
Esto es lo que acaba de ocurrir tras conocerse las intenciones del fabricante estadounidense de coches eléctricos Tesla de levantar a las puertas de Berlín una 'Gigafactory', uno de sus grandes centros de producción. Según ha trascendido en la prensa alemana, la empresa de Elon Musk ya ha acordado la adquisición de una superficie de 300 hectáreas en el municipio de Grünheide por una cantidad que ronda los 41 millones de euros.
Pero el lugar elegido por Musk fue en su día parte de un centro logístico de la Stasi, el temido Ministerio para la Seguridad del Estado y responsable de la policía secreta de la Alemania comunista. Allí, entre otras cosas, los funcionarios de la RDA se apropiaban del correo que por error acaba en manos del servicio postal de la Alemania comunista. Estos errores eran habituales porque en ambos países se repetían códigos postales.
El diario Bild, el periódico más leído en Alemania, se ha referido la ubicación elegida por Tesla como el escenario donde tuvo lugar “el mayor robo de la historia de correo postal a cargo de un estado”. Es uno “de los capítulos más oscuros de la historia de la RDA”, según este diario.
“Desde 1972 cada paquete y cada sobre de correo procedente de la Deutsche Bundespost [empresa de la Alemania Occidental, ndlr.] que aterrizaba en la RDA, acababa llegando a la sección M/4 de la Stasi en Freienbrink”, ha explicado el periodista Michael Sauerbier en ese periódico. Los responsables del centro logístico llegaron a robar por valor 32 millones de marcos alemanes [unos 16 millones de euros, ndlr.] al servicio de correos de la Alemania capitalista.
Freienbrink es uno de los barrios de Grünheide. Es un territorio rodeado de bosque donde ahora hay levantados varios centros logísticos de empresas. Allí están todavía está de pie algunos de los hangares que utilizó para apoderarse del correo ajeno la sección M/4 de la Stasi. Una compañía de logística los adquirió parte de esos hangares en los años noventa.
En la zona de bosque que también usó la Stasi, según recuerda a NIUS Lother Runge, miembro de la asociación local que estudia la historia de Grünheide, “había siete bungalós y nueve edificios que ya fueron derrumbados, pero no se sabe bien para lo que sirvieron”. “Se pensó, aunque no hay pruebas ni documentos que puedan apoyar esta afirmación, que pudo servir para formar terroristas de la RAF”, según Runge, que alude a la organización terrorista germana de extrema izquierda Fracción del Ejército Rojo.
Robos de correo, paquetes y otros bienes
Se ha llegado a estimar que para la Stasi trabajaron entre 400.000 y 500.000 personas. Eso, en un país como la RDA donde vivieron algo más de 15 millones de habitantes. Muchos dan por cierto que hasta uno de cada tres ciudadanos de la RDA vivió espiado por la Stasi.
La capacidad de acción de la Stasi pudo ser grande. Pero hoy son muchos en Alemania, incluso en Grünheide, los que descubren a través de los periódicos que la zona donde hoy quiere ubicar Elon Musk su 'Gigafactory' estuvo en su día zona dedicada a los desmanes de la Stasi. En el pasado, el que ahora es lugar de Tesla en Berlín, fue parte de un territorio vallado, protegido con militares y dotado de torres de vigilancia, según las descripciones que da la prensa alemana estos días.
El complejo de la Stasi en Grünheide servía, entre otras cosas, como "centro de control" de correo entre los ciudadanos de las dos Alemanias. Según el Bild, los paquetes y sobres extraviados que llegaban allí eran abiertos, y su contenido pasaba a manos de los trabajadores de la Stasi. Junto al puesto de control había un centro logístico de la Stasi, según confirman a NIUS desde la oficina del Comisario Federal para los Documentos de los Servicios de Seguridad del Estado de la RDA.
En principio, daba igual que las propiedades robadas vinieran de la Alemania capitalista o de ciudadanos de la RDA. “En Freienbrink aterrizaban también propiedades de ciudadanos de la RDA que dejaban el país: muebles, ropa, radios, televisiones y hasta coches”, de acuerdo con el Bild.
Informaciones como las de este diario han pillado por sorpresa a todos en Alemania, incluido el socialdemócrata Jörg Steinbach, el ministro de Economía del Land de Brandeburgo, la región que envuelve Berlín y sobre la que está previsto se implante realmente Tesla. En ese Ministerio de Economía dicen que lo que importa allí importa es “el futuro” y no el pasado.
Bombas en el camino de Tesla en Berlín
La idea de Tesla es construir en su fábrica berlinesa unos 150.000 coches eléctricos a partir de 2021. Será el gran centro de producción de la empresa en Europa, donde Tesla podrá ser capaz de producir incluso medio millón de vehículos trabajando a pleno rendimiento en 2023. Pero eso es si dejan a Musk llevar sus planes a buen puerto.
De momento, en las primeras tareas previas en la construcción de la fábrica han surgido unos improvistos explosivos. Concretamente, siete bombas estadounidenses de 50 kilos que datan de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. El ecologista Axel Vogel, ministro de Medioambiente de Brandeburgo, ha señalado esta semana que la idea es desactivar esos explosivos.
Vogel y compañía tendrán que tratar esos artefactos explosivos con el mismo cuidado con el que deben lidiar ahora con los lugareños y los berlineses más comprometidos con el medioambiente. Los activistas medioambientales ya se han organizado para manifestar su oposición a, entre otras cosas, la tala de árboles que implicará la instalación de la fábrica de Tesla.
Oposición ecologista a la fábrica
Este sábado hubo una manifestación de ciudadanos preocupados por el desembarco de Tesla en 'su' bosque de Grünheide. Helga Ehresmann estuvo entre los manifestantes. Ella forma parte de la “Iniciativa Popular Salvar Brandeburgo”. Estos días, Ehresmann simpatiza y está movilizada con la “Iniciativa Ciudadana contra la Gigafactory Grünheide”.
“Se promete mucho que habrá reforestación, pero ya no tenemos sitio para ampliar las superficies de reforestación. Además, Tesla va a necesitar miles de litros de agua potable al día, y esto va a afectar al abastecimiento de la gente aquí”, dice Ehresmann a NIUS. “Además, ¿para qué tienen que venir aquí los americanos a producir coches?¿por qué no les damos a las empresas alemanas esta oportunidad?, añade.
Ehresmann no habla de que la industria del automóvil celebró cuando a finales del año pasado Musk anunció que instalaría su 'Gigafactory' en los alrededores de Berlín. Tesla se percibe en la poderosa industria alemana del automóvil como una buena influencia. Sus productos estrella, los coches eléctricos, son aparentemente una asignatura pendiente para los fabricantes de vehículos alemanes.