Los gobernadores demócratas se rebelan contra Trump por la reapertura del país

El presidente Donald Trump dejó bien claro en un contundente mensaje publicado en su cuenta de Twitter, que la decisión sobre la posible reapertura del país, azotado por la crisis de la pandemia, depende sólo y exclusivamente de él.

“Con el fin de crear conflictos y confusión, algunas noticias falsas dicen que es decisión de los gobernadores abrir los estados, no la del Presidente de los Estados Unidos y el Gobierno Federal. Que se entienda completamente que esto es incorrecto ...”

“Es la decisión del presidente, y por muchas buenas razones. Dicho esto, la Administración y yo estamos trabajando estrechamente con los gobernadores, y esto continuará. ¡Una decisión mía, en conjunto con los gobernadores y el aporte de otros, se tomará en breve!”

Es un mensaje dirigido al mundo entero pero, posiblemente, Trump ya sospechaba que algunos de los gobernadores estatales del bando demócrata estaban planeando a sus espaldas unirse para tomar sus propias decisiones al respecto. Su instinto, no le fallaba:

Antes de que pasaran 24 horas, los gobernadores de varios estados de la costa este y oeste de los Estados Unidos, han unido sus fuerzas para pactar cómo reabrir sus territorios y decretar el fin de los confinamientos.

Con el gobernador de Nueva York a la cabeza, Andrew Cuomo, apoyado por sus homólogos en los estados de Nueva Jersey, Connecticut, Pensilvania, Delaware, Rhode Island y Massachusetts, juntos, han dado un paso adelante: planean nombrar a un funcionario de salud pública y economía cada uno para formar un grupo de trabajo en la costa este.

También parece que, en el diseño de su estrategia, contemplan que el jefe de gabinete de cada gobernador forme parte del grupo que empezaría a trabajar "inmediatamente" para diseñar un plan de reapertura del país de manera segura, gradual y coordinada, para evitar un repunte de infecciones por el Covid-19.

En este sentido, el gobernador de Connecticut, Ned Lamont, hizo mención al "corredor" de transporte que conecta especialmente su estado con Nueva York y Nueva Jersey, y explicó que los principales focos de expansión del virus están vinculados con las vías de comunicación que unen los tres estados.

En "el corredor formado por la carretera Interestatal 95 y el tren (Metro Norte) tenemos cientos de miles de personas que continuamente vienen y van entre Nueva York y Connecticut. Es un corredor de comunicación pero también es el corredor del Covid-19 y por eso es tan importante que trabajemos juntos en esto", dijo.

"Al virus no le importan las fronteras estatales y a nosotros tampoco", declaró por su parte la gobernadora de Rhode Island, Gina Raimondo que, como el resto de responsables políticos, todos ellos del Partido Demócrata, alabaron el "liderazgo" de su colega en Nueva York, Andrew Cuomo, por consolidar esta iniciativa.

Al otro lado del territorio, en la costa oeste, los estados de California, Washington y Oregón no se han quedado atrás y han anunciado que están trazando otro plan para comenzar a liberar gradualmente las órdenes de `quedarse en casa´. Unidos, planificarán la manera de volver a activar la economía, siempre de manera “segura y responsable”.

Los tres estados se comprometieron a actuar en "estrecha coordinación y colaboración" para garantizar que el virus no se "propague de manera salvaje" en la zona, y tener un enfoque compartido para reabrir sus economías.

"Necesitamos ver una disminución en la tasa de propagación del virus antes de la reapertura a gran escala, y trabajaremos en coordinación para identificar las mejores mediciones para guiar esto", explicaron.

La reacción de Trump no se ha hecho esperar, dándole un matiz “peliculero” a la sublevación de los gobernadores.

“Digan a los gobernadores demócratas que `Mutiny On The Bounty´ (“Rebelión a Bordo”) es una de mis películas favoritas de todos los tiempos. Un buen motín a la antigua de vez en cuando es algo emocionante y estimulante de ver, especialmente cuando los amotinados necesitan tanto del Capitán. ¡Demasiado fácil!

En tiempos de coronavirus, con millones de personas confinadas en sus casas, el humor para aliviar los peores momentos de la crisis ha formado parte de la terapia de muchos, con el ánimo de sacar adelante los desesperantes días de encierro.

Sin embargo, el matiz irónico que Trump le está dando públicamente a la disputa que acaba de emerger entre él, como máximo representante de los Estados Unidos, y los gobernadores, ha generado en las redes sociales un reguero de opiniones a favor y en contra. Al fin y al cabo, son las vidas de millones de personas las que están en juego y la cosa no está para bromas.

Estados Unidos, convertido en el epicentro de la pandemia a nivel global, suma lamentablemente más de 23.600 muertes, además de registrar cerca de 600.000 casos de contagio por coronavirus.

Desde que el país comenzó a adentrarse en una crisis financiera y humanitaria nunca antes vista, con cerca de 17 millones de parados, Trump se ha mostrado impaciente por `reabrir el país” en numerosas ocasiones.

Sabe que los billones de dólares que ha rescatado de las arcas del país para paliar el agujero económico creado por el Covid-19 no serán suficientes para recuperar los bolsillos de los estadounidenses, ni en corto ni medio plazo. Sobre la reapertura del país, dijo recientemente: “Será la decisión más importante de mi vida”.

El Dr. Anthony Fauci, máxima autoridad en el equipo de trabajo de la lucha contra el coronavirus de la Casa Blanca, y el presidente Trump, no siempre se han mostrado alienados en sus puntos de vista sobre la reapertura de la nación. Fauci, por lo general, se ha mostrado habitualmente más prudente que el presidente.

El Dr. Fauci comentó en una entrevista reciente que “algunas partes del país podrían comenzar a reabrir a finales de mayo, pero el enfoque sería diferente”.

"Tendrá que ser algo que no sea de talla única. Dependerá de la zona del país en la que se encuentre, y la naturaleza del brote en esa región”, señaló.

Trump dijo la semana pasada que se reuniría con expertos en salud y líderes empresarios para valorar la situación y tomar una decisión. Posteriormente anunció que lanzaría un “Consejo de apertura de nuestro país”.

Lo que no estaba previsto, al menos tan pronto, era la sublevación de sus “gobernantes estatales”. Y eso que, al comienzo de la crisis, Trump se mostraba orgulloso del apoyo que estaba recibiendo por parte de los líderes estatales, tanto demócratas como republicanos, con los que estaba trabajando estrechamente para poner freno a la feroz pandemia. Pero todo parece haber cambiado.

Actualmente, el país tiene un “mosaico” de órdenes de quedarse en casa que debían ser levantadas por los gobernadores y alcaldes.

El presidente ha sido criticado por no haber tomado medidas antes de que el Covid-19 irrumpiera en las vidas de más de 360 millones de estadounidenses que viven en el país.

En su última rueda de prensa, Trump se defendió de las acusaciones atacando a los medios de comunicación. Cargó contra ellos por haber minimizado la amenaza del coronavirus. Ya lo dice el refrán: “No hay mejor defensa que un buen ataque”.

Parece que el mandatario se olvidó de aquellos días en los que, a finales de febrero, mandaba un mensaje tranquilizador a la población: “Esto pasará, como todo. No hay que caer en el alarmismo”, advirtió, mientras lamentaba que le criticaran por racista al impedir desde hacía un mes la entrada de personas procedentes de China que no tuvieran pasaporte estadounidense: “Sólo la gripe mata al año a entre 25.000 y 69.000 personas, algo que parece increíble pero es cierto”.

El republicano se ha reafirmado como presidente de los Estados Unidos, aclarando que tiene “autoridad total” para decidir en qué momento se reactivará la actividad económica del país, y no los gobernadores de cada estado, en quienes ha delegado hasta ahora, para que tomaran sus propias decisiones.

Hace algunas semanas, Trump lo dijo bien alto: “soy un presidente en tiempo de guerra”. Cuando pronunciaba estas palabras, se refería a la `guerra contra la pandemia´.

Sin embargo ahora, vistos los acontecimientos, muchos pensarán que ese no es el único conflicto al que se enfrenta la nación. Parece que la guerra política, también ha aflorado”.