La guerra de Putin en Ucrania ya se nota en la economía alemana


Los grandes nombres de la economía germana ya están desconectándose como pueden del mercado ruso
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Compañías que representan a los buques insignia de la economía alemana como el conglomerado tecnológico Siemens, los grupos automovilísticos Volkswagen, Daimler y BMW o la multinacional informática SAP ya notan los efectos económicos de la invasión de Rusia contra Ucrania.
Así, Siemens decía esta semana congelar todos sus “nuevos negocios y entregas internacionales a Rusia”. “Hemos detenido todos los nuevos negocios, y seguimos revisando las sanciones y su impacto en nuestro negocio”, apuntaban esta semana, por ejemplo, desde Siemens-Energy, la rama energética de la firma tecnológica teutona.
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Our heartfelt thoughts go out to our colleagues, their friends and families, and all who are affected. pic.twitter.com/Yj2p0cgyp8
— Siemens (@Siemens) 1 de marzo de 2022
Sólo Siemens-Energy se estima que tiene unos 1.000 empleados en Rusia, un país donde el conglomerado teutón desarrolla su actividad desde mediados el siglo XIX, según recordaban estos días las páginas de la prensa económica internacional. Pero Siemens no es la única empresa que ha sido noticia estos días por haber tomado medidas como consecuencia de la invasión rusa a Ucrania.
El consorcio fabricante de coches Volkswagen, el mayor actor de la industria del automóvil en Europa, ya no exporta vehículos a Rusia, del mismo modo que BMW. En Rusia, Volkswagen ha cesado de tener actividad “hasta nuevo aviso” en dos centros de producción, situados en Nizhny Novgorod (centro) Kaluga (oeste). Se supone que, al año, ambos centros podrían producir unos 350.000 vehículos.
En Daimler, grupo empresarial responsable de marcas como Mercedes-Benz o Smart, también han anunciado que no van a exportar vehículos en vista de la invasión a Ucrania. La sección fabricante de camiones y otros vehículos pesados de Daimler, Daimler Truck, congelaba el lunes su cooperación con la firma rusa Kamaz, también fabricante de este tipo de vehículos.
Esa misma decisión tomaba el fabricante de cajas de cambios ZF Friedrichshafen, empresa que también ha estado asociada a Kamaz de un tiempo a esta parte. Por su parte, Daimler Truck está valorando qué hacer con el 15% del capital que tiene en Kamaz, una empresa que también fabrica vehículos militares rusos.
“La industria del armamento ruso es lo último con lo que una empresa occidental quiere tener que ver estos días”, según explicaban esta semana a cuenta de la situación de Daimler Truck las páginas económicas del diario Frankfurter Allgemeine Zeitung.
We have decided to suspend our business activities in Russia with immediate effect until further notice. We are monitoring the situation closely and will review our decision regularly. Of course, we will comply with all measures taken by the German government and the EU. (2/2)
— Daimler Truck AG (@DaimlerTruck) 28 de febrero de 2022
Dicho periódico también recogía en sus páginas de este viernes que la multinacional alemana del sector informático SAP había dejado de prestar sus servicios en Rusia a petición del Gobierno de Ucrania, algo a lo que también había accedido el principal competidor de la firma teutona, la compañía estadounidense Oracle.
Grandes empresa alemanas que participan en boicot a Rusia
En virtud de estas decisiones de empresas alemanas – que de hecho se inscriben en la línea de otras grandes compañías globales – en el diario económico germano Handelsblatt hablaban en su edición de este fin de semana de la “gran desconexión” de Rusia.
“Lo que comenzó como sanciones por parte de los estados occidentales se ha convertido en un movimiento de boicot del sector privado”, apuntaba en uno de sus editoriales el responsable de la sección de política de dicho diario, Jan Hildebrand. Se trata, a su entender, de “una cuestión de reputación”.
De momento, esa cuestión no se la hacen en otras compañías alemanas como la farmacéutica Bayer, la química Henkel o los supermercados Metro, que mantienen la actividad en Rusia, según recogía el diario británico Financial Times en su edición del jueves.
En Alemania, estos gestos del sector privado llegan después de que el Gobierno del canciller Olaf Scholz haya dado un giro histórico en sus políticas hacia Rusia. La invasión de Rusia a Ucrania ha sido el detonante para dicho cambio.
Alemania, dispuesta a pagar por el efecto de las sanciones a Rusia
Gracias a esta nueva actitud, Alemania se ha puesto del lado no sólo de quienes apoyan con material militar a Ucrania, sino de aquellos países que creen en el uso de las sanciones económicas más duras, como ha sido la desconexión parcial de Rusia del sistema SWIFT, el sistema responsable de la comunicación de pagos entre bancos y entidades financieras a nivel internacional. Todavía la semana pasada había integrantes del Ejecutivo teutón contrarios a dicha medida.
Asociadas a esa iniciativa van otra serie de sanciones que, además de centrarse en los oligarcas del régimen de Vladimir Putin, han llevado a un encarecimiento de una amplia gama de productos en Rusia. Están afectados desde productos de alimentación hasta los de orden tecnológico. La ecologista Annalena Baerbock, ministra de Asuntos Exteriores de Scholz, ha dejado dicho a cuenta de las medidas tomadas contra la Rusia de Putin que el presidente ruso “está llevando a su propio país a la ruina”.
Alemania, por su parte, y según declaraciones previas de Baerbock, también está dispuesta a pagar un alto precio por los castigos económicos que se están imponiendo a Rusia. En esta línea, Alemania ya parece haber renunciado al gasoducto Nord Stream 2, congelado hace dos lunes después de que Putin reconociera las prorrusas Repúblicas Populares de Donetsk (RPD) y Lugansk (RPL). Desde esos territorios también se está proyectando en suelo ucraniano el Ejército ruso.
I welcome Germany’s move to suspend the certification of Nord Stream 2. This is a morally, politically and practically correct step in the current circumstances. True leadership means tough decisions in difficult times. Germany’s move proves just that. @ABaerbock
— Dmytro Kuleba (@DmytroKuleba) 22 de febrero de 2022
La desconexión del gas ruso se hace esperar
Saben en el Ejecutivo de Scholz que Rusia, por proximidad geográfica, la complicada historia común durante la Guerra Fría y una Ostpolitik que sólo parece que acaba de caducar, aún representa una parte importante de las exportaciones germanas. Éstas son la clave del rendimiento de la economía de Alemania, la mayor de Europa y la cuarta a nivel mundial.
Del total de exportaciones, Rusia representa para Alemania un 2,3%. Es sensiblemente menos que lo que representan China (9,5%) o Estados Unidos (7,5%), pero Rusia está entre los quince socios comerciales más importantes de Alemania, según destaca en su última edición el semanario Die Zeit.
Si las ventas a Rusia de grandes grupos, tras decisiones como las de Siemens, Volkswagen, SAP y compañía, pueden verse paralizadas como consecuencia de la guerra en Ucrania, está menos claro que Alemania deje de comprar, hoy por hoy, aquellas materias primas rusas de las que se nutre la economía germana, especialmente gas natural.
Today the EU imported natural gas worth almost €700mn from Russia. €700mn in one day.
— Georg Zachmann (@GeorgZachmann) 3 de marzo de 2022
[The 2700 Strela missiles Germany decided to give to Ukraine are probably worth about 10% of that] pic.twitter.com/CQZcZ9wX0B
Pasada ya la primera semana de conflicto, las compras alemanas de gas natural ruso continúan produciéndose. Para Alemania – y también para Europa – la desconexión del gas ruso se sigue haciendo esperar.