Irlanda vota para dejar atrás el ‘Brexit’

Los sondeos prevén la victoria del Sinn Fein en las generales de este sábado
Mientras el primer ministro Varadkar se centraba en el Brexit, crecía el malestar por los precios de la vivienda
Irlanda es un pequeño país con una economía que lleva años creciendo una media del 4,5%, cerca del pleno empleo, con la segunda renta per cápita de la UE sólo por detrás de Luxemburgo. Un quasi paraíso fiscal sede de cientos de multinacionales atraídas por su escuálido impuesto de sociedades (oficialmente un 12,5% pero en realidad un queso gruyere que permite reducirlo por debajo del 5%) y la cualificación de sus trabajadores. Un dato: Google tiene más de 8.000 empleados en Irlanda.
Ese supuesto paraíso capitalista está a punto de tumbar a un Gobierno liberal-conservador para colocar como primera fuerza política al Sinn Fein, un partido con tintes antisistema y que hasta 20 años sostuvo a un grupo terrorista, el IRA. Todos los sondeos coinciden en prever la derrota del primer ministro conservador Leo Varadkar y la victoria de Mary Lou McDonald, heredera del histórico Gerry Adams.
Mucho Brexit, poca calle
Varadkar lleva dos años centrado en las negociaciones del ‘Brexit’, que Irlanda ve con más preocupación que nadie en la UE porque será el país más afectado por la salida británica y por la forma en que se fije la relación futura entre el Reino Unido y el resto de Europa.
Pero mientras en Bruselas se veía a Varadkar como el líder que supo llevar a su país por las procelosas aguas del Brexit garantizándose el apoyo de todos sus socios europeos en la defensa de sus prioridades, como la negativa a levantar una frontera dura que separara de nuevo a Irlanda de Irlanda del Norte, en Irlanda se le veía precisamente demasiado pendiente del ‘Brexit’ y demasiado poco interesado en los problemas cotidianos.
Principales preocupaciones ciudadanas: vivienda, transportes, guarderías, sanidad
Mientras la economía crecía desde hace años a una media del 5%, el Gobierno de Varadkar, del centro-derechista Fine Gael, apenas tomó medidas para recuperar los servicios públicos que habían sufrido recortes tras la crisis financiera por la que Irlanda tuvo que pedir un rescate europeo. Los principales problemas de la ciudadanía, según la prensa irlandesa, son los asuntos de la vida diaria: subida descontrolada de los precios de la vivienda, malos transportes públicos, escasez de guarderías o listas de espera en la sanidad pública.
El malestar es patente desde hace meses. Ha habido huelgas de los enseñantes de la pública, de personal médico y de transportes. El último sondeo, publicado el pasado lunes por el ‘Irish Times’, coloca al Sinn Fein en cabeza con un 25% (sin presentarse en todas las circunscripciones). Le siguen el también conservador Fianna Fail (23%) y el Fine Gael de Varadkar (20%).
¿Fin del bipartidismo de centro-derecha?
Esos dos partidos, en una especie de bipartidismo imperfecto de centro-derecha, se han traspasado el poder entre ellos desde que surgieron tras la independencia de Escocia, en la corta guerra civil de 1922 y 1923 que les enfrentó por el poder en el nuevo país.
El programa del Sinn Fein va contra las tradicionales políticas de los dos partidos de centro derecha. Propone aumentar el gasto público subiendo impuestos (los irlandeses son de los que menos pagan en Europa) para construir 100.000 viviendas sociales en cinco años y congelar los precios de los alquileres. Eso sí, sin tocar el impuesto de sociedades.
La dirigente del Sinn Fein, invitada al debate de la televisión pública ante el peso de su formación en los sondeos, le dijo a Varadkar: “Algo ha ido fundamentalmente mal en los últimos años en nuestro país. La economía va netamente mejor pero la gente tiene menos dinero en los bolsillos”. El recorte del 15% de sueldo que sufrieron los empleados públicos en 2011 nunca fue corregido pese a que desde entonces el precio de la vivienda se dobló.
McDonald, de 50 años, es una cara nueva, alejada de los dirigentes históricos del Sinn Fein y sin lazos con el IRA, que dejó de matar cuando ella no había cumplido 30 años. Es carismática, punzante en los debates y usa la carta feminista en un paisaje político casi monopolizado por hombres.
El Sinn Fein podría ganar pero estará lejos de la mayoría absoluta necesaria para gobernar. Para superar a los dos partidos de centro-derecha y formar gobierno deberá esperar a que los verdes confirmen su nueva pujanza (en las europeas de mayo de 2019 subieron hasta el 11,3%) y a que los laboristas frenen la caída que llevan desde que en 2011 aceptaron entrar en el Gobierno de centro-derecha y aplicaron los recortes que conllevó el rescate europeo.