Los laboristas exponen la debilidad de Johnson en la votación de las nuevas restricciones del Covid


El primer ministro consigue aprobar su plan con el voto en contra de 55 diputados del ala dura del Partido Conservador
Keir Starmer, el líder laborista, le salva al pedir a los suyos que se abstengan y por primera vez no apoya una decisión del gobierno relacionada con la pandemia
El nuevo sistema de tres niveles que sustituye al confinamiento entra en vigor este miércoles y deja a la mayoría de la población bajo fuertes limitaciones
Boris Johnson consiguió aprobar este martes su plan de Covid en el parlamento británico por 291 a 78 votos (de un total de 650 diputados), pero sufrió una importante revuelta de 55 diputados rebeldes de su partido que votaron en contra. Por primera vez los laboristas de Keir Starmer, que tienen 200 diputados, decidieron no apoyar al gobierno en una votación relacionada con la pandemia. Por un lado, le salvaron y, por otro, evidenciaron las tensiones internas y su debilidad. Antes se había producido revueltas menores pero habían pasado desapercibidas porque los laboristas habían votado a favor del gobierno. Esta vez no fue así y Johnson quedó expuesto.
Además de los rebeldes ‘tories’, también votaron en contra 15 laboristas, 8 unionistas norirlandeses y dos independientes, entre los que se encontraba Jeremy Corbyn, apartado por el Partido Laborista. De esta forma se aprueba el sistema de tres niveles que sustituye al confinamiento y que es efectivo a partir de este miércoles.
Este sistema dejará a 55 millones de personas, el 99 por ciento de la población, en los dos niveles más altos con unas restricciones muy parecidas a las que había durante el confinamiento. El 59 por ciento del país, incluidos Londres y Liverpool, han quedado en el nivel dos, que prohíbe mezclarse inquilinos de casas distintas y obliga al cierre de bares y pubs. Y el 40 por ciento del país queda en el nivel tres, que solo permite la reunión de seis personas en lugares públicos como parques y solo autoriza la venta de comida para llevar. Manchester, Blackburn y la mayoría de ciudades del norte de Inglaterra y buena parte del centro quedan en este nivel.
“Este no es un retorno a la normalidad. Me encantaría que fuera así, pero no lo es. Pero está un poco más cerca de la normalidad de lo que estamos con las actuales restricciones”, dijo Johnson. Y añadió: “Lo que no podemos hacer es dejar todas las restricciones de golpe o movernos demasiado rápido de tal manera que el virus se vuelva a esparcir de nuevo. Esa sería la forma más segura de poner en riesgo el Servicio Nacional de Salud y de forzar un nuevo confinamiento a partir de Año Nuevo”.
Este mensaje de Johnson iba dirigido a los rebeldes de su partido, con los que ha estado negociando todo el fin de semana hasta el último momento antes de la votación. El primer ministro hizo concesiones importantes como prometer que dentro de dos semanas revisará e intentará bajar un nivel a las zonas con más restricciones. También se comprometió a votar a finales de enero una cláusula que permita abolir, si se aprueba en el parlamento, el sistema de niveles el tres de febrero, dos meses antes de lo previsto.
Un grupo cada vez más influyente
Detrás de esta rebelión está el Grupo de Recuperación del Covid (CRG, por sus siglas en inglés), que quiere que se rebajen las medidas contra el virus para revitalizar la economía del Covid. Este grupo fue creado hace unos meses para intentar influir en el gobierno y tomó como referencia el Grupo de Investigación Europeo, que forzó la dimisión de Theresa May y el Brexit. Tiene entre 70 y cien miembros e integran el ala dura del partido. Muchos de ellos proceden de ese grupo. Johnson los conoce muy bien porque muchos de ellos son brexiteros radicales que le ayudaron a llegar al poder.
Johnson les envió también una carta expresándoles que lo peor había quedado atrás, que enseguida iban a poder vacunar a la gente y podrían suavizar las restricciones. Éstos le exigieron un informe económico y otro médico que probaran el beneficio de sus medidas. Los informes que les presentó no les convencieron. La realidad es que durante el confinamiento los contagios únicamente se han reducido un tercio. En las últimas veinticuatro horas ha habido 13.430 nuevos positivos y han fallecido 603 personas más por el virus, elevando el total de muertos a 59.051.
Johnson se reunió este martes con los dos líderes del grupo, Steve Baker y Mark Harper, a través de Zoom, en un último intento de convencerles. Y habló uno por uno con todos los rebeldes. Pero finalmente solo consiguió la abstención de unos pocos. “Esta vez di un paso atrás para ayudar al gobierno a presentar su caso porque es muy importante —dijo Mark Harper, el vicepresidente del grupo, uno de los que se abstuvieron, en declaraciones a ‘The Guardian’—. Pero la próxima vez, si hay más restricciones, pondré todo mi empeño y coraje para organizar la oposición y conseguir el máximo número de votos para bloquearlo”.
Juegos políticos
Laboristas y nacionalistas escoceses, que entre los dos suman 247 diputados, también decidieron abstenerse. Era la primera vez que no daban apoyo al gobierno en las medidas contra el coronavirus. El motivo es que consideran que el gobierno no da suficientes ayudas a los negocios, especialmente al sector de la restauración, que es el más afectado por las restricciones. En un intento de atraerlos Johnson anunció que daría 1.100 euros para compensar a todos aquellos pubs que no pueden abrir porque solo sirven bebidas alcohólicas. En el nivel dos solo se permite vender alcohol a los pubs que tienen cocina para acompañar la comida y, en el tres, solo se autoriza la venta de comida para llevar.
Si hubieran votado en bloque en contra, Johnson no habría aprobado su plan por culpa de la rebelión interna. El líder laborista, Keir Starmer, dijo que habían decido abstenerse y no votar en contra “por interés nacional”, por considerar que había algunas medidas básicas que debían implementarse para controlar la pandemia. Un portavoz de Downing Street le reprobó a Starmer que se dedicara a hacer “juegos políticos” en medio de la pandemia. “Debemos proceder con precisión y con proporción —le espetó Starmer a Johnson en el parlamento durante el debate del plan—. Pero en vez de hablar con la gente, el primer ministro se ha pasado todo el fin de semana hablando con sus diputados y diciéndoles que con este plan irá aflojando las restricciones”. Y le recriminó que quisiera rebajar un nivel a todas las zonas perjudicadas dentro de quince días.