Chile: cómo una protesta por la subida del metro desemboca en una nueva Constitución


La ira en las calles se desató por la subida de la tarifa del metro
El estallido social pone en la encrucijada al presidente Piñera
Hace tan solo un mes hubiera sido impensable. Pero, ahora, en pleno estallido social, el gobierno chileno y la oposición han llegado a un histórico acuerdo para cambiar la Constitución heredada del régimen militar de Augusto Pinochet. ¿Qué ha ocurrido para llegar a este punto?
Todo comenzó con una subida del billete de metro en cuatro céntimos de dolar el pasado 18 de octubre. La medida provocó la ira en la calle: protestas virulentas, saqueos e incendios. Tan solo un día después, el mandatario, Sebastián Piñera, dio un paso atrás y retiró la controvertida iniciativa. Pero eso no apagó las protestas. Ese malestar era solo la punta del iceberg.
La rabia en ese país -ejemplo de estabilidad política y económica- sorprendió al mundo. Y la violencia, con más de una veintena de muertos, obligó a trasladar la cumbre del clima (del 2 al 13 de diciembre) de Santiago de Chile a Madrid.
La llama seguía inflamándose; crecía un movimiento liderado por jóvenes pero cada vez más transversal. Pedían transformaciones más profundas. Surgieron nuevas demandas: educación gratuita y de calidad, mejora de las pensiones, subida de salarios, programas contra la desigualdad... y, sí, una nueva Constitución.
La Constitución, convertida en 'bestseller'
¿Por qué se rechaza el actual texto constitucional? Porque se redactó en 1980, durante la dictadura de Augusto Pinochet (que gobernó el país entre el 11 de septiembre de 1973 y el 11 de marzo de 1990). Aunque se han introducido cambios sustanciales (en 1989 y 2005), hereda del régimen militar un Estado subsidiario, que deja servicios básicos (salud, educación, agua o luz) en manos privadas.
El debate es tal que la Carta Magna se ha convertido en un éxito de ventas. Todo el mundo desea debatir y opinar.
Finalmente, el presidente conservador ha aceptado, tras pactar con la oposición, una hoja de ruta para sacar adelante una nueva Constitución. En abril de 2020 habrá un referéndum.
Esa era una de las demandas de los manifestantes; pero, de momento, el acuerdo no frena la violencia. Hay ataques contra edificios públicos, iglesias, centros comerciales, hoteles... Por otro lado, los manifestantes denuncian la represión policial.
Una situación fuera de control que mantiene en la encrucijada al Gobierno chileno.