Elecciones en Argentina: 'Los Fernández' y la resurrección de Cristina

La pareja que ha logrado la presidencia de Argentina ha tenido que enterrar sus rencillas
Les llaman Los Fernández y forman el dúo más famoso de Argentina. Ella es Cristina (Fernández de Kircher) y él, Alberto (Fernández). Él es candidato a la presidencia del país; ella, a la vicepresidencia. Se han presentado a las elecciones con una coalición peronista-kirchnerista: El Frente de Todo. Y forman un dúo ganador.
También, hasta hace cuatro meses, inesperado. La expresidenta argentina sorprendió a propios y extraños nombrando a Alberto Fernández cabeza de la formación en la carrera por el poder.
Viejos enemigos
Para llegar hasta aquí, los dos han tenido que dejar atrás viejas rencillas. Cuando ella asumió la presidencia en 2007 (en sustitución de su marido, Néstor Kirchner), él renuncio -pocos meses después- como jefe de su Gabinete. Siempre alabó al marido (fallecido en 2010), pero no ahorró los dardos contra su actual socia política. La acusó “de tirar por la borda” el legado de su esposo. E, incluso, de encubrir a Irán en la investigación sobre el atentado contra la mutua judía AMIA en Buenos Aires (en 1995). Tras el anuncio de su alianza, las redes sociales se llenaron de memes que recordaban esas críticas.
"Un día me llamó Cristina y me dijo: ahora es tu turno", cuenta el candidato a la presidencia
Ahora, los dos socios han enterrado el hacha de guerra. No hay mejor argamasa que la expectativa de poder. “Un día me llamó Cristina y me dijo: ahora es tu turno”, ha zanjado él. “Alberto fue el jefe de Gabinete del proyecto político que devolvió la dignidad a los argentinos”, ha dicho ella (reconociendo el papel clave del candidato en el ascenso, en 2003, del kichnerismo).
¿Un candidato títere o con rumbo propio?
Alberto Fernández tiene un gran recorrido político. Pero es a los 60 años cuando este abogado, profesor de Derecho Penal en la Universidad de Buenos Aires e hincha de Argentinos Juniors se lanza a la primera línea y recorre platós concediendo entrevistas y tocando su guitarra.
Fue Cristina quien eligió a Alberto como candidato a la presidencia y no al revés. Algo inusual. Por eso, la pregunta es inevitable. ¿Quién gobernará? ¿Él o ella? “El presidente voy a ser yo”, suele repetir molesto el candidato, al que muchos reconocen haber conseguido reunir bajo un mismo paraguas a distintas familias del peronismo. Y lo ha hecho pregonando centrismo e intentando mantener distancias con el populismo que se le ha criticado a su actual socia.
"Un liderazgo como el de Cristina no es para ser segunda de nadie; aunque, en este caso, es más posible que cooperen, tomando en cuenta el liderazgo centrista de Alberto", dice la politóloga argentina Flavia Freidenberg, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Además, explica, "en Argentina el vicepresidente es presidente del Senado, así que Cristina puede llegar a ser una figura muy importante en la fuerza política del Gobierno en la Cámara de Senadores".
El domingo los argentinos tenemos una oportunidad histórica. La oportunidad de dejar atrás nuestros desencuentros y abrazarnos para construir el país que soñamos y nos merecemos.
— Alberto Fernández (@alferdez) 25 de octubre de 2019
Vamos a poner a la Argentina de pie. Y lo vamos a hacer entre todos.#YoVotoPorTodos pic.twitter.com/oo5s4Aaw8R
El kichnerismo lucha por el poder cuatro años después de su derrota a manos del conservador Mauricio Macri. El antiguo alcalde de Buenos Aires y expresidente del club de fútbol Boca Juniors ha desbordado hiperactividad en su campaña, intentando reducir distancias con su rival. “Sí, se puede” ha sido su eslogan para intentar la remontada en un escenario de crisis económica que le pasa factura; con una pobreza del 35,4% (el más alto desde la crisis de 2001) y una inflación del 53,5% en el último año (según datos del Instituto Nacional de Estadística).
Cristina, quien afronta varias causas judiciales por presunta corrupción durante su Gobierno, parece preparada para el regreso. Lo hace con sus recientes memorias (Sinceramente se titulan, en alusión a su habitual coletilla) convertidas en superventas y dispuesta a burlar a quienes la calificaron, antes de tiempo, de cadáver político.