Vehículos todoterreno y hasta Ferraris: los gustos de la boliburguesía en Venezuela

En medio del caos que vive la nación sudamericana proliferan concesionarios con vehículos importados a los que sólo tiene acceso el tres 3% de la población
Analistas habla de una Venezuela dual que ha surgido después de 21 años de revolución socialista en la que un reducido grupo se mueve en vehículos último modelo mientras el 80% de la población vive en pobreza extrema
“Ser rico es malo” fue una de las frases repetidas por el socialista Hugo Chávez a sus ministros y al pueblo que gobernó durante 13 años. De esta forma el líder del experimento conocido como socialismo del siglo XXI, que hundió a Venezuela en la peor crisis de su historia moderna, invitaba a los venezolanos a desprenderse de cualquier visión ostentosa de la vida como ordena el comunismo para lograr la “igualdad”.
Pero 21 años después, la corrupción chavista le ha costado a este país más de 400.000 millones de dólares, según cálculos de la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional electa en 2015 y actualmente Venezuela es una de las naciones más desiguales del mundo. Más del 90% de la población vive en la pobreza, de acuerdo con la encuesta de condiciones de vida (Encovi). Un estudio avalado por las tres universidades más importantes del país: La Central de Venezuela, Simón Bolívar y Católica Andrés Bello.
MÁS
En la nación de Simón Bolívar ha nacido una nueva clase social: La boliburguesía. Son los exponentes de aquello que una vez dijo Winston Churchill sobre el socialismo, “la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia y la prédica a la envidia; su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria”.
“Son los que tienen acceso a los negocios”, como dice un pensionista en el centro de Caracas. Los que disfrutan, junto a la clásica burguesía, de las bondades de la Venezuela dual, como explica el economista y profesor invitado de la universidad de Salamanca José Manuel Puente. “Los ricos que viven como jeques y los que soportan niveles de pobreza comparable con los más desfavorecidos de África”, afirma.
El negocio de los concesionarios
La mejor fotografía de esta realidad, o una de las más elocuentes, la ofrece Caracas, en las zonas más acomodas del este, como el Rosal y las Mercedes. En estas urbanizaciones el auge de los concesionarios privados de autos último modelo y de lujo importados, ganan más espacio y cada vez se muestran con más coches. Son atractivos y aunque provoca hacer fotografía y vídeos de los todoterreno japoneses, ocurre lo mismo que en las gasolineras del país: “Debes tener una autorización para grabar”, so pena de entenderte con un policía. “¿Para qué grabas?”, pregunta un guardia de seguridad al equipo de NIUS en uno de los concesionarios más grandes de El Rosal.
En Los Dos Caminos, otra zona acomodada del este de Caracas, Emmanuel, gerente de un concesionario, acepta explicar a NIUS el negocio de la venta de coches importados que mantiene intrigados a muchos. De entrada llama la atención los pocos vehículos alta gama exhibidos en el salón, pero Enmanuel explica que los más caros ya se los han llevado porque sus clientes prefieren los más costosos. Aclara que en su concesionario, como la mayoría en Caracas, trabajan con la modalidad de consignación. “No somos dueños de estos carros, nosotros se los vendemos a un tercero y ganamos un porcentaje”, dice a NIUS montado en una camioneta Toyota Tacoma ofertada en 36.000 dólares.

Se trata de vehículos, en su mayoría, importados desde Florida, Estados Unidos. Y, según Enmanuel, son buscados por “clientes exclusivos que necesitan camionetas para blindarlas”. Evita dar detalles de si se trata de funcionarios ligados al gobierno de Nicolás Maduro, aunque es un hecho público que los políticos chavistas son quienes más utilizan vehículos blindados. La más solicitada es la todoterreno japonesa 4Runner.
“Personas que tengan un poder adquisitivo un poco mayor, empresarios, personas que quizá están buscando un vehículo como lo es la Tacoma que es un vehículo todoterreno, que tiene un espacio de carga y son personas que probablemente tienen empresas fuera de Caracas y necesitan un vehículo todo terreno para poder moverse”, dice Enmanuel para explicar quiénes podrían ser los privilegiados en poder gastar miles de dólares, en un país que ha visto emigrar a casi 6 millones personas para escapar al hambre. Un éxodo sólo superado por la migración forzada que ha generado la guerra en Siria.
El origen y causas del auge
En 2019 una investigación del medio Armando.info revelaba que los autos importados por personas naturales desde Florida, Estados Unidos, había experimentado un salto con relación al 2018. El auge lo habría apuntalado la Resolución 013, del Ministerio de Industrias y Producción Nacional, publicada en Gaceta Oficial el 8 de abril de 2019. El documento faculta a las personas naturales a importar vehículos nuevos y usados “sin fines comerciales”.
“Vehículos automóviles de transporte de personas nuevos o usados de hasta cinco años contados a partir de su fabricación, de cualquier marca y modelo, debidamente homologados por la autoridad competente en materia de tránsito y transporte terrestre”, reza la letra A del artículo 1 de la Resolución.
La norma no aclara si se prohíbe que días o meses después a la importación, el propietario pueda vender su vehículo ya sea por cuenta propia o en cualquier concesionario de los que proliferan en Caracas. No obstante, la aplicación de esta norma, la cual rige el Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat), establece que una persona podrá importar un vehículo cada tres años.
Otras de las razones que explicaría el auge de los concesionarios es el crimen organizado. “Los concesionarios han tenido tanto auge es por el tema de la delincuencia, es más seguro comprarlo en un concesionario que hacerlo por fuera”, señala Enmanuel.
Foco de corrupción
“Los concesionarios hoy en día, no es como para que estén tan llenos de vehículos tan nuevos”, dice a NIUS un promotor de un concesionario que pide no revelar su identidad. “Vehículos del 2020 que tienen que pasar por un proceso de nacionalización ya tienen placas que no deberían de tenerlas y es obvio que eso pasa a ser lo que es la corrupción en el país”, señala.
Asegura que detrás de la importación de vehículos “legalmente autorizada” por el gobierno hay un entramado de lavado de dinero, pues “los colocan a la venta y gente de su mismo gremio (chavistas) después lo compran”.
El 8 de julio de 2020, la Oficina del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos informaba sobre la incautación de 81 vehículos, entre ellos varios de lujo, que ilegalmente pretendían ser enviados a Venezuela. La investigación vinculó al gobierno de Nicolás Maduro y especialmente al empresario chavista Raul Gorrin, quien tiene estatus de más buscado en la justicia estadounidense, por delitos de blanqueos de capitales y otras formas de corrupción.
La mercancía fue valorada en más de 3.2 millones de dólares, según publicó la agencia EFE. "Estos vehículos iban para Venezuela para beneficiar a personas que se están enriqueciendo por medio de la corrupción en el país", dijo un agente estatal, según recogió EFE.
La Venezuela dual
Pero no solo se trataría de vehículos importados desde Norteamérica. En enero pasado, las redes estallaron en Venezuela cuando se anunció que una empresa, en medio del caos económico que vive la nación suramericana, había abierto un concesionario de la marca Ferrari en las Mercedes.
En principio se le dio trato de noticia falsa, porque ciertamente aun no existía tal concesionario. No obstante, ahora es una realidad y, en dos o tres meses, la empresa Maranello Motorsport, planea abrir en la mencionada zona, un concesionario en el que se podrán adquirir vehículos nuevos y usados de la marca italiana. Incluso ya en la página web caracas.ferraridealers.com se pueden apreciar los modelos que ofrecería la empresa, lo cual no sorprendería a muchos caraqueños ya familiarizados con los derroches de los llamados enchufados o nuevos ricos.
A PETICIÓN | Aquí tienen otro vídeo como prueba que estamos en un Narco-estado y están lavando dinero del narcotráfico. Esto es en las Mercedes-Caracas en el restaurante “Arán cucine".Puros Ferraris y Lamborghini. Me puede ayudar a compartir este video. pic.twitter.com/XeW9CbcKqV
— Maihen (@MaihenH) 30 de diciembre de 2019
“Tienes esa sociedad dual que hace que en mi opinión, la realidad sea mucho más grotesca”, dice el economista José Manuel Puente a NIUS para explicar el fenómeno social y económico que él atribuye al fracaso de 21 años de revolución socialista.
“Sabemos que en unos meses se va abrir por primera vez, en muchos años, un agente autorizado de vehículos Ferrari, entonces piensa un país donde la gente, un ejército industrial de reserva, utilizando lenguaje marxista, desgarrando bolsas de basura para poder alimentarse de los desechos de la basura, pero a su misma vez consigues en Las Mercedes, un concesionario de Ferrari”, señala.
Las paradojas de un país que, según Puente, aún conserva a un grupo empresarial que, de manera lícita, todavía es capaz de generar una alta rentabilidad para presumir una vida ostentosa. No obstante, asegura que a la clase empresarial ahora se le han incorporado “esos nuevos ricos, esa boliburguesía, que es la élite vinculada al politburó de la revolución, al círculo de poder de la revolución, que ha hecho que una parte importante de esa élite empresarial se haya podrido desde el punto de vista ético y esté dispuesto a hacer cualquier tipo de negocio vinculado al gobierno para hacer dinero fácil”.
“Al final es una revolución socialista, que dice ser progresista, antiyanqui, antiamericana, pero que al final tiene un gran aprecio por la buena vida, por la dolce vita”, remata el también profesor invitado de la Universidad de Salamanca José Manuel Puente.
¿Y las sanciones?
Para Puente, el negocio de los concesionarios con vehículos importados desde Estados Unidos también contradice el argumento del gobierno de Nicolás Maduro, que atribuye la crisis humanitaria del país a las sanciones impuestas por la pasada Administración de Donald Trump y ratificadas por el actual presidente Joe Biden.
“Algo que debe estar muy claro es que la revolución quiere hacer pensar que la crisis venezolana es consecuencia de las sanciones. La crisis venezolana tiene 20 años y sobre todo la parte más aguda de la crisis venezolana comenzó en el año 2014”, dice Puente.

Para el catedrático, la crisis venezolana tiene su origen en el ciclo de colapso y de desastre macroeconómico, consecuencia de 21 años de errores sistemáticos en la política económica que resume en cinco líneas: controles de precio, controles de cambio, tasas de interés, inamovilidad laboral y la expropiaciones y nacionalizaciones de 300 empresas que después quebraron o no reportan ganancias.
Lo que dice la gente en la calle
Al oeste de la Caracas, en la avenida Fuerzas Armadas, apenas hay espacio para transitar libremente; la buhonería y el comercio informal ha tomado las calles en un intento por sobrevivir a la peor crisis económica en la historia moderna Venezuela. De este lado, el lujo adquiere un sentido ofensivo.
Aquí se trata de algo tan básico como alimentarse. Es el caso del ingeniero Enrique Martínez, a quien la crisis le arrebató su patrimonio. Asegura que ni en los mejores momentos de su carrera, en los que llegó a trabajar para varias empresas españolas, pudo tener acceso a los privilegios que hoy tienen los llamados boliburgueses.
“Los que tienen acceso aquí a los carros nuevos a muchos beneficios son los que están enchufados con el gobierno, esa es la realidad, dice a NIUS el ingeniero de 64 años Enrique Martínez mientras sostiene unos equipos electrónicos que le encargaron reparar por unos cinco dólares (mucho si compara con la pensión de menos de un dólar que mensualmente recibe). “Yo soy ingeniero electrónico y ando medido todo el tiempo en cuanto a la comida en cuanto a la salud, yo no tengo carro en la actualidad, vehículo para transportarme, ando en metro que eso es un desastre”, dice Martinez
Más arriba y en la misma avenida, Carlos, un pensionista dedicado la economía informal desde hace siete años, también cree que en la Venezuela de hoy día sólo pueden vivir tranquilos quienes están en el poder. “Los enchufados son los que tienen los grandes negocios, las grandes mafias que existen en este país. Nosotros los humildes tenemos que salir a la calle a ver qué podemos hacer, menos robar”, dice Carlos.