Farah Nabulsi, la británico-palestina nominada al Oscar: ¨Todo lo que siempre quisiste está al otro lado del miedo¨


Con The Present esta banquera reconvertida en realizadora ha entrado por la puerta grande en el mundo del cine
Tras ganar el BAFTA al mejor cortometraje, la cineasta acaba de quedarse a las puertas de conseguir un Oscar en su debut como directora novel
Charlar con Farah Nabulsi supone tal inyección de adrenalina que una sesión con ella sería la envidia del mejor asesor de liderazgo. Optimista irreductible, esta palestina nacida en Londres rebosa arrojo, valentía y determinación durante la hora de conversación con NIUS. La pandemia impone la distancia. No queda otra que hacer la entrevista por Zoom.
Nabulsi ya recogió este mes el premio de la Academia Británica de las Artes Cinematográficas al Mejor Cortometraje por su película ¨The Present¨, un filme de ficción ambientado en la Cisjordania ocupada por Israel y que retrata, en el personaje de un padre que sale a comprar con su hija, la denigración que sufren cientos de miles de palestinos obligados a cruzar cada día algún control militar israelí. ¨Es una monstruosidad que afecta a la dignidad humana y vulnera un derecho tan básico como es la libertad de movimiento¨, comienza la cineasta en el arranque de la charla.
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Criada y educada en Reino Unido, la realizadora se define como una ¨musulmana cien por cien árabe¨ y asegura sentirse una privilegiada por la educación que ella y sus hermanos recibieron de sus padres, ambos profesionales liberales emigrados a Londres. ¨Mi padre nos habló de lo que era el patriarcado y nos inculcó justo lo contrario¨, afirma la directora.
Cerca de la cuarentena, Nabulsi encontró en la cinematografía la mejor manera de expresar su frustración por la realidad en el terreno de sus ancestros y su afición la llevó a dejar una exitosa carrera como banquera de inversión para hacer del cine su nueva forma de vida. Con su trabajo persigue ¨generar una pequeña ola, que se sume a otras pequeñas olas y, juntas, formen un gran tsunami¨.
Pregunta: Usted debuta como directora y ya tiene en su haber un BAFTA y cerca ha estado de conseguir un Oscar. ¿Tenía esperanzas de hacerse con la estatuilla?
Respuesta: De haberlo logrado habría sido como poner la guinda en el pastel. ¡Me habría encantado!, pero me digo a mí misma que ya he ganado consiguiendo primero que mi película se clasificase y después que fuese nominada. Además, ¡está el BAFTA, que ha sido impresionante!, pero también la veintena de premios que ha conseguido The Present y el hecho de que pueda verse en todo el mundo a través de Netflix.
“For anyone who has seen this film… You would know why I dedicate this award to the people of Palestine.” @farah_nabulsi picks up the British Short Film BAFTA for The Present. @NetflixUK #EEBAFTAs pic.twitter.com/wSptGdDBD8
— BAFTA (@BAFTA) 10 de abril de 2021
P. En el cortometraje retrata la pérdida de la dignidad de un hombre ante los ojos de su hija cuando tiene que cruzar un control militar israelí. ¿Por qué escogió esa historia?
R. La inspiración llegó de mi experiencia de tantas veces en los controles militares y de los años que he viajado a Palestina. En una ocasión hice amistad con un hombre de Hebrón que vive a 100 metros de uno de los checkpoints (en zona H2, administrada por Israel). Cada jornada tenía que cruzarlo muchas veces.
Un día, estando a su lado, junto al acceso, que tiene esos tornos de metal de arriba a abajo, le pregunté: si necesita un sofá nuevo para su casa como cualquier persona, ¿qué hace? Él me miró y dijo: ¨si no cabe, no entra¨. ¨¿Y si necesita una herramienta, por ejemplo, un martillo, también tiene que pedir permiso?¨, añadí. Él, serio, respondió: ¨¿está de broma? Si intento pasar con eso posiblemente me interroguen y me pregunten si tengo intenciones de cometer actos violentos¨. Esa realidad me impactó. Ahí empezó todo.
P. Pero usted ya conocía esa realidad…
R. Sí, de niña pensé que sabía lo que era la ocupación israelí, el sistema de apartheid que hay allí, etc, pero todo cambió cuando hice mi primer viaje como adulta. Realmente me horrorizó lo que vi. Simplemente no había comparación con lo que estaba sucediendo en el terreno cuando vi la realidad con mis ojos.

P. Y lo que vio le dejó un poso…
R. ¡Sí!, después regresé a lo que comparativamente sería una vida de privilegios en Reino Unido, pero sentí el peso, la ansiedad de tratar con el entorno de Oriente Próximo, con todo el dolor, la injusticia…Todo eso se acumula. Estaba al borde de la depresión y sentí que tenía la necesidad de hacer algo más y contar esas historias humanas…
P. Fue la génesis de The Present…
R. Sin duda. Había escrito textos personales, digamos terapéuticos sobre lo que había visto y sentido sin intención de hacer películas, pero dos o tres años después, mientras los revisaba, regresó ese sentimiento de frustración constante por lo que estaba sucediendo allí y me dije ¿sabes qué? voy a convertir esto en películas.
P. Dicho así suena fácil, pero no tenía experiencia en el cine…
R. Así es, sin tener absolutamente ninguna educación cinematográfica y sin haber trabajado nunca en la industria. Siempre me gustó el cine y he tenido una imaginación visual y verbal muy, muy vivaz. Ya había escrito y producido los tres documentales. Diré que los obstáculos para producir una película fueron pocos, en mi opinión. Cualquiera puede decidir hacer una película, puedes levantar el teléfono y decir ¨voy a producir una película y va a suceder¨.
P. ¿Tenía equipo?
R. Lo contraté. Puse parte de mi dinero y empecé a hablar con amigos. Los tres cortos documentales anteriores fueron más experimentales, con poco presupuesto, diferentes a The Present. Para esta película puse más de mis fondos gracias a mis años en el mundo de los negocios. Quería contar la historia desde mi lado más personal, desde una perspectiva, digamos, egoísta. Rodar la película era la manera de expresarme. Por eso decidí saltar al agua y, una vez dentro, era nadar o hundirse. A veces ésa es la mejor manera de lograr hacer algo: siente el miedo, pero hazlo de todas maneras.
P. ¨Todo lo que siempre quisiste está al otro lado del miedo¨, ha dicho usted en alguna entrevista…
R. Exactamente. El miedo suele paralizar a la gente. Tienes que moverte antes de que te paralice. Por eso lo llaman ¨la parálisis del análisis¨. Si lo sobreanalizas todo una y otra vez y dejas que el miedo venza, no avanzas. A veces cuando sientes algo tienes que dejarlo ir y preguntarte si es lo que realmente quieres hacer. Si la respuesta es sí, entonces adelante, adelante…Eso es básicamente lo que hice. Si lo sobreanalizas todo una y otra vez, dejas que el miedo venza, no avanzas.

P. Sus palabras son como un libro de autoayuda…
R. ¡Claro! Es pura pasión. Además ayuda estar motivado por algo que es más grande que tú, algo que sientes apasionadamente. Ahí es cuando sacas la energía para luchar las batallas e ir una milla más allá.
P. En ese proceso, ¿cómo lidió con la frustración que le provocó la situación en el terreno? Muchos palestinos piensan que su causa está perdida…
R. Yo creo que las cosas sí están cambiando, especialmente si miras a Estados Unidos, Reino Unido, Europa. ¿Cuándo imaginó usted que algunos famosos hablasen claro sobre Palestina o rechazasen actuar en Israel, ya sea Lana del Rey, John Legend, Richard Gere o incluso Natalie Portman, que es una autodeclarada sionista progresista? ¿O intelectuales negándose a viajar para recoger un premio? ¿Cuándo vio usted a los medios utilizar abiertamente la palabra apartheid o incluso a un Secretario de Estado norteamericano como John Kerry mencionarla abiertamente? ¿Cuándo ha visto a un palestino en el Congreso norteamericano? El discurso está cambiando, pero estas cosas necesitan tiempo hasta que alcanzan un punto de inflexión. Así ocurren las transiciones, los cambios en la historia…
P. ¿Cree que esas transiciones pueden acortarse hoy por la irrupción de la tecnología?
R. Por supuesto. La tecnología ha supuesto una revolución de las comunicaciones al alcance de nuestra mano. Los antiguos guardianes de falsas narrativas ya no pueden mantenerlas frente al público debido a las redes sociales, al hecho de que hay una cámara en los teléfonos de la gente. Gracias a ellos un palestino hoy puede grabar cómo le echan de su casa y difundirlo.
P. Las imágenes se difunden, pero ¿llega el mensaje realmente?
R. La cuestión es si aquellos que abogan por la justicia y la igualdad, sean palestinos o no, van a decidir unirse en torno a una misma causa. Esa pelota está en nuestro tejado. Mi misión como contadora de historias, como comunicadora, es utilizar mis habilidades, mis bazas, para contribuir a cambiar esa realidad.
P. Esa realidad ya dura muchas décadas…
R. Una de las principales razones por las que se ha permitido esta injusticia durante tanto tiempo y a tal escala, incluso con el derecho internacional del lado de los palestinos, es porque hemos sido severamente deshumanizados ante el mundo. Ésa es una práctica habitual de cualquier colonialismo. Primero deshumanizar, mostrar al pueblo indígena como bárbaros y después pretender que nunca han existido. Es entonces cuando se llevan a cabo todas y cada una de las atrocidades que se cometen.
Los palestinos hemos sido severamente deshumanizados ante el mundo
Para mí puedes seguir hablando con hechos y cifras sobre Palestina, la injusticia, intentar sacudir a la gente. Pero ¿por qué no importa? ¿Por qué no les importa? Porque a menos que hables a los corazones de las personas ellas no accederán a tu mente por ti. Ahora sé por las reacciones que recibo en correos electrónicos o en mensajes, por la forma en que han premiado esta película, que si hablas al corazón de las personas éstas comienzan a comprender el dolor de otro. Es empatía. Tienes que encontrar medios inteligentes para involucrarles y contarles tus historias. Ésa es la clave y no creo que lo hayamos hecho suficientemente.
Si hablas al corazón de las personas comienzan a comprender el dolor del otro
P. La película se rodó en el principal control militar israelí que separa a Belén de Jerusalén, el conocido como 300. Un lugar que cruzan cada día miles de palestinos. Sin un permiso, ¿cómo pudo grabar allí?
R. No podía replicarlo con el presupuesto que tenía y la realidad daba por sí sola la autenticidad que buscaba. Esa monstruosidad tenía que estar en la película, así que no me quedó otra que rodar el real. Lo hicimos con un pequeño equipo y con cámaras que no son las habituales. La noche anterior al rodaje vi el control y entré en pánico porque las bombillas no funcionaban y rodábamos al día siguiente. Fue muy estresante, pero al final nos las arreglamos y pudimos rodar esa escena con toda su crueldad, tal como es, como un documental.
P. El equipo de rodaje ¿eran locales, internacionales?
R. Sí, excepto una persona que vino de Francia todo el equipo era palestino, algunos del 48 (hoy residentes en Israel), otros de Cisjordania. El guión lo coescribí con la directora palestina Hind Shoufani. La productora me puso en contacto con todas las personas que necesitaba para la película. Hay toda una comunidad de cine allí, aunque no tienen todo el trabajo que les gustaría.
P. Planes de futuro. ¿Qué está tramando ahora?
R. Estoy trabajando en mi primer largometraje. Durante la pandemia, cuando todos estábamos atrapados en nuestras casas, no pude viajar y acudir a algunos de los principales festivales de cine, pero a la vez me dio tiempo para desarrollar un nuevo proyecto y decidir que realmente iba a profundizar en lo que he empezado, el camino que he emprendido y me apasiona. Ya no hay marcha atrás.