2020: el año que la pandemia decidió el destino de Trump y los Estados Unidos


La situación actual del país en medio de una transición de poder aún no finalizada ni asimilada por el presidente saliente, cerrado al exterior y con una sociedad altamente polarizada, es un reflejo de lo que ha sido este año convulso.
Este 2020 que ya acaba ha estado marcado en Estados Unidos, al igual que en el resto del mundo, por el coronavirus. Pero en el país norteamericano la otra noticia no ha sido tanto la victoria de Biden en este año electoral sino la derrota de Trump, que ha visto ligado su destino al de la pandemia.
El mandatario saliente pasó de tener segura la reelección, con un estado óptimo de la economía estadounidense, a estar ingresado víctima de una enfermedad que desdeñó y minimizó desde un principio, ver sumido el país en una potente crisis económica y ser testigo de cómo el descontento de la ciudadanía inundaba las calles, conmocionada por la pérdida de los principios fundamentales de su democracia.
La crisis económica y sanitaria se fundió con los episodios de violencia policial que dieron lugar a masivas manifestaciones en defensa de los derechos civiles como no se veían desde la época de Martin Luther King. Afroamericanos, hispanos y blancos pobres, en muchos casos armados, se echaron a las calles a reclamar la esencia de lo que ellos consideran perdido -por diferentes razones en cada caso- en su país.
El sueño americano
A todo ello, como otro elemento perturbador, se unió el poderío de la superpotencia china, a la que Trump llegó a acusar de haber fabricado el virus, como publicaba hace meses Los Angeles Times. La amenaza sanitaria se veía acrecentada por el temor a la pérdida geoestratégica, económica y política de la hegemonía estadounidense.
También hay que tener en cuenta los enormes cambios demográficos que ha estado experimentando del país y que auguran que en 2050 la población hispana doblará a la actual, llegando a los 106 millones de personas, según desvela Pew Research. Ello ha dado lugar a una merma de la identidad cultural de muchos estadounidenses que, ligada a un más que posible cambio en el liderazgo internacional en los próximos años y la incertidumbre provocada por la aparición de la pandemia, ha hecho añicos el sueño americano.
Evolución del virus y Trump
Todo comenzó en enero, cuando se identificaron los primeros casos del virus en los Estados Unidos, en los suburbios de Seattle. Desde ese momento Donald Trump minimizaba la situación llegando a declarar, en marzo, que la pandemia sólo era una gripe.
So last year 37,000 Americans died from the common Flu. It averages between 27,000 and 70,000 per year. Nothing is shut down, life & the economy go on. At this moment there are 546 confirmed cases of CoronaVirus, with 22 deaths. Think about that!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) March 9, 2020
En primavera ambas costas del país sufrieron brotes severos y empezaron a tomarse medidas en algunos estados, según los casos se multiplicaban y el número de las personas afectadas se contaba por millones. En Nueva York, a día de hoy, uno de cada 345 residentes de Nueva York ha muerto (según datos de The New York Times) y en zonas del Medio Oeste, donde las ciudades no son tan grandes, también se están alcanzando cifras record de fallecidos.
La actitud de Trump, que se contagió de COVID (incluso tuvo que ser hospitalizado), al igual que algunos miembros de su familia y una parte importante de su personal de la Casa Blanca, fue siempre de menosprecio al “virus chino”, lo que le ha valido el rechazo de una parte importante de la población que ha acabado dándole la espalda en las recientes elecciones.
Perspectivas económicas del país
Las proyecciones para el país, al igual que para el resto del planeta, no son muy halagüeñas. Aunque las campañas de vacunación ya han comenzado en numerosos países, la situación sanitaria y económica están sufriendo un descalabro y los meses venideros van a ser aún muy complicados.
Como señaló en una entrevista a la CNN recientemente Bill Gates, cofundador de Microsoft, “lamentablemente los próximos cuatro a seis meses podrían ser los peores de la pandemia y el pronóstico del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud indica que habrá otras 200.000 muertes”. Estas podrían unirse a las más de 335.000 personas que ya han fallecido en Estados Unidos y sus 20.000.000 de afectados, según fuentes oficiales.
Adiós a un año nefasto
La situación actual del país en medio de una transición de poder aún no finalizada ni asimilada por el presidente saliente, cerrado al exterior, y con una sociedad altamente polarizada, es un reflejo de lo que ha sido este año convulso. El 2020 se acaba con la esperanza de la vacuna contra el covid entre altas cifras de fallecidos y la llegada de una nueva administración política que sin embargo no es bienvenida por la mitad de la población.
Quizá el 2021 sea el comienzo de una nueva era en la que la desinformación no esté por encima de los hechos, la salud surja sobre la enfermedad y la economía se recupere. Aunque lo único que de momento parece posible, entre tanta incógnita, es que Trump dejará de estar presente en la vida estadounidense solo de forma progresiva y lenta, al igual que lo hará el virus entre la población. Algo que de momento aún parece lejano, casi tanto como el año que está por llegar.