Una pareja de ancianos ucranianos se resiste a abandonar su casa: "Vamos a morir aquí, no vamos a huir"

Las tropas rusas atacaron la pequeña ciudad de Kalinovka, cerca de Kiev, y hogar de Galina Shibka y Nikolay Petrovich desde hace más de 50 años
“No tenemos otro lugar para vivir. No hay calefacción, por lo que hace frío, y no sabes cuándo van a volver a golpear", dice el hombre
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Galina Shibka preparaba el té en su cocina cuando el sonido de las explosiones atravesó las ventanas de su casa en la pequeña ciudad ucraniana de Kalinovka, al suroeste de Kiev, donde vive junto a su esposo, Nikolay Petrovich. “Tenemos que escondernos”, fue lo primero que pensó.
Su preocupación ahora es que su ciudad sea el próximo objetivo de las tropas rusas a medida que avanzan hacia la ciudad de Brovary, para asegurar el asedio de Kiev.
“No hacemos nada más que orar a Dios. No le hicimos daño a nadie. Puedes ver cuántos íconos hay”, dice Galina, con los ojos llorosos, mientras muestra un pequeño altar en una de las habitaciones de su casa.
La pareja de ancianos vive en la misma casa, de aspecto pobre, desde la década de los 70. Ambos comparten hogar junto a un gato y varios conejos.
Nikolay Petrovich trata de arreglar las ventanas de su casa, después de que un proyectil al lado a primera hora de la mañana del pasado sábado: “Todo está roto. No queda nada".
“No tengo a dónde huir. No voy a dejar mi tierra. Como dijo mi vecino, 'vamos a morir aquí, en ningún otro lugar. No vamos a huir”, dice, mientras muestra los daños causados por el proyectil al otro lado de la calle.
En Kalinovka, la gente ha tapado sus ventanas para prepararse para los daños de la artillería rusa. “No tenemos lugar para vivir. No hay calefacción por lo que hace frío y no sabes cuándo va a volver a golpear. Nadie lo sabe”, dice Petrovich.