La toma ‘relámpago’ de Afganistán por los talibanes desata una huida caótica de Kabul

La caída del país en manos de los insurgentes se precipita tras la rápida toma de Jalalabad y Kabul
El personal diplomático occidental y cientos de afganos tratan de huir del país
El aeródromo, única salida del país, se convierte en un foco de tensión
En una operación 'relámpago', los insurgentes talibanes tomaron de forma incruenta este domingo la capital de Afganistán, Kabul, la última ciudad importante que les quedaba por recuperar tras una ofensiva relámpago tras la anunciada salida de las tropas internacionales que llevan 20 años en el país.
Los acontecimientos se precipitaron en las últimas horas, con la toma en manos de los talibanes de donde puntos estratégicos: la ciudad oriental de Jalalabad, punto de control de una de las principales carreteras hacia Afganistán sin salida al mar.; y el cercano puesto fronterizo de Torkham con Pakistán, dejando el aeropuerto de Kabul como la única salida de Afganistán que aún sigue en manos del gobierno.
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"Permitir el paso a los talibanes era la única forma de salvar vidas de civiles", dijo a Reuters un funcionario afgano de Jalalabad.
La toma de Kabul era cuestión de horas, y se precipitó con la excusa de evitar los saqueos de una población cada vez más nerviosa.
Ante la caída de la capital, el presidente Ashraf Ghani decidió abandonar el país y la mayoría de los embajadas evacuó a su personal al aeropuerto internacional de Kabul, adonde también llegaban cientos de afganos con la intención de huir de un país dominado de nuevo por los talibanes.
Situación en el aeropuerto de Kabul
"La situación de seguridad en Kabul está cambiando rápidamente, incluso en el aeropuerto. Hay informes de que el aeropuerto se incendió y se escucharon disparos; por lo tanto, estamos instruyendo a los ciudadanos estadounidenses que se refugien en el lugar", dijo una alerta de seguridad de la embajada estadounidense.
Cientos de afganos, algunos de ellos ministros del gobierno y empleados del gobierno y también otros civiles, incluidas muchas mujeres y niños, se agolparon en la terminal esperando desesperadamente los vuelos.
Muchas de las calles de Kabul estaban obstruidas por automóviles y personas que intentaban correr a casa o llegar al aeropuerto, dijeron los residentes.
"Algunas personas dejaron las llaves en el coche y empezaron a caminar hacia el aeropuerto", dijo un residente a Reuters. Otro dijo: "La gente se va a casa por miedo a pelear".
Evacuaciones
Las principales embajadas occidentales, incluida la española, han sido evacuadas a ese aeropuerto, con las cancillerías prometiendo que tanto sus nacionales como los afganos que han colaborado con ellos serían sacados del país. "No dejaremos a nadie atrás", dijo el ministerio de Asuntos Exteriores de España.
De hecho, durante todo el domingo ha sido constante el trasiego de helicópteros desde la legaciones diplomáticas, una situación que para algunos recordaba la evacuación estadounidense de Saigón, aunque el Gobierno de Joe Biden ha rechazado en todo momento ese paralelismo.
La madrugada del domingo, se vio a refugiados de provincias controladas por los talibanes descargando pertenencias de los taxis y las familias se encontraban frente a las puertas de la embajada, mientras que el centro de la ciudad estaba lleno de personas que se abastecían de suministros.
La transición política
Con la salida del presidente, una de las incógnitas es el proceso de transición. Por el momento, las fuerzas afganas locales, entrenadas durante años y equipadas por Estados Unidos, se han desvanecido, según fuentes locales.
Incluso el destino del propio presidente es incierto: un alto funcionario del Ministerio del Interior dijo que se había ido a Tayikistán, mientras que un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores dijo que su ubicación era desconocida y los talibanes dijeron que estaban verificando su paradero.
La toma de Kabul
Los talibanes llegaron a Kabul "de todos lados", según un alto funcionario del Ministerio del Interior, citado por Reuters. Hubo algunas informaciones sobre disparos esporádicos alrededor de la ciudad, pero en general la caída de Kabul parece haber sido incruenta.
Los insurgentes entraron en el palacio presidencial y lo controlaron, dijeron dos altos comandantes talibanes en Kabul, extremo que no confirmó el Gobierno.
El ministro del interior en funciones del gobierno, Abdul Sattar Mirzakawal, dijo que el poder se entregaría a una administración de transición.
"No habrá un ataque a la ciudad, se acuerda que habrá un traspaso pacífico", tuiteó.
Miedo a la represión
Muchos afganos temen que los talibanes vuelvan a las duras prácticas del pasado en su imposición de la sharía, o ley religiosa islámica. Durante su gobierno de 1996-2001, las mujeres no podían trabajar y se aplicaban castigos como lapidación, azotes y ahorcamiento.
Contra el retorno a esas prácticas advertía la Premio Nobel de la Paz Malala Yusufzai, que siendo niña sufrió un atentado de los talibanes en Pakistán.
Con todo, los militantes quieren proyectar un rostro más moderado, prometiendo respetar los derechos de las mujeres y proteger tanto a los extranjeros como a los afganos
"Le aseguramos a la gente, particularmente en la ciudad de Kabul, que sus propiedades, sus vidas están a salvo", dijo a la BBC el portavoz talibán Suhail Shaheen, quien dijo que se esperaba una transferencia de poder en unos días.
El papel de Estados Unidos
El presidente Joe Biden ha enfrentado crecientes críticas internas después de ceñirse a un plan, iniciado por su predecesor republicano Donald Trump, para poner fin a la misión militar de Estados Unidos en Afganistán antes del 31 de agosto.
"Una presencia estadounidense sin fin en medio del conflicto civil de otro país no era aceptable para mí", dijo Biden el sábado.
Sin embargo, nadie esperaba un desenlace tan rápido a favor de los talibanes. El propio presidente afirmaba hace poco más de un mes que la era altamente improbable que todo Afganistán cayera en manos de los insurgentes, a pesar de las informaciones en sentido contrario de sus servicios de inteligencia.