Las relaciones entre Estados Unidos y Reino Unido entran en territorio inexplorado


Johnson es consciente de las dificultades que va a encontrar al otro lado de Atlántico
Hacía mucho tiempo que las relaciones entre dos viejos aliados, como han sido históricamente el Reino Unido y Estados Unidos, no llegaban a un punto de inflexión como el actual. La falta de sintonía del recién presidente electo Joe Biden con el primer ministro británico Boris Johnson, las negociaciones del Brexit entre el Reino Unido y la Unión Europeas -consideradas un error para la administración demócrata- y la cercanía ahora rota entre Donald Trump y el mandatario inglés, abocan las relaciones bilaterales de ambos países al reencuentro en un clima de desconfianza.
El acuerdo comercial entre ambos países, tras la salida de Trump del poder y el alejamiento del Reino Unido de la Unión Europea, tendrá mayores consecuencias para los británicos que para los norteamericanos. Boris Johnson lo sabe y por ello fue uno de los primeros líderes europeos en felicitar a Biden por su victoria electoral. Pero serán necesarias algo más que buenas palabras para que las relaciones trasatlánticas entre ambos países sean manejadas desde Londres y no desde Bruselas, como podría ocurrir.
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Puntos en común
No obstante, entre ambas potencias aún existen puntos de acuerdo que explorar para alimentar el encuentro. Un ejemplo es el acuerdo internacional sobre el cambio climático, que en términos políticos será más fácil de desarrollar entre Johnson y Biden que con la administración republicana. Y tendrán tiempo para ello ya que el marco en el que tendrá lugar el debate -la Conferencia Internacional sobre el Clima, COP26- se ha pospuesto a noviembre de 2021 debido a la pandemia. El tiempo que queda hasta que llegue ese momento y la cercanía de las posiciones al respecto de ambos mandatarios, allanará un camino para futuros acuerdos incluso en otros temas.
Ese puede ser el caso también del gasto militar, del que el primer ministro británico ya se ha declarado partidario y que es posible que acerque a ambos países en acuerdos comerciales para la construcción de barcos de guerra, entre otros. Biden, por su parte, necesitará reflotar la economía estadounidense tras las consecuencias económicas que ha dejado la pandemia y hacer negocio sobre todo con bienes de “producción nacional”, como adelantó en su programa electoral, lo que podría dar una oportunidad a ambos países.
Johnson, Obama y el Brexit
Aún así, el mandatario inglés es consciente de las dificultades que va a encontrar al otro lado de Atlántico. Ya durante la presidencia de Obama, siendo Biden vicepresidente, realizó unas polémicas declaraciones en las que manifestaba que el presidente norteamericano sentía aversión hacia el Reino Unido por sus orígenes “en parte kenianos”, como recogió The Guardian en 2016. Unas desafortunadas palabras que varios años después vienen acompañadas de ciertas acciones políticas no compartidas por la administración demócrata.
Una de ellas es la insistencia de Johnson por aprobar una ley que permitiría al Reino Unido abandonar el Brexit sin acuerdo con la Unión Europea (UE), que podría llevar incorporado el establecimiento de una futura frontera con Irlanda (que forma parte de la UE) e incluso con Irlanda del Norte, a pesar de que pertenece a Reino Unido. En este sentido Biden, que tiene orígenes irlandeses, ya se manifestó en contra en repetidas ocasiones. “No podemos permitir que el Brexit dañe el Acuerdo del Viernes Santo que trajo la paz a Irlanda del Norte”, dijo el pasado mes de septiembre.
We can’t allow the Good Friday Agreement that brought peace to Northern Ireland to become a casualty of Brexit.
— Joe Biden (@JoeBiden) 16 de septiembre de 2020
Any trade deal between the U.S. and U.K. must be contingent upon respect for the Agreement and preventing the return of a hard border. Period. https://t.co/Ecu9jPrcHL
Una relación complicada
Tampoco el presidente electo estadounidense ha escatimado elogios hacia el primer ministro británico. En diciembre de 2019 le describió como “clon físico y emocional” de Donald Trump y más recientemente avisó de que el Reino Unido se alejaría de un acuerdo comercial con Estados Unidos si se consumaba el Brexit en los duros términos por los que Johnson abogaba.
Ahora que está a punto de llegar a la Casa Blanca y que ya ha formado un equipo económico con la nominación oficial de la expresidenta de la Reserva Federal, Janet Bellen, a la cabeza, es momento de establecer prioridades de trabajo aunque no parece que estas pasen por el Reino Unido. “No voy a firmar un acuerdo comercial con nadie hasta que no hayamos hecho grandes inversiones en casa, en nuestros trabajadores y en la educación”, dijo Biden recientemente al New York Times dejando claras sus primeras líneas de acción.
Y es que todo apunta a que no parece que Biden vaya a establecer una relación con Johnson como la como la que mantuvieron, en su momento, Margaret Thatcher y Ronald Reagan o George W.Bush y Tony Blair. Aún así, habrá que esperar a que los demócratas lleguen al poder para ver cómo se desarrollan los futuros acuerdos y ver si este será el principio del cambio de las próximas relaciones comerciales de Estados Unidos con el resto del mundo. Unas relaciones que serían más multilaterales que las anteriores y focalizadas en el establecimiento de un puente con Bruselas en lugar de con Londres, algo que podría hacer mucho daño, sobre todo, a la economía británica.