La ultraderecha alemana rompe el cordón sanitario

Los conservadores de la CDU de Angela Merkel y los liberales del FPD pactan con los ultras de AfD
El pacto coloca a un liberal en la presidencia de Turingia
Los apestados ya lo son un poco menos. Thomas Kemmerich, líder de los liberales del FPD en Turingia, será el nuevo presidente de este lander alemán después de un pacto de su partido con los conservadores de la CDU de Angela Merkel y la ultraderecha de AfD. El acuerdo supone la ruptura del ‘cordón sanitario’ que habían respetado hasta ahora todas las fuerzas políticas y por el cual nadie pactaba con la ultraderecha y todos negociaban las coaliciones que hicieran falta con tal de impedir que los ultras accedieran al poder.
Turingia tuvo hasta ahora en la presidencia de Gobierno regional al poscomunista de Die Linke Bodo Ramelow. A pesar de ser la primera fuerza con el 31% de los votos en las últimas regionales, Ramelow no tenía el apoyo de 46 diputados, el límite de la mayoría absoluta en un parlamento de 90 escaños.
Liberales y conservadores decidieron a ultimísima hora que, por primera vez en la historia de la Alemania de posguerra, les venía mejor un pacto con la ultraderecha que permitir que el poscomunista Ramelow siguiera en el poder. AfD había salido de las últimas regionales en segunda posición con el 23,4% de los votos. La CDU se quedó con el 21,8%.
Este miércoles se produjo la investidura. En un primer voto en el que se necesitaba mayoría absoluta, Ramelow obtuvo el apoyo de 43 de 90 diputados, los que suman su partido, los socialdemócratas y los verdes. A tres de la mayoría absoluta. Christoph Kinderwater, candidato de AfD, se quedó en 25 votos, así que sumó tres a los 22 que tiene su partido en la cámara regional. Hubo 22 abstenciones en un sistema que permite el voto secreto.
Pacto de las derechas
En segunda vuelta, tras un pacto forjado en minutos, los conservadores y los liberales aceptaron romper el cordón sanitario a cambio de que la ultraderecha apoyara a Kemmerich, líder de los liberales. El pacto de conservadores y liberales con la ultraderecha fue una sorpresa. Todos los medios alemanes esperaban que en la segunda votación –en la que bastaba mayoría simple- Ramelow fuera investido porque ningún otro candidato alcanzaría tantos apoyos como él.
En esa segunda votación, mientras Ramelow recibió 44 votos, Kemmerich se hizo con 45 de forma sorpresiva porque fue apoyado, como estaba previsto, por los conservadores y, sorpresivamente, por los 22 diputados de ultraderecha. A pesar del evidente pacto, que la prensa alemana destaca este miércoles con reacciones de asombro, el conservador Mike Mohring dijo que su partido “no es responsable del sentido de la votación de otros partidos”.
Crisis interna de la CDU de Merkel
Mohring ponía así la venda antes de la herida, porque el apoyo de los conservadores puede provocar una crisis interna en la CDU de Angela Merkel, quien se ha manifestado en varias ocasiones contra los pactos con la ultraderecha. En su último congreso, la CDU prohibió explícitamente cualquier tipo de cooperación con AfD.
La CDU de Turingia no sigue a Merkel. 17 de sus dirigentes pidieron por carta en noviembre a la jefa del Gobierno alemán que entendiera que su partido debía “abrir discusiones” con los ultras. Su argumento es que “no es concebible, en una sociedad libre, no hablar con una cuarta parte del electorado”.
Turingia tiene una de las ramas más ultras de AfD. Su líder regional, Björn Höcke, es uno de sus dirigentes más radicales y xenófobos. Annegret Kramp-Karrenbauer (AKK), futura sucesora de Angela Merkel en la presidencia de la CDU, recordó al día siguiente de las elecciones en Turingia que el partido “excluye toda coalición o forma similar de cooperación con Die Linke y AfD”. Las críticas llegaron entonces incluso del Consejo Central de Judíos de Alemania. Su presidente Josef Schuster dijo que los dirigentes conservadores que pactan con la ultraderecha “contribuyen a hacer de AfD un partido frecuentable”.
El partido ultraderechista AfD nació como una formación contraria a los rescates financieros a Grecia, Irlanda, Portugal y Chipre. La crisis migratoria de finales de 2015 y principios de 2016 le hizo girar hasta pasar de euroescéptico a abiertamente ultraderechista y xenófobo. Ya ronda el 15% en los sondeos nacionales y en algunos lander, como Turingia y Sajonia, superó el 25%.