Preservar las trincheras de la Guerra Civil para no olvidarla

Miguel Cuesta, autor de una guía sobre los restos de la batalla del Jarama, denuncia la desaparición de los escenarios del conflicto
Santos Cortés, un veterano de la gran batalla, pide que se mantengan esas construcciones para que nadie olvide la guerra fraticida
Gregorio Salcedo creó en Morata de Tajuña y sin apenas ayuda uno de los pocos museos que existen sobre la Guerra Civil
Miguel Cuesta es autor de Rutas de la guerra civil española (Ed. Anaya Touring). Con él recorremos las trincheras y refugios en las que combatieron soldados como Santos Cortés, al que visitamos en su casa de Madrid. Mientras uno nos muestra los escenarios de la guerra (ha recorrido 200 frentes), el veterano de 102 años nos cuenta como se vivía allí.
Miguel crítica que "salvo excepciones, las trincheras y refugios de los campos de batalla están en un lamentable estado, siendo como fue uno de los episodios más importante de nuestra historia".
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En el valle del Jarama, siguen en pie los mismos olivos que sirvieron de parapeto a españoles matándose entre sí, o brigadistas que llegaron de multitud de países del mundo: estadounidenses, italianos, Irlandeses, alemanes hasta polacos. Todo parecía un ensayo de lo que vendría dos años después con la II Guerra Mundial.
Para que esto no se olvide Gregorio Salcedo creó el museo de la Batalla del Jarama, en Morata de Tajuña (Madrid). Tuvo problemas al principio. “Me denunciaron alguna vez porque se creían que tenía un arsenal -dice-, cuando lo que se guarda aquí son, como veis desde casquillos hasta latas de sardinas que se usaban como candiles, todo para ilustrar como se vivía en las trincheras”.
Quien sí le entendió fue un brigadista alemán Fritz Eikermeir y su hija Renate que le ofrecieron apoyo económico y es que también hubo alemanes que lucharon por la República. En el memorial ubicado en gran espacio cedido por el ayuntamiento podemos ver todo también cartas de las “madrinas”, desconocidas que escribían a los reclutas para levantarles el ánimo, a una colección de picos usados para cavar trincheras y túneles como a los que nos lleva Miguel Cuesta.
Santos Cortés, nuestro veterano de la guerra civil española, cumple en marzo 102 años. Su vida es de las que empieza rápido: a los 10 años, su madre le puso a trabajar de recadero, “entonces no había dinero para ir al colegio", recuerda. A los 15 años ya le movilizaron para combatir. Había comenzado la Guerra Civil.
Se incorporó a la 70 brigada mixta, IV batallón de ametralladoras. Su primera movilización fue para defender Madrid en el valle del Jarama, al Este de Madrid. El ejército sublevado pretendía rodear Madrid asediándola y cortando las comunicaciones con Valencia adonde había huido el gobierno republicano.
Aquí se da la primera batalla moderna del Ejército Español y posiblemente también la primera en Europa porque se dan en el mismo teatro de operaciones: la infantería, la artillería, los blindados y la aviación en un número que hasta entonces nunca se había dado.
Y cuyas huellas, poco a poco, se van deteriorando hasta su desaparición.