Llegan a España los restos mortales de las víctimas del Yak-42


Los restos óseos se componen de un fémur y 23 frascos
Habrá que extraer el ADN para cotejar los perfiles genéticos con los de las víctimas
El accidente se produjo el 26 de mayo de 2003, una de las peores tragedias del Ejército español
Pasadas las cinco de la tarde de este viernes llegaban a España los restos mortales de los 62 militares fallecidos en el Yak-42. La ministra de Defensa en funciones, Margarita Robles, los ha recibido en el aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid: un fémur y 23 tarros con restos óseos.
El agregado de Defensa de la Embajada de España en el país otomano, el coronel César Gutiérrez de la Cámara, ha sido el encargado de escoltar la valija. Robles ha estado acompañada por el jefe de Estado Mayor de la Defensa (Jemad),el general Fernando Alejandre; el secretario de Estado de Defensa, Ángel Olivares; y el embajador de Turquía en España, Cihad Erginay.
El Juzgado Central de Instrucción número 3 de la Audiencia Nacional, dirigido por la magistrada María Tardón, ha ordenado extraer el ADN de estos huesos para obtener los perfiles genéticos. Después serán cotejados con otras muestras de las víctimas, que se conservan en el Instituto Anatómico Forense de Madrid, a donde se ya han trasladado los restos.
El hallazgo de un fémur en un cementerio turco ha permitido reabrir la investigación. Fue exhumado el miércoles del cementerio de Maçka, cerca de donde se estrelló el Yákovlev Yak-42 -un avión comercial- el 26 de mayo de 2003. Todo apunta a que podría pertenecer a uno de los militares.
El siniestro desató una gran polémica, ya que los cuerpos fueron identificados en Turquía en muy poco tiempo y se produjeron grandes errores. Algunos cuerpos no fueron entregados a las familias correctamente, incluso llegaron a detectar restos mortales de distintas personas en un mismo féretro. Llegaron a abrirse seis procesos judiciales, cuatro en España y dos en Turquía.
Además, la aeronave nunca debió volar. Se encontraba en mal estado y el accidente se pudo evitar. No estaba pensado para el transporte de tropas a nivel internacional. Los soldados regresaban a España tras cuatro meses y medio de misión en Afganistán y Kirguistán.
El pasaje lo formaban 75 personas. Además de los 62 militares españoles, doce tripulantes ucranianos y un ciudadano bielorruso, que fallecieron en el acto cuando la aeronave se estrelló en Trabzon, en el monte Pilav, una de las peores tragedias del Ejército español.