Castilla y León entra en una campaña que examina a Sánchez y Casado


Las elecciones autonómicas se convierten un banco de pruebas para todas las formaciones políticas, mientras Ciudadanos se juega su propia supervivencia
La España Vaciada mide por primera vez su fuerza real en unos comicios
Temor a una fuerte desmovilización del electorado, y a unas futuras Cortes muy fragmentadas
Nunca unas elecciones autonómicas en Castilla y León habían levantado tanta expectación. La región más grande del país y una de las más vacías, se ha convertido en el banco de pruebas para todas las formaciones políticas a nivel nacional. Estos comicios inauguran un nuevo ciclo electoral. Andalucía será la siguiente en poner urnas, posiblemente en junio o antes, suenan tambores de adelanto en Valencia, y después llegarán las autonómicas y municipales, hasta llegar a las generales en noviembre de 2023 si el presidente Pedro Sánchez consigue agotar la legislatura.
El PP lucha contra la desmovilización
El Partido Popular de Pablo Casado ha elevado estas elecciones a categoría de meta volante en la que su candidato, Alfonso Fernández Mañueco, tiene que ganar el maillot amarillo, para que él pueda alcanzar el destino final de La Moncloa. En juego está el liderazgo de Casado y su proyecto. Los populares quieren que estos comicios sean un referéndum contra Pedro Sánchez, que tan buen resultado le dio a Isabel Díaz Ayuso en las autonómicas de Madrid, y certifiquen el cambio de ciclo. Pero Mañueco no es Ayuso, y todo el partido con Casado a la cabeza, se volcará en esta campaña que acaba de arrancar para arropar a su candidato.

La maquinaria de Génova ha llamado a rebato a todo el mundo, barones y los expresidentes Aznar y Rajoy incluidos. El primero protagonizará un mitin con Mañueco este sábado en Valladolid, Rajoy estará en León el día 10. El PP se presenta como “el partido del campo”, mientras Casado presume de los "orígenes rurales y humildes" de su familia. Multplicarán las fotos con vacas, ovejas y tractores, y exprimirán al máximo el regalo que les hizo el ministro Garzón con el lío de la carne. 34 años en el poder, parten como favoritos en todas las encuestas menos en el CIS, pero sufren un frenazo en los sondeos. Una fuerte abstención podría poner en peligro la “victoria suficiente” que necesitan para gobernar en solitario, así que la consigna es llamar a la movilización.
El PSOE cree que hay partido
El PSOE con Luis Tudanca al frente ganó las elecciones en Castilla y León en 2019. Tres años después el candidato sigue siendo el mismo, pero el escenario político ha cambiado. Tudanca tiene todas las encuestas en contra, salvo el CIS de Tezanos que ha salido en su auxilio para darle la victoria y un punto de ventaja sobre el PP. Los socialistas se aferran a este barómetro preelectoral, convencidos de que hay partido y que el escenario está muy abierto. La despoblación, la reindustrialización y los servicios públicos son las claves de su mensaje para intentar revertir los malos pronósticos. No ha ayudado las contradicciones en las que ha incurrido el Gobierno con el tema de la carne y las macrogranjas, y que han tensionado una vez más la coalición con Unidas Podemos.

El presidente Pedro Sánchez no entrará en campaña hasta este sábado con un acto en Zamora. En Ferraz no quieren repetir el error de las elecciones del 4M en Madrid, cuando Sánchez buscó el cuerpo a cuerpo con Ayuso y salió mal. Esta vez dosificará su presencia para evitar el desgaste, aunque sí estará, al menos, en el cierre de Valladolid, y en sendos actos en León con el expresidente Zapatero, y en Soria. Sus ministros y todo el PSOE se volcarán con Tudanca y ‘venderán’ las políticas del Gobierno.
Vox aspira a entrar en su primer Gobierno
Vox afronta la campaña electoral con la marca más fuerte que nunca, y eso a pesar de tener como cabeza de cartel al candidato más desconocido de los que se presentan a estos comicios. Juan García-Gallardo, 30 años, es un abogado burgalés colegiado en Madrid, y sin experiencia política, que se afilió al partido de Santiago Abascal hace apenas ocho meses. Su candidatura nació con polémica por unos tuits homófobos y machistas que fueron borrados de las redes sociales. García-Gallardo dijo después que estaban escritos “hace 10 años” y “sacados de contexto”.
#NavaDelRey #Valladolid
— Santiago Abascal 🇪🇸 (@Santi_ABASCAL) 26 de enero de 2022
A esta tierra la han maltratado por permanecer leal a España, y porque su campo, su industria y su futuro molestan a los que quieren imponer la agenda 2030 #CastillayLeon #Castilla #León #AgendaEspaña @juan_ggallardo pic.twitter.com/icM71fbz9H
Vox lo fía todo a la marca y al tirón de su líder, Santiago Abascal, que se echa de nuevo la campaña a las espaldas. No estará en su arranque, hoy en Burgos junto a la estatua del Cid porque le toca hacer de anfitrión de los líderes de la extrema derecha europea en Madrid. Abascal se ha calado la gorra a lo ‘Peaky Blinders’, y ha vuelto a subir al caballo para intentar forzar su entrada en el Gobierno de la Junta de Castilla y León. Ya ha avisado a Génova y a Mañueco de que sus votos no van a salir gratis. Bajo el lema “Siembra”, Vox se disputa con el PP el título de defensor del campo, de la caza, y de las tradiciones, y hasta de la España Vaciada.
Ciudadanos se juega su supervivencia y las "buenas sensaciones" de Podemos
Ciudadanos afronta estas elecciones a vida o muerte, porque se juega su propia supervivencia. Descabalgado por sorpresa del tercer gobierno autonómico con el PP, su candidato Francisco Igea promete que no hará presidente a Mañueco con sus votos. De 13 escaños que los naranjas consiguieron en 2019, sólo el CIS les da entre 2 y 5 procuradores. El resto de encuestas publicadas los coloca al borde de la desaparición. Aún así, Igea aspira a volver a ser clave en la formación del futuro Gobierno de la Junta. El candidato de Ciudadanos espera a jugar a su favor la carta del debate del lunes próximo, para echarse a la cara a Mañueco, a quien se la tiene jurada.
Una de las grandes incertidumbres de estas elecciones es cómo resistirá Unidas Podemos. Ahora mismo sólo sientan dos procuradores en las Cortes de Castilla y León, pero el exlíder de la formación morada, Pablo Iglesias, asegura que tiene “buenas sensaciones” después de haber accedido antes de tiempo a un CIS que les otorga entre 3 y 5 escaños. Su candidato Pablo Fernández concurre por tercera vez a la presidencia de la Junta. Portavoz nacional de Podemos, ha jugado a darle la vuelta al patinazo de Garzón con la carne para atraerse a los pequeños ganaderos. Pablo Iglesias, Irene Montero o Ione Belarra se implicarán en campaña, pero la vicepresidenta Yolanda Díaz, sigue sin confirmar su grado de implicación en estos comicios.
La España Vaciada mide su peso político a la espera de dar el salto nacional
Pero la gran incógnita a despejar es la fuerza política real de la España Vaciada. No han conseguido presentarse como una única plataforma a nivel regional, y sólo han presentado candidaturas en cinco de las nueve provincias de Castilla y León. De orígenes variopintos, le pueden fastidiar las cuentas al PSOE y a Ciudadanos. Sobre todo en Soria y León qué es donde les dan entre 2 -3 escaños en cada provincia. Novatos en la cosa electoral han tenido que hacer crowfounding para financiarse la campaña. Los vientos de la simpatía ciudadana soplan a su favor pero igual no son suficientes para colocarles en Valladolid. Han venido a hablar de lo suyo y a que de una vez se les escuche, mientras insisten en no son muleta de nadie.

Por primera vez en 40 años Castilla y León afronta unas elecciones exclusivamente autonómicas, y eso puede jugar en contra de la participación. El miedo a la pandemia, el frío de febrero, la eliminación de 300 mesas electorales de los pueblos más pequeños porque no hay municipales, y eso, que esta vez no eligen a su alcalde, puede provocar una fuerte desmovilización sobre todo en la Castilla y León más vacía y rural. Es el principal temor de los partidos políticos, sobre todo del PP, y puede conducir a unas Cortes muy fragmentadas, en las que al día siguiente del 13F, San Valentín, haya que apañar un nuevo matrimonio de conveniencia.